VALENCIA. Seis copas de Europa, dos recopas, cuatro supercopas de Europa, diez ligas Asobal, siete copas del Rey, nueve supercopas de España, tres copas Asobal y once ligas catalanas de Balonmano. Es el palmarés de Iñaki Urdangarín con el FC Barcelona. Son los títulos del jugador más laureado de la historia de este deporte en España.
Y también, según algunos aficionados a dicha modalidad, los clavos en el ataúd del balonmano. Por la sencilla razón de que el hecho de que ganase siempre el Barça podía ser muy merecido, pero no había imperativo legal alguno que te obligara a tener que verlo. Si bien no se puede sostener tal afirmación sin tener en cuenta que esa gloriosa etapa de los catalanes se produjo en la gestación y nacimiento de la Liga de las Estrellas (del balompié) que por llevarse por delante ha dejado hasta al baloncesto tiritando.
El caso es que Urdangarín levantó todos esos títulos pero nunca te encontrabas su póster en bares que no fueran los de su pueblo, Zumárraga, gobernado actualmente por el Partido Socialista con una amplia mayoría, a fuer de resultar aún más extravagantes.
Esto se debía a que Urdangarín era un excelente jugador de equipo, pero no era especialmente brillante en otras facetas más espectaculares. Todo esto según la opinión más o menos general de los aficionados. Aunque para que el dato no se respalde con habladurías, le pegamos un telefonazo a Ernesto Riveira Baño, excolaborador de la Cope, Onda Cero y La Voz de Galicia, entre otros, que sentencia para ValenciaPlaza.com:
"Era un especialista en defensa. Estuvo señalado y dirigido para ser un figura desde que tenía 16 años. Yo le vi con esa edad en un partido de Objetivo 92 y desde el minuto uno estuvo en una defensa mixta cinco-uno todo el partido, todos los minutos en la cancha ¡con sólo 16 años! Además, era zurdo, que era la asignatura pendiente de la selección española. En ataque iba muy bien de lanzamiento exterior. Y también en el Barcelona, para estar en la zona central de la defensa, hay que ser muy inteligente, muy maduro, saberse el oficio, eso exigía muchísimo. Se estuvo fajando años con los mejores pivotes del mundo... Como jugador defensivo, no me cabe duda de que los de Urdangarín fueron los antebrazos más famosos del balonmano español".
Era alto, rubio y de ojos azules
Y a todo esto hay que añadir una cualidad mucho más importante y que marcó definitivamente su vida: era alto, rubio y de ojos azules..
Existen varias líneas de investigación en este asunto, que es de aguas pantanosas, pero en su día a la Infanta Cristina se le atribuyó un romance con Jesús Rollán, portero de la selección española de waterpolo que se suicidó arrojándose por el balcón de un balneario en el que se recuperaba de su adicción a las drogas y una terrible depresión. La versión oficial es que se le atribuyó el romance "erróneamente".
Sea como fuere, lo cierto es que la Infanta había tenido dos parejas conocidas hasta la fecha. Alvaro Bultó, piloto de motocross, rallies, superbikes, regatista de motos acuáticas... un Supermán, que en las playas de Baleares todavía marca abdominales esculpidos en el gimnasio con escuadra y cartabón a sus cincuenta y tantos años y que, en esencia, era alto, rubio y de ojos azules. Y el otro fue el patrón de vela Fernando León, al que los paparazzi cazaron alguna vez paseando a la Infanta por las calles de Palma y que, además de tener los dientes más blancos que el pelotazo de luz sobre la calva de Rubalcaba en el debate del otro día, efectivamente, era alto, rubio y de ojos azules.
Jesús Rollán no, el Eva Sannum del waterpolo era moreno y de rasgos ligeramente otomanos, si no es un atrevimiento señalarlo, de modo que no cuesta colegir que el malogrado deportista cometió otro error más en su vida en Sidney al presentarle a la Infanta a Urdangarín, alto, rubio y de ojos azules. Porque tal y como cuentan las crónicas, sintieron mariposas en la tripita en el acto.
El primer pelotazo con esta relación no lo quiso dar el deportista vasco. Fue cosa de los mandamases del balonmano. Se frotaron las manos esperando el que fue llamado ‘efecto Urdangarín', que llenaría las pistas de jóvenes aficionados a este deporte, pues atravesaba una merma de licencias sobrecogedora cada año. Y eso que era el deporte que más éxitos ha brindado a España. Su compañero Enric Masip decía en El País: "Cada llegada a un hotel significa un revuelo alrededor de Iñaki. Pero nos beneficia a todos".
La emoción de ver al Rey en las canchas de balonmano
El seleccionador nacional, Juan de Dios Román, fue más allá: "Me emociono cuando veo al Rey, a veces de forma no oficial, en las canchas de balonmano, eso nos ayuda muchísimo". Iñaki manifestó crecido que su suegro era "todo un entendido de este deporte" y que hablaban largo y tendido sobre tácticas (nos los imaginamos frente a la chimenea, con batín, mareando la copa de coñac).
Aunque lo mismo en esas conversaciones también se deslizaba alguna mención a Xabier Mikel Errekondo, amigo íntimo de Undargarin en la selección española, según El Mundo, y después y hasta hoy alcalde por ANV de Usúrbil, Guipuzcoa (ahora, tras la ilegalización, en Hamaikabat, formación nacida a partir de una escisión de EA). Vamos, que no condena el terrorismo ni aunque se ponga insufrible su mujer. Si la tiene.
Y sí, a Iñaki por lo visto se le subió lo de abanderar el balonmano y, según Leontxo García, de El País, empezó a regalar titulares contra el sacrosanto y bendito fútbol español, que si lo acapara todo, que si el exceso de fútbol es peligroso, y la Casa Real le tuvo que dar un toque serio para que se callase. Primer error.
Mira que no era difícil ejercer de yerno. La única competencia era la de Don Jaime de Marichalar, duque consorte como él, que no duque, y quedar bien estaba al alcance del mismísimo Paul Gascoine. El Duque de Lugo, un tipo al que se le ha visto por la Castellana subido en un patinete eléctrico con isquemía cerebral y pantalones estampados todo envuelto en fulares haciendo compras de forma compulsiva como Michael Jackson, es inimitable se ponga uno como se ponga.
Pero el balonmano se hundió. Cuando se retiró Urdangarin era el octavo deporte español en licencias detrás del fútbol, caza, baloncesto, golf, judo, pesca y tenis. En una década, Vizcaya o Álava, las mejores canteras, perdieron casi el 50% de las licencias. En todo el país, las fichas infantiles bajaron un 22%.
"Cuando acabe el master, buscaré un trabajo, por supuesto"
No obstante, todo esto al marido de la Infanta le importaba ya poco. Se acababa de retirar y había ahorrado unos dineros para hacer algún curso de algo y salir adelante en la vida. Concretamente, lo expresó así en El País: "Tengo una huchita hecha para este año, que hemos decidido únicamente estudiar. Y a partir de acabar el master, buscaré un trabajo, por supuesto".
No le faltaron las ofertas, pero esa historia la están contando ya con insistencia todos los medios de la nación. Una vida loca que le llevó de comprarse una mansión de siete millones de euros en Pedralbes a salir por patas a Estados Unidos a vender móviles en ferias de Las Vegas. De enviar a sus hijos a Mozambique en verano, segundo país más pobre del mundo, para que supieran lo que es la vida, a aceptar, tras una petición personal de Joan Laporta, ingresar en la Fundación del FC Barcelona.
De sus palabras "Soy cada día más republicano. Yo cumplo mi papel en la Monarquía, pero estoy harto de que lo que consigo con mi esfuerzo se atribuya a mi matrimonio. La infanta Cristina y yo trabajamos duro y nos ganamos lo que tenemos", en el libro ‘El Príncipe y el Rey' de José García Abad; en el contexto, obviamente, de otras de Juan Carlos en el libro de José Luis de Villalonga donde diferenciaba entre la Familia Real y la familia del Rey. Que no es lo mismo.
Sólo queda saber en qué momento ese deportista recio, noble hombre de equipo, empezó a generar cierto magnetismo por los asuntos turbios, las cosas raras y las empresas sin ánimo de lucro de facturación multimillonaria. Tal vez nunca lo sepamos, pero hagan hueco para un último dato.
En la Olimpiada de Sidney, España no llegó a la final por un fallo del propio Urdangarin. El hombre, en sus propias palabras, tuvo que llevarse "a un bar a los compañeros para convertir aquello en una fiesta porque al día siguiente se jugaba el bronce". Una anécdota que él mismo contó en el Congreso de la Asociación Europea para la Gestión del Deporte ante una audiencia de ejecutivos de todo el mundo deseosos de empaparse de coaching de vestuario masculino para sus empresas.
Llevaba un año retirado y los primeros pasos en este ilusionante proyecto de vender batallitas deportivas al mundo de la empresa lo inició con el tío que tenía en esos momentos sentado al lado: Jorge Alberto Francisco Valdano Castellanos.
Joder Álvaro, creando tendencia, hoy han sacado en la Sexta la misma foto de Urdangarín y Errekondo. Genial la alusión a Paul Gascoigne, me ha traído a la memoria la no menos famosa frase de George Best: "He gastado mucho dinero en mujeres, alcohol y coches. El resto lo he despilfarrado"
recuerdo aquella final de atlanta croacia - suecia con 40 mil espectadores , a mi urdangarin nunca me entusiasmo como jugador .
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