VALENCIA. Uno de los hitos de la publicidad en nuestro país tuvo lugar hace dos años, cuando Coca-Cola decidió unir los destinos del hombre más viejo de España y la persona más joven, recién nacida en el momento en que se filmaba el anuncio.
El mayor de ellos, Josep Mascaró, contaba en aquel entonces con 102 años de edad. Se preparaba para el viaje desde Mallorca a Madrid, reflexionaba con ilusión, le brillaban los ojos al llegar a la capital y, sobre todo, se le humedecían cuando tocaba la mano del niño recién llegado al mundo.
Contaba que había vivido casi en tres centurias diferentes y que, lógicamente, a lo largo de su existencia le habían ocurrido millones de cosas. Pero el mensaje que le dejaba era muy simple. Muy claro. E inolvidable. ‘Estás aquí para ser feliz'.
Casi al mismo tiempo que se realizaba el rodaje, José Luis García y Felip Bens concluían su labor de documentación y redacción de los cuatro tomos de 800 páginas cada uno dedicados a la historia del Levante Unión Deportiva.
Desde 1909 hasta la actualidad, la magnitud de esa obra habla de fundaciones, ascensos, cambios de estadio, consolidación de colores, jugadores legendarios y rivalidades intensas. Pero, hasta hoy, no podía hablar del hecho de haber liderado la Primera División del fútbol español.
Tienen los azulgrana una cronología plagada de alianzas, advenedizos o récords (como aquellos llenos del Ciudad de Valencia con un equipo dirigido por Juande Ramos en Segunda División B). Y también de fidelidad por parte de un barrio, el del Cabanyal, que lejos de marginación y tramas urbanísticas ahora disfruta enardeciendo con orgullo su bandera en los balcones. Unos balcones que, en muchas ocasiones, tienen los mismos años o incluso más que el club de sus amores.
Curiosamente, la última vez que las mieles de la parte alta de la tabla de clasificación se probaron en el lado azulgrana de Valencia, las circunstancias eran radicalmente opuestas. Más acordes, quizá, con su turbulenta lista de dirigentes tóxicos. No hace tanto que una plantilla presidida por Pedro Villarroel, con Bernd Schuster como técnico y futbolistas como Manchev o Ian Harte se aupaba a posiciones Champions tras un triunfo en Soria.
Sin embargo, de la ecuación han salido dos de los tres componentes que tendían a enquistarla hasta el infinito. No debería ser la Ley Concursal una solución sino un castigo para el fútbol, tan dado al derroche gratuito. Pero en este caso permitió limpiar los armarios, subir al carro a gente joven, bien relacionada y cauta en el gasto y desde entonces la parcela deportiva ha repuntado espectacularmente.
Se ascendió el año en que no estaba previsto, lo que ayudó aun más a consolidar la mejora financiera gracias a los derechos televisivos. Se mantuvo la categoría la temporada en que más dura fue la lucha por el descenso. Y resulta que se ha iniciado esta campaña ganándole al Real Madrid y consiguiendo en seis jornadas un tercio de los puntos necesarios para optar de nuevo a la salvación.
Todo ello, además, sustentado en la confianza en un técnico joven como Luis García Plaza, en descartes de equipos de Primera como Juanlu, Juanfran, Ballesteros o Munúa, en el ojo para fichar a un punta con talento por temporada a precio de risa y venderlo a coste de oro y en la apuesta por otro entrenador cuasi desconocido que jamás había ejercido su oficio en la Liga BBVA. Bajo estas decisiones, por cierto, subyace la figura discreta del secretario técnico Manolo Salvador, con una hoja de servicios de más de 10 años en la entidad y con superávit de aciertos en su ya larga trayectoria azulgrana.
Poco más se les puede decir a los de Juan Ignacio Martínez. Estáis aquí para ser felices. Y tanto que lo sois.
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