VALENCIA (VP). Comienza una nueva temporada y el Valencia Basket lo vuelve hacer con muchísimas caras nuevas en su plantilla. Los cambios comienzan en el banquillo, donde se marchó uno de los mejores entrenadores de Europa, como era Svetislav Pesic y en su lugar ha regresado a casa un valenciano como Paco Olmos.
Si en el banquillo el cambio es evidente, en la cancha no es para menos. De los doce jugadores que componían la plantilla del año pasado, sólo continúan cuatro. Victor Claver, Rafa Martínez, Nando De Colo y Serhiy Lishchuk son los supervivientes.
Se fueron piezas importantísimas como Omar Cook, Robertas Javtokas o Dusko Savanovic. Todos por el mismo motivo. Buscaban mejorar principalmente en la faceta económica. El américano Cook y el lituano Javtokas pagaron las clausulas liberatorias que les permitían firmar por cualquier otro club y se marcharon.Entre los dos dejaron unos 100.000 € en la caja.
Dusko Savanovic, fue uno de los mejores jugadores de la pasada Euroliga y en principio este año iba a ser una de las estrellas del conjunto entrenado por Olmos, pero llegó el Efes Pilsen turco y pago un millón y medio de euros para comprar su libertad.
Echando una ojeada a las últimas campañas esto es habitual. La campaña anterior también pasó. Los tres mejores jugadores del Power Electronics que se proclamó campeón de la Eurocup con Spahija en el banquillo, se marcharon por motivos económicos.
Matt Nielsen sucumbió a los encantos del dinero griego de Olympiacos. Thomas Kelati se fue a la fría Rusia por el contratazo que le ofreció el Khimki. Mientras que el club valenciano tuvo que dejar salir gratis a Kosta Perovic con dirección Barcelona, ante la reducción del coste de plantilla que se tuvo que hacer por la rebaja del presupuesto total de la entidad.
Esta reducción del presupuesto viene siendo costumbre desde el momento en el que Juan Roig, mecenas del club desde hace dos décadas, se cansó de invertir auténticas fortunas cada temporada para ver un equipo que no era capaz de ser competitivo nunca.
ETAPA GLORIOSA
En 2003 el club valenciano tocó el cielo alcanzando la final de la Liga ACB que le enfrentó al Barcelona. En aquella plantilla jugaban cracks de la talla del argentino Fabricio Oberto o el serbio Dejan Tomasevic.
Esa fue la etapa en la que al Sr. Roig no le importó poner todos los años alrededor de 1.500 millones de las antiguas pesetas para tener un equipo que compitiera en la elite del baloncesto europeo. Aquello le compensaba emocionalmente aunque el gasto fuera grande.
NO HUBO CONTINUIDAD
El problema fue que aquella generación no fue bien suplida. Después de los Oberto y Tomasevic empezaron a desfilar una serie de jugadores que con mucho nombre y unas fichas altísimas que nunca cuajaron en la entidad valenciana.
La lista es larga. Rigodeau, Abbio, Dikoudis (hasta en tres etapas), Okulaja, Goldwire, Avdalovic, Miralles, Milojevic, Rebraca, Ruben Douglas y el más polémico de todos, Shamond Williams. Los contratos de estos jugadores no bajaban ninguno del medio millón de euros netos y en alguno de los caso rozaban el millón, como en el caso de Williams.
Estos sinsabores provocaron la desilusión lógica del que tenía que poner todos los años, una cantidad superior a los 10 millones de euros a fondo perdido, para ver un equipo que año tras año se estrellaba.
Ante tal decepción en el verano de 2009 lanzó un mensaje alto y claro. "Me voy". Dijo que su participación en el club iba a disminuir de manera importante y que en cinco años quería dejar de ser el mecenas de la entidad. De hecho retiro el patrocinio de Pamesa.
Ese mismo verano asumió la presidencia Vicente Solá. Hombre de baloncesto por excelencia y vinculado al club desde siempre. Solá aceptó el reto de conseguir formar un equipo competitivo e ilusionante con unos cinco millones de euros menos que anteriores años.
Y lo logró. El primer año con Neven Spahija en el banquillo se logró ganar la Eurocup que daba el pasaporte para disputar la Euroliga el año siguiente. Aún con todas las salidas y el error inicial de Husseín en el banquillo la segunda campaña todavía fue mejor.
Se alcanzaron por primera vez en la historia los cuartos de final de la máxima competición continental. La serie fue histórica y se forzó el quinto partido frente al millonario R.Madrid. Todo ello sirvió para que este año otra vez muchos de los mejores se hayan vuelto a marchar.
Ahora en el club prima como el propio eslogan de su camiseta indica "la cultura del esfuerzo". Se acabaron los súper contratos. Ahora en el Valencia Basket sólo juegan jugadores que entran en unos parámetros económicos muy concretos. No hay fichas que superen el medio millón de euros.
Este verano han llegado al club jugadores importantes pero que en ningún caso han venido a golpe de talonario, como si se hacía hace unos años. Ahora el que viene sabe que en Valencia se vive fenomenal, pero ya no se cobra tan bien como antes.
Aún así, este año en La Fonteta disfrutarán al último MVP de la Liga ACB que es Caner-Medley, a uno de los pivots como más proyección mundial que es el australiano Ogilvy. Estos han entrado en los parámetros económicos del club y han aceptado las ofertas.
Sin duda un gran mérito el que tienen Solá y su equipo de trabajo en las dos últimas campañas y esta tercera que arranca. Han conseguido reinventarse otro verano más a pesar de las salidas de jugadores muy importantes, y han sabido gestionar otra reducción de presupuesto para poder tener un equipo important, aún con limitaciones económicas.
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