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El G20 pone deberes a los países miembro antes de la próxima cumbre de Seúl en noviembre

28/06/2010

VALENCIA (VP/EP). Los líderes del G20 regresaron a sus países procedentes de Toronto con una larga lista de tareas a realizar antes de la cumbre de Corea del Sur en noviembre próximo, cuando se les pedirá cuentas de los avances económicos logrados.

Tras semanas de desacuerdos sobre la conveniencia o no de retirar los estímulos y abrazar la austeridad fiscal, el G20 convino en que son posibles las dos metas, es decir, avanzar hacia la reducción de la deuda pública sin poner en peligro el crecimiento económico.

El comunicado emitido ayer al final de su reunión establece que los países desarrollados tendrán que reducir los déficit "al menos a la mitad" para el 2013, así como estabilizar o reducir el peso de la deuda para el 2016.

Algunos dirigentes, como la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se mostraron satisfechos de que la reunión reflejara las dos posturas, sin que se haya producido el "choque de los dos mundos".

Lo cierto es que el G20 ha marcado un difícil camino para la economía mundial que en los próximos cuatro meses tendrá que demostrar que es posible caminar como un malabarista y guardar el equilibrio entre ahorro público y crecimiento.

La verdad se sabrá en la próxima cumbre de Corea del Sur, que se celebrará en Seúl del 11 y 12 de noviembre. Allí, los responsables económicos del G20 tendrán que exponer las medidas que cada país ha adoptado para asegurar un crecimiento más equilibrado, y se adoptará un plan de acción global para el futuro.

Una buena parte del trabajo que queda ahora pendiente se refiere al sector financiero. Los países tienen que abordar en los próximos meses una profunda reforma del sistema bancario, para dotarlo de más transparencia, solidez y responsabilidad.

Si bien el G20 no exigirá a los países establecer un impuesto bancario para financiar futuros rescates, el grupo sí estableció en Toronto que la banca debía hacer una contribución "justa y sustancial" para que el coste de las intervenciones del Gobierno no recaiga, de nuevo, en los contribuyentes.

En esta materia, el G20 ha ordenado al Consejo de Estabilidad Financiera -el órgano que le asesora en estas materias- que le presente un informe en Seúl sobre qué se puede hacer para resolver los fallos sistémicos de la banca.

En Toronto, el G20 dio su pleno apoyo a las complicadas negociaciones que desarrolla el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, y que estudia cómo reformar el capital de los bancos, para que sean más sólidos.

El tema es complejo, pues la intención del Comité es que el ratio de solvencia de las entidades, es decir, la proporción entre su capital de más calidad y sus activos de más riesgo, se duplique. Actualmente es de apenas el 2 por ciento.

En cualquier caso, el G20 ha pedido al Comité de Basilea que las negociaciones estén concluidas para la cumbre de Seúl. Además de los países, las organizaciones internacionales también tienen tareas pendientes para los próximos meses.

El G20 ha solicitado que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC) presenten un informe en la próxima cumbre sobre los "beneficios de la liberalización del comercio sobre empleo y crecimiento".

El estado de la Ronda de Doha también es otro de los temas que se verán en Seúl. Los países del grupo se han comprometido a informar sobre el progreso realizado para terminar la ronda negociadora. Con respecto a la lucha contra la pobreza, el grupo se compromete a adoptar una agenda de desarrollo y planes de acción que serán elaboradas por el Grupo de Trabajo sobre el Desarrollo establecido en Toronto.

En la cita surcoreana, los países del G20 también tienen que informar sobre el progreso realizado en las contribuciones realizadas para cancelar la deuda de Haití con instituciones financieras internacionales.

El FMI debería llegar a Seúl con la reforma de la cuota finalizada, tal y como se acordó hace nueve meses en la cumbre de Pittsburgh (EEUU), precisamente la reunión donde el G20 salió coronado como el guardián de la economía global.

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