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¿Y si todos los títulos los decide Cheste?

D. B.. 03/09/2011 Así de abiertas están las opciones en el mundial

VALENCIA. El octavo de litro es el paradigma de la competitividad y la emoción que mantiene el motociclismo de alta competición. Nico Terol es líder, merecidísimo. Quizá no lo es más porque sufrió varias caídas, jugó a no arriesgar durante algún tiempo y encima tuvo algún problema mecánico. Pero sabe que en un despiste tiene a tres tipos muy agresivos a la caza de carne fresca: Johan Zarco, que estaría más cerca si no intentara tirar a la gente su moto; Maverick Viñales, que tiene toda la pinta de ser el año que viene el primer campeón de Moto3 de la historia y Sandro Cortese, la amenaza silenciosa que como buen italiano nunca pierde la comba del título hasta la última carrera.

Sin embargo, como antes comentábamos no están solos en su lucha. Y en este sistema de puntuación, ser primero o quinto suma o penaliza tanto que te puede apartar de la gloria. Es por ello que los de arriba deben preocuparse de quienes les persiguen, pero también meter en la ecuación en cada carrera a un subcampeón del Mundo como Héctor Faubel, a un veterano tan rápido como irregular llamado Sergio Gadea, a un hambriento Efrén Vázquez, a un constante Jonas Folger o a los impetuosos jovencitos Martín y Oliveira. En cualquier caso, el Aspar Team va camino de reeditar los títulos de Julián Simón, Gabor Talmacsi o Álvaro Bautista.

Pero si los más jóvenes hacen diabluras, la verdadera locura es ver 37 motos en cada Gran Premio tomando según qué curvas estrechas en la categoría de Moto2. Por eso es fundamental ser constante en la calificación y salir lo más arriba posible. Porque como te metas en medio del pelotón o te vas al suelo o pierdes tres segundos en la primera vuelta.

Aquí parecía que el dominio de Elías en 2010 lo iba a repetir sin paliativos un alemán correcto pero poco más hasta la fecha, Stefan Bradl. Suyas fueron las primeras poles y victorias y suya fue una gran distancia que parecía insalvable. Sin embargo, los pilotos aseguran que es más fácil perseguir para ganar que mantenerse arriba sin presión y el germano ha ido perdiendo en verano un poco de fuelle.

O, más bien, quizá lo ha ido ganando Marc Márquez, una mala bestia que en su primer año en 125 se fue cien veces al suelo y en el segundo ganó el campeonato y que ahora ha hecho lo propio pero en una sola campaña: al suelo de inicio con una moto y una cilindrada nuevasy ya a menos de 30 puntos del cabeza de cartel. Y bajando. Muchos apuestan por su triunfo final. No es nada descabellado.

Sí lo es, por ejemplo, lo ocurrido con el equipo de Aspar en el presente ejercicio, donde la lesión de Simón, la escasa confianza demostrada en Xavi Forés, sus posteriores sustitutos (que no han mejorado en absoluto sus números) y el vodevil protagonizado por el tema de Elena Rosell le alejan incluso del Top Ten. Algo sobre lo que reflexionar mucho en el futuro.

Aun así, en MotoGP le están saliendo mejor las cosas de lo que posiblemente podía prever. El caso es que Héctor Barberá se ha convertido en aspirante al trono de la mejor Ducati del certamen, habida cuenta de la absoluta insidia con la que ‘compite' Nicky Hayden y los incontables problemas que ha sufrido, sufre y sufrirá Valentino Rossi.

Puede que sea por esto por lo que la lucha por las victorias se haya convertido en una especie de ‘menage a trois' entre Stoner, Pedrosa y cada vez menos Lorenzo. Bien es cierto que Dovizioso está arriba, pero nunca arriesga. Que Spies tiene madera de campeón, pero le faltan un par de añitos. Que Simoncelli sería candidato si no se le fuera tanto la olla. Y que, en teoría, los buenos momentos de Álvaro Bautista deberían repetirse más a menudo.

La realidad, con todo, es que Stoner hizo la mejor pretemporada, se ha adaptado mejor a su moto, ha evolucionado mejor su montura, ha sabido aprovechar los errores y lesiones de sus dos competidores españoles y, hoy por hoy, solo él puede perder el Mundial.

Y, al final, todo esto nos conduce a una maravillosa conclusión, fruto de la pregunta planteada en el titular de este artículo. Habida cuenta de que los puntos de los líderes no son suficientes para proclamarles campeones absolutos: ¿podrían decidirse, por primera vez en los 10 años de historia del GP de la Comunitat Valenciana, en Cheste, los tres títulos en Valencia? La respuesta es sí. Y eso, si cabe, le otorga el plus final a un campeonato maravilloso.

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