VALENCIA (VP). Con un mosqueo importante. Así es como regresaba la noche del martes la expedición valencianista de Bélgica. Entre los tripulantes, estaban Manuel Llorente y Javier Gómez, presidente y vicepresidente del club respectivamente. Ambos vieron el partido juntos en el Palco VIP del Cristal Arena.
En ese vuelo de regreso, las caras largas fueron evidentes. Pero hubo una que llamó poderosamente la atención de los demás. Era la del presidente. Llorente no dejó de darle vueltas al empate cosechado en territorio belga.
El motivo de la decepción no era otro que las rotaciones del entrenador y el cambio de sistema que empleó para afrontar el debut europeo. El presidente, según las fuentes consultadas, no terminaba de entender que el día que había que ganar sí o sí en la Champions, el técnico le diera minutos a jugadores que aún no había debutado esta temporada.
A pesar de que en ningún momento el enfado pasó de no comprender el planteamiento, Llorente sí se expresó en la línea de que el club se juega mucho deportiva y económicamente en Champions como para hacer experimentos con sistemas y jugadores en jornadas tan importantes.
El empate en Bélgica no es, ni mucho menos, definitivo. Pero en el club sí tenian claro que para encarrilar el grupo era primordial sumar tres puntos en el primer partido ante el Genk. Ahora toca jugar contra el Chelsea. Un mal resultado ante tan difícil rival dejaría el pase a octavos pendiente de un hilo.
De ahí el 'mosqueo' de Llorente con el experimento de Unai Emery. Además de los 400.000 euros que el martes se quedaron por el camino por empatar, el presidente tenía en la cabeza la posibilidad de que el grupo se hubiera complicado en exceso y que quizá fue una temeridad la alineación del martes, pensando en los 3 millones de euros que se ingresan sólo por pasar a octavos de final.
Esta no es la primera vez que el entrenador del Valencia aborda un partido de este calibre con giros tácticos o entrada de no habituales. De hecho, es una de sus costumbres en las cuatro temporadas que lleva al frente del banquillo ché.
En su primer año en Valencia, cambió a seis jugadores del partido liguero en Málaga al estreno europeo en Portugal. La siguiente campaña se descolgó con una revolución de diez variaciones en el once para visitar al Lille en Francia. El año pasado, Emery puso en liza un once con siete cambios en Turquía ante el Bursaspor con respecto al partido de Liga ante el Rácing. El martes en Bélgica, cinco fueron las novedades que Emery introdujo tras el partido ante el Atlético de Madrid.
Estas rotaciones casi nunca han dado el resultado esperado. Ya que sólo el año pasado el equipo logró ganar con contundencia al Bursaspor a pesar de los siete cambios realizados en el once. Este es otro de los motivos del enfado de Llorente: una de las máximas esta temporada es no cometer los errores del pasado, y entre ellos se encuentran esas rotaciones en bloque tan criticadas todos los años.
Así, primero por lo deportivo, y segundo porque la Champions es una fuente vital de ingresos para el club a día de hoy, Llorente regresó disgustado porque el entrenador se inventara un once nuevo y decidiera hacer probaturas justo el día en que había que amarrar la victoria.
Emery, lo de siempre. Lleva 4 años haciendo lo mismo. Y sigue de entrenador hasta que el valencianismo entre en coma. Llorente debe dejar de presidir el Valencia. No sido capaz de fichar a Benitez, que está loco por volver, y por contra, le regala una insignia como a los jubilados. Emery y Lorente,i en lo deportivo el primero, ni en lo federativo el segundo, dan la talla que el Valencia se merece.
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