VALENCIA. Me indicaba un avispado lector de mi anterior entrega que no dejaba de ser una ilusión ajena a la realidad del club la solución propuesta de reconvertir una trasferencia poco transparente de fondos -generada principalmentea través de la venta de jugadores- desde el Valencia CF SAD hacia la Fundación VCF para que esta cubriera el servicio de su deuda con Bancaja por otra articulada a través de los correspondientes dividendos aprobados por la junta general, aun siendo deseable por muchos motivos (aprobación por el órgano soberano de la sociedad anónima, trasparente y público...) .
"Nunca el Valencia CF SAD podrá repartir dividendos mientras el club esté tan endeudado", decía. "Pero más allá del endeudamiento del club, el Valencia CF SAD puede generar beneficios anuales que pueden aplicarse al reparto de dividendos", replicaba yo. "Cierto es, cierto es", me repetía el lector. Y aseveraba: la clave está en los covenants.
Estas famosas restricciones, los covenants, muy de moda en el mundo empresarial, son limitaciones que un acreedor (Bankia) impone a su deudor (Valencia CF SAD) para asegurarse de que éste gestionará el negocio de forma prudente (venta de jugadores franquicia) con el objetivo de que le permita devolver su deuda (368 millones de euros).
Es cierto, que lo normal es que estas cláusulas limitativas impuestas por Bankia impidan que el Valencia CF SAD pueda, entre otras, pagar dividendos mientras en club supere determinados niveles de endeudamiento.
El problema surge cuando estos covenants conllevan indirectamente a que la empresa limite su crecimiento potencial por indicación directa y contractual de su acreedor. Y la percepción que tenemos muchos aficionados, abonados y accionistas del Valencia CF es que algo de esto empieza a aflorar con fuerza.
Seguramente es factible intuir que el covenant firmado y rubricado en su día junto con la financiación del club impida la distribución de dividendos. Recuerden que los intereses benefician a uno solo mientras que los dividendos benefician a casi 50.000.
No obstante, lo que ciertamente sabemos es que el covenant no impide la transferencia de recursos generados por el club con destino a la Fundación VCF. Hay que tener en cuenta que el mayor interesado en que esta transferencia llegue a su destino es la propia Bankia. Ya saben que es el acreedor exclusivo de los 81 millones que debe la Fundación y que hay que atender religiosamente el servicio de la deuda.
La moraleja está clara. No rotundo a la aplicación de una gestión empresarial transparente aunque si al necesario desvío de fondos a la Fundación. No a la transparencia. Si al obscurantismo.
Finalmente, el lector me remató. ¿Pero has pensado que el Valencia CF SAD pudiera generar un rentabilidad por dividendo superior a los intereses del préstamo que el club le debe a Bankia? ¿Cambiaría ahora Bankia deuda por acciones del club? ¿Se lo imaginan?
Presidente, presidentes varios, o a quien corresponda (que no es fácil saberlo): ¿Cuándo conoceremos la letra pequeña de los contratos? Seguro que el conocimiento de la misma no ayudaría a entender mejor las decisiones adoptadas por ustedes, solos, o en compañía de otros.
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