VALENCIA. La amplia mayoría conseguida por el Partido Popular refleja que sería insensato atribuir su éxito unicamente a la grave situación en la que se encuentra la economía. La forma de gobernar del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Rubalcaba ha recibido un severísimo correctivo del que debería tomar buena nota el partido ganador. Todo indica que junto al malestar por la situación económica se suma el rechazo a una forma de gobernar que no presentaba ninguna esperanza creíble para el futuro tanto individual como colectivo de la sociedad española.
Esto es especialmente relevante teniendo en cuenta la gravísima situación en la que se encuentran empresas y familias con dificultades financieras por la difícil situación de una parte del sistema bancario y la pasividad del Ministerio de Economía y del Banco de España ante el desmoronamiento de sector financiero nacional y el urgente saneamiento que necesita.
Y es especialmente relevante también cuando diversas comunidades autónomas, en especial la Comunidad Valenciana, están al borde de la suspensión de pagos. Una situación que las obliga no sólo a pagar unos intereses desorbitados por sus emisiones sino a competir con el sector privado en la captación de recursos en un ejemplo de manual del denominado efecto expulsión: el encarecimiento todavía mayor del crédito al sector privado. Un efecto que dificulta todavía más la recuperación.
Mariano Rajoy ha recibido un mandato claro, pues. Primero, para hacer su diagnóstico de la situación y, segundo, para proponer las medidas que nos permitan ver esa luz de la que ha hablado durante la campaña al final del túnel. "La responsabilidad" de la que hablaba anoche María Dolores de Cospedal debe imponerse sobre los sectores más ultraconservadores que todavía cobija el PP.
La gravedad de la crisis debiera pues imponer la prudencia sobre las ganas de llevar a la práctica los planteamientos de exclusión. Si algo parece claro en la sociedad española de 2011 es que no acepta la imposición ni permite que los ganadores de las elecciones consideren su victoria como un cheque en blanco. Los resultados en la Comunidad Valenciana marcada por el ajuste y la permisividad con los corruptos se contrapone con claridad con lo ocurrido en Cataluña o en Castilla la Mancha, comunidades también dominadas por la restricción del gasto.
La debacle del apoyo recibido por el PSOE muestra al mismo tiempo lo que los españoles no quieren de ninguna manera. No quieren más "ocurrencias", no quieren más promesas que no se cumplen, ni afirmaciones sin fundamento ni aficionados en el Gobierno nombrados simplemente por el capricho del presidente.
Y además no se creen ya el cuento del lobo, porque los que así lo anuncian carecen de autoridad para afirmar que lo que viene es peor que lo que ellos han contribuido decisivamente a crear. No quieren, en suma, una forma de gobernar que Rodríguez Zapatero y su equipo ha llevado a su forma más depurada con su escalofriante pasividad ante la burbuja inmobiliaria, el derroche de fondos públivos en actuaciones de probada ineficacia, los devaneos con el nacionalismon catalán, la falta de visión de la crisis que se avecinaba y un largo relato de actuaciones cuando menos desordenadas e inútiles.
Entramos en la era de Mariano Rajoy. Jamás en España un lider político ha recibido tanto respaldo popular en unas elecciones democráticas. El próximo presidente de España tendrá las manos libres para hacer lo cambios que la mayoría desea, con los sacrificios que ello represente. Ojalá no yerre en el camino a elegir. Ojalá en la etapa que ahora se abre, la sociedad española se reencuentre con el camino del bienestar y la solidaridad.
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.