VALENCIA (LUIS A. TORRALBA). Las necesidades de liquidez de la Generalitat Valenciana (GenVal) han obligado a su brazo financiero, el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), a pagar el 4% por sus pagarés a doce meses, tal y como lo recoge la última subasta celebrada esta misma semana y que se puede observar en su web. Se trata del precio más alto de los últimos tiempos, que contrasta con el 3,33% que pagó el Tesoro Público por las letras a doce meses en la subasta del pasado 16 de agosto.
Pero la cosa no queda ahí, dado que el tipo ofrecido por sus activos de referencia a corto plazo suponen apenas un cuarto de porcentual menos respecto al que abonó a finales del pasado año por sus 'bonos patrióticos' a doce meses. Un precio (4,25%) que es idéntico al que han remunerado en sus últimas emisiones de bonos a un año para minoristas -particulares- tanto Cataluña como Andalucía.
De hecho, ésta última tiene todavía abierta su emisión en la que pretende captar entre 400 y 600 millones de euros. Otra comunidad autónoma, Baleares, tuvo que poner sobre la mesa este pasado mes de febrero un 4,75% para colocar sus bonos también a doce meses.
Lo más sorprendente es el giro dado por GenVal en su estrategia de colocación de estos préstamos a corto plazo, puesto que hasta la fecha -y de forma puntual- el IVF habia adjudicado pagarés por importes muy elevados. Ahí están los casos de los dos pagarés por valor de 500 millones de euros cada uno con destino a Bancaja y CAM respectivamente, amén de alguno que otro por un importe de 200 millones de euros.
Dichos pagarés han supuesto para las arcas autonómicas pagar unos tipos muy elevados para ser un papel a muy corto plazo, dado que el coste fue en torno al 4% por emisión. Pero con la CAM intervenida y Bancaja integrada en Bankia, el Consell ha tenido que echar mano -una vez más- del cliente minorista y desembolsar el 4% por su nueva emisión de pagarés a doce meses. Un tipo de interés llamado a competir directamente con los depósitos bancarios.
Mientras tanto son cada día menos las alternativas de las que dispone GenVal para refinanciar su deuda -la que vence, que ronda los 1.800 millones de euros- y el nuevo déficit presupuestario generado. Y, por si fuera poco, a primera hora de ayer Fitch recortó en un escalón la calidad de la deuda a largo plazo de la Comunitat Valenciana.
Una decisión que conlleva pagar más a la hora de financiarse en los mercados, dado que éstos exigen una mayor prima de riesgo y que acaba repercutiendo en el bolsillo del contribuyente. El problema actual es que los mercados mayoristas están cerrados a cal y canto, por lo que es el pequeño inversor, el minorista, se ha convertido en el objetivo de las emisiones de deuda. Claro que la economía de éstos no andan precisamente muy boyante ante la delicada coyuntura actual.
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