José Lizán es gestor de activos de Nordkapp
-La economía española hace aguas, la bolsa profundiza en sus pérdidas y a las agencias de rating no les tiembla el pulso a la hora de bajar la nota crediticia, ¿queda algún sitio donde invertir en España o nos llevamos el dinero fuera?
-Todo es una cuestión de precios, las oportunidades surgen cuando los precios varían. Con el Ibex 35 en los 12.000 puntos, tal y como está la situación económica en España, no da oportunidades de entrada en nada, con el índice cerca de los 8.800 puntos tiene alguna oportunidad de entrada, pero en los 7.750 puntos habrá muchas más oportunidades. Es una cuestión de tener paciencia y esperar a las grandes multinacionales a precios muy bajos. Las grandes multinacionales no están sólo presentes en España, muchas de ellas tienen menos del 50% del negocio en España, estando diversificadas internacionalmente. Hay compañías que no han cometido excesos en los últimos años ya que sus directivos han sabido anticipar la vuelta del ciclo, y saldrán reforzadas de esta crisis.
-¿Y qué compañías cree que van a seguir comportándose bien en el medio plazo?
-Inditex, Técnicas Reunidas, Viscofan, Ebro Puleva, CAF van a seguir comportándose bien en el medio plazo, y cuyo balance no presenta excesivos riesgos. Cotizadas como Repsol, Iberdrola, y Telefónica tienen un valor de los activos en el medio plazo muy superior a lo que cotizan por el momento del ciclo, pero sus cuentas de resultados no están acompañando ni creemos que haya motivos para creer que lo vayan a hacer en los próximos trimestres, por lo que el mercado seguirá penalizando el riesgo país en todas ellas y la falta de buenos resultados. A pesar de ello, en una visión de largo plazo, están fuertemente penalizadas y hay valor intrínseco en ellas.
-¿Y qué opina del sector bancario?
-Pensamos que es el que más está sufriendo la crisis, y que más lo va a seguir haciendo en los próximos trimestres, por lo que evitaríamos en todo momento el sector. El deterioro de activos, la caída de márgenes y la falta de visibilidad de la economía española hacen que temamos por la calidad crediticia a nivel sector, y continuaremos viendo bajadas de rating a todos ellos en los próximos trimestres. Evitar los domésticos y tomar posiciones en momentos puntuales jugando rebotes en Popular, BBVA y Santander es la estrategia que creemos hay que seguir. De todas formas, sobreponderamos mercados internacionales al doméstico, fundamentalmente sectores como lujo, tecnología, autos, alimentación y bebida a nivel global presentan en la actualidad mejores oportunidades que la bolsa española.
-¿Cómo se van a restañar los flujos de liquidez en los mercados mayoristas teniendo en cuenta la sobre-oferta actual de las emisiones de deuda?
-Una vez más es una cuestión de precio, si tienes que ir al mercado a pedir dinero y tienes problemas, te cuesta más que si vas a pedir dinero teniendo un perfil de riesgo menor. Parece injusto pero es muy justo. El spread (diferencial) que está pagando España ahora mismo en los mercados es de 170 puntos frente a Alemania. Es sólo un ejemplo de cómo las ingentes emisiones de deuda de todos los países se irán cubriendo, ofertando un mayor tipo de interés para aquellos que más lo necesitan. Mientras tantom los que menos lo necesitan pagarán menos porque han hecho los deberes antes. Los estados ahorradores tratarán de ayudar a las economías con necesidades de financiación, exigiéndoles una serie de medidas con un coste político elevado, pero necesarias para salir de la situación de estancamiento.
-¿Y qué pasará cuándo las autoridades tomen ese conjunto de medidas?
-Pues que abaratarán su financiación, pero simplemente por el hecho de que son medidas encaminadas a controlar y restablecer la estabilidad de su economía en el medio plazo, a pesar de que en el corto puedan tener impacto en el conjunto de la sociedad. De no tomarlas, la financiación se cerrará vía precio y el default (impago) será inevitable. El ahorro ha comenzado a exigir mayores retribuciones por el riesgo asumido, mientras premia las decisiones políticas encaminadas a restablecer el orden fiscal de los estados. Ya lo vimos en 2008 a nivel corporativo, en un entrono de tipos muy bajos las compañías salían con emisiones al 6,5/7,5/8,5% para poder cubrir las mismas y financiarse en los mercados. Lo mismo va sucediendo y sucederá poco a poco a nivel gobierno, a pesar de que las políticas monetarias de los bancos centrales continúen siendo laxas, por lo que la financiación va a depender de las decisiones políticas y del riesgo que subyace en el emisor.
-¿Es comparable esta crisis financiera como otras, por ejemplo la de mediados de los años 90?
-Ninguna crisis es igual que las anteriores, pueden tener matices parecidos, pero el origen es siempre el mismo: los excesos del ser humano. En nuestra opinión, la crisis lleva más de una década retrasándose por intervenciones políticas en la economía, tratando de evitar lo inevitable. Cuando llegó la burbuja tecnológica, se creó una burbuja de crédito para salir de ella, que se tradujo en una burbuja inmobiliaria y una crisis bancaria cinco años después con un sólo precedente en 1929, pero lo único que se produjo con esa decisión fue postergar el parón económico. Para salir de la misma se ha creado una burbuja de deuda a nivel gobierno, por lo que los excesos de deuda privada los están asumiendo los estados.
-¿Y cómo se traduce ese trasvase?
-Pues en socialización de las pérdidas entre todo el conjunto de la sociedad vía mayores impuestos, recorte de gastos sociales, recortes de planes de infraestructuras, salarios públicos,... Todos pagamos en mayor o menor medida nuestros excesos. Este desapalancamiento a nivel global sólo tiene una solución: estancamiento económico prolongado, bajada de precios de los activos, aumento de la tasa de ahorro por parte de los agentes económicos y volver a restablecer la competitividad de las economías en problemas. Creemos que tardará varios años en producirse, y que las autoridades tratarán de suavizar en la medida de lo posible la recesión, pero en nuestra opinión va a ser difícil volver a encontrar una fórmula para hacer un nuevo intento de postergar la crisis, ya que tanto los agentes económicos como los estados están atados de pies y manos. La revolución tecnológica y la globalización están haciendo converger a economías emergentes con economías desarrolladas, impulsando el crecimiento a nivel global. Una situación que puede acortar el tiempo de duración y acelerar la salida de la crisis.
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