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Avelino Alvarez

VALENCIA (LIDIA MASERES). Ambigua. Incompleta. Decepcionante. Esos son los calificativos que expertos en Derecho desprenden al hablar de la reforma laboral. No gusta. Las reuniones y conversaciones con los actores sociales se tradujeron en desacuerdos, y la propuesta del Ejecutivo acabó en decreto ley. Los empresarios, los trabajadores, la oposición política y los expertos la desaprueban.

Los objetivos que el Ejecutivo se marcó para salir de la crisis económicas, crear empleo y mejorar la productividad, están, según los especialistas consultados por Valenciaplaza.com, en la cuerda floja. Los tres suspenden el documento.

Opinan sobre el texto Isabel Merenciano, socio y directora del Área Laboral de Broseta Abogados; Fernando Moreno, consejero del Área Laboral de Cuatrecasas en Madrid y director del Instituto de Cuatrecasas y Avelino Álvarez, asociado senior del Departamento Laboral de Garrigues. Los tres expertos participarán, el próximo 8 de julio, en una jornada sobre La reforma laboral, nuevas reglas del juego, organizada por la Asociación para el Progreso de la Dirección (Apd) y Adecco.

Isabel Merenciano, socio y directora del Área Laboral de Broseta Abogados

-Tras dos años de espera, la reforma laboral ha visto la luz en forma de decreto. Los sindicatos consideran las medidas lesivas y los empresarios las ven insuficientes ¿Qué opinión le merece a usted?

-Considero que el Ejecutivo ha desaprovechado una estupenda ocasión para realizar una reforma profunda que realmente otorgue la necesaria flexibilidad a las empresas y recupere nuestro mercado de trabajo.

Es cierto que la reforma prevé algunas modificaciones normativas acertadas y otras no tanto, encontrándonos con demasiada frecuencia con redacciones ambiguas, pero no estamos ante modificaciones de calado por cuanto no resuelven el problema de fondo de nuestro mercado de trabajo, ni sirven a los fines pretendidos.

Deberíamos preguntarnos el por qué de nuestro modelo en el que el recurso a la contratación temporal es una práctica extendida y el empresario opta por el despido "express", despido disciplinario reconocido improcedente en el mismo momento del cese con abono de la indemnización legal, 45 días por año, eludiendo el recurso al despido objetivo y al despido colectivo, donde nos hallamos con procedimientos lentos, faltos de eficiencia, que generan inseguridad y que implican en muchos ocasiones un coste económico y social mayor.

-¿Cree que el Gobierno se ha dejado alguna medida en el tintero?

-El Gobierno en cada uno de los objetivos propuestos, reducir la dualidad del mercado de trabajo, reforzar los instrumentos de flexibilidad interna y facilitar oportunidades a trabajadores desempleados y jóvenes, se ha dejado medidas que podrían influir positivamente en la consecución de sus objetivos. Éstas podrían haber ido desde redefinir algunas figuras contractuales, como el contrato fijo-discontinuo, hasta la supresión de la autorización administrativa en los despidos colectivos, entre otras.

La flexibilidad en las empresas se traduce en la capacidad de adaptación de éstas a los dictados del mercado con la suficiente agilidad, nuestro sistema normativo debe darnos los instrumentos que hagan capaz esa adaptación a las exigencias del mercado de forma equilibrada.

-¿Servirá el decreto para conseguir los dos objetivos del Ejecutivo: crear empleo y aumentar la productividad?

-Difícilmente, máxime porque su nacimiento como Real Decreto Ley y su posterior tramitación como proyecto de ley genera una situación de tránsito hasta tanto vea la luz el texto definitivo de la Reforma. Esta situación puede llevar a muchas empresas a una situación de paralización, puesto que son éstas las que crean empleo. Si no se abordan medidas para fortalecer nuestro tejido empresarial, difícilmente la reforma del mercado de trabajo por sí sola va a lograr recuperar el mercado, no sólo es necesario reformar el sistema financiero sino abordar políticas industriales sólidas a largo plazo.

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Fernando Moreno, consejero del Área Laboral de Cuatrecasas en Madrid y Director del Instituto de Cuatrecasas

-Tras dos años de espera, la reforma laboral ha visto la luz en forma de decreto. Los sindicatos consideran las medidas lesivas y los empresarios las ven insuficientes ¿Qué opinión le merece a usted?

-La reforma intenta resolver algunos problemas de nuestro marco laboral que ya existían antes de la crisis económica, pero que se han hecho mucho más evidentes con ocasión de esta coyuntura.

Me refiero a la dualidad del mercado de trabajo, la falta de mecanismos suficientes de flexibilidad interna, en las disfunciones en el régimen de despido, y en las insuficiencias de los Servicios Públicos de Empleo.
Desde esta perspectiva puede afirmarse que las medidas aprobadas no se anclan plenamente en la situación actual de crisis pero, tiene elementos que han de valorarse positivamente.

-¿Cree que el Gobierno se ha dejado alguna medida en el tintero?

-Existe una opinión generalizada de que la reforma es incompleta por no haber abordado la reforma de la negociación colectiva. Lo cierto es que el Gobierno lo planteó en su documento inicial de febrero, pero han sido los interlocutores sociales los que han reclamado este tema para negociarlo bilateralmente, dándose un plazo hasta principios del mes de agosto, por lo que habrá que esperar hasta ver el resultado de la negociación.

-¿Servirá el decreto para conseguir los dos objetivos del Ejecutivo: crear empleo y aumentar la productividad?

-Esperemos que sea así. En cualquier caso, es necesario ser conscientes de que la salida de la crisis no pivota en torno a la reforma laboral, sino que ésta es un elemento esencial para que la recuperación económica sea más rápida y mejor.

Y sobre todo, la reforma debe llevar a un cambio de mentalidad en la gestión de los recursos humanos y evitar los errores del pasado. Sin duda las medidas adoptadas en relación a las bonificaciones, contrato de fomento de la contratación indefinida, despidos, deberían generar mayor confianza en el mercado para contratar de forma indefinida.

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Avelino Álvarez, asociado senior del Departamento Laboral de Garrigues

-Tras dos años de espera, la reforma laboral ha visto la luz en forma de decreto. Los sindicatos consideran las medidas lesivas y los empresarios las ven insuficientes ¿Qué opinión le merece a usted?

-Decepción, es lo que mejor define esta reforma del mercado de trabajo. El Preámbulo del Decreto es muy realista y tanto el diagnóstico de la situación como los objetivos marcados- impulsar el empleo estable, reforzar la flexibilidad interna de la empresa y elevar las posibilidades de empleo entre jóvenes y los más desfavorecidos- es digno de alabar. Sin embargo, pese a que modifica notablemente la legislación vigente, la reforma es insuficiente para lograr dichos objetivos.

-¿Cree que el Gobierno se ha dejado alguna medida en el tintero?

-Este Gobierno se ha visto obligado a mover pieza en el tablero internacional, esta reforma no ha sido un plato de su gusto. Esa es la principal razón de su retraso. Evidentemente cuando te sientes obligado vas a mínimos. Temas esenciales como el sistema de negociación colectiva, la ultraactividad de los convenios son olvidados.

-¿Servirá el decreto para conseguir los dos objetivos del Ejecutivo: crear empleo y aumentar la productividad?

-Esta por ver, pero todo apunta a que dista mucho de hacerlo. El propio ministro de Trabajo [Celestino Corbacho] ha reconocido que el objetivo no es crear empleo sino evitar más despidos. Realmente la generación de empleo vendrá por una mejora de la economía, decir lo contrario es falsear la realidad, pero cuando el viento económico empiece a soplar debemos tener las mejores velas en el barco laboral que permita ganar nudos de empleo, ser competitivos y conseguir la confianza de los inversores.

Para lograrlo la reforma debería haber abordado varios lastres a la competitividad y al empleo: una mayor flexibilidad en las modificaciones de las condiciones de trabajo, también las salariales, cuando las circunstancias del mercado lo exigieran; dos, facilitar la polivalencia y formación de los trabajadores como mejora de empleabilidad y, tres, el descuelgue del convenio supraempresarial. La primera se regula tímidamente, las otras ni se mencionan. Mala travesía se prevé.