MADRID. El presidente de Bankia Rodrigo de Rato, el ministro consejero de la embajada de Rusia en España Alexander Surikov, y el embajador del año dual Rusia-España Juan José Herrara de la Muela inauguraron anoche la exposición La Caballería roja. Creación y poder en la Rusia soviética de 1917 a 1945 un proyecto que engloba una gran exposición y una serie de actividades como cine, conciertos y propuestas escénicas.
La exposición que puede verse en La Casa Encendida hasta el 15 de enero se centra en los años que van desde la marcha de la primera caballería roja en la Guerra Civil (1918-1921) a la intervención de la caballería roja en la Segunda Guerra Mundial (1941-1945). El título alude también a dos obras maestras homónimas de la época: el libro de relatos de Isaak Bábel y la famosa pintura de Malévich, que abre la exposición.
La caballería roja presenta el panorama artístico-cultural de los años 20 y 30 en la Rusia soviética en cuanto a la colaboración, voluntaria y entusiasta en algunos casos, impuesta y forzada en otros, de los creadores (escritores, músicos, artistas, directores teatrales y cineastas) en la construcción del socialismo (sus experimentos, sus compromisos, sus sufrimientos) y analiza las políticas culturales de Lenin, Stalin y su entorno.
La caballería roja es una especie de viaje desde la energía artística de la vanguardia que acompañó el estallido y los primeros pasos de la revolución (y sus tanteos y estrategias para conectarse con la nueva realidad social que se estaba construyendo) hasta la aniquilación de cualquier talento creativo por parte de Stalin al final de los años 30. Reúne materiales muy diversos, desde obras maestras de la vanguardia hasta algunas piezas significativas en la estética del realismo socialista, desde manuscritos de los poetas de la edad de plata -Ajmátova o Mandelshtam-, las sátiras de Bulgákov o Olesha y las obras de los llamados compañeros de viaje -Bábel, Pasternak o Pilniak-, hasta las novelas heroicas que se escribieron para ensalzar las grandes obras de los planes quinquenales. Desde la música experimental a la música oficial. Desde obras que revelan una proyección de ambiciones cósmicas hasta las que representan el nacionalismo más recalcitrante.
Protagonistas
Los protagonistas de las exposición son, entre otros, los poetas y escritores Anna Ajmátova, Osip Mandelshtam, Borís Pasternak, Vladímir Mayakovski, Mijaíl Bulgákov, Yuri Olesha, Borís Pilniak, Andréi Platónov, Velimir Jlébnikov, Daniíl Jarms, Isaak Bábel y Mijaíl Koltsov; los artistas Vasili Kandinski, Marc Chagall, Kazimir Malévich, Aleksandr Ródchenko, El Lissitzky, Liubov Popova, Vladímir Tatlin, Piotr Mitúrich, Pável Filónov, Gustavs Klucis, Kliment Redko y los artistas del grupo Método, Vera Muchina, Aleksandr Deineka, Kuzmá Petrov-Vodkin, Gueorgui y Vladímir Stenberg, el colectivo Kukriniksi, Isaak Brodski y Yuri Piménov; los directores teatrales Vsévolod Meyerhold, Aleksandr Taírov; los cineastas Dziga Vértov, Serguéi Eisenstein, Grigori Aleksándrov, Vsévolod Pudovkin y Aleksandr Medvedkin; los músicos Lev Theremin, Dmitri Shostakóvich y Serguéi Prokófiev.
Con la apertura reciente de muchos archivos estatales, vemos cómo Lenin aprovechó en beneficio propio y de su partido el empuje de los artistas de vanguardia sin que le interesaran en absoluto sus experimentos formales ni lo que implícita o explícitamente postulasen, y cómo vio en el cine soviético el mejor medio para la instrucción y la propaganda. Por otro lado llama la atención cómo Stalin se erigió en editor sin competencia, involucrándose personalmente en la dirección de la cultura, censurando, proponiendo y, en los años de las grandes purgas (1937-1940), dirigiendo personalmente la eliminación física de cualquier creador con pensamiento propio en cualquier ámbito de la cultura. La exposición quiere ilustrar las estrategias del estado soviético en la imposición de su ideología mediante un uso específico del lenguaje, una mitología, unos símbolos, unos ritos y unos héroes nuevos.
Intentaremos abordar un momento muy complejo, de una enorme energía creativa e inventiva y agudos debates intelectuales cuya radiación llega hasta nuestros días. Una realidad sombría forjada por terribles renuncias y sacrificios personales, de la que se pretende sacar a la luz las mejores obras de los protagonistas que, a excepción de unos pocos nombres, apenas son conocidos por el gran público en nuestro país.
En ningún país, en ningún tiempo, se ha concentrado tanto talento creativo como en la Rusia soviética de las tres primeras décadas del siglo XX. Con esta exposición se espera fijar una fotografía de grupo a la que el visitante quiera regresar para preguntarse uno a uno sobre sus protagonistas, e ir adentrándose así en un legado extraordinario que en parte aún está por descubrir y que es fundamental acercar a las nuevas generaciones. Precisamente el objetivo y motor de esta exposición es reivindicar el enorme talento de muchos de los artistas de estos años y su fabulosa contribución al debate intelectual y estético de la modernidad.
"La caballería roja" es un proyecto multidisciplinar que, además de la muestra que ocupa todas las salas de La Casa Encendida, se complementará con otras actividades: conciertos, cine, propuestas escénicas y conferencias. Se trata de una iniciativa de La Casa Encendida Obra Social Caja Madrid, que a petición de los Ministerios de Asuntos Exteriores de España y Rusia se presenta dentro del programa oficial del Año Dual Rusia - España. Esta iniciativa se celebra en el transcurso del año 2011. Además, el proyecto cuenta en el ámbito musical con la colaboración de la institución Cité de la Musique, París.
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PIE DE FOTO: De izquierda a derecha, José Guirao, director de La Casa Encendida; Carlos Alberdi, Director de Relaciones Culturales y Científicas de la AECID; Alexander Surikov, ministro consejero de la embajada de Rusia en España; Rodrigo de Rato, presidente de Bankia; Rosa Ferré, comisaria de la muestra; y Juan José Herrara de la Muela, embajador del año dual Rusia-España.
Lo siento, se equivoca. Ofrecemos información de esa exposición porque nos pareció relevante dede el punto de vista periodístico y porque recibimos información sobre ella. La de la Fundación March no nos hizo llegar ninguna información a la redacción y carecemos de medios para recorrer las fundaciones de toda España buscando exposiciones interesantes.
SI la noticia fuera la que debe, la exposición y no el señor Rato, se podría haber tenido en cuenta que en la Fundación March, Castelló, 77 hay otras sobre las vanguardias en la URSS de los 20 y 30 que le da cien vueltas a ésta. Pero me temo que lo menos relevante es la exposición y lo más dorarle la píldora al exministro.
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