VALENCIA. Hablar sobre balances, pasivos, activos, deuda y demás suele ser farragoso. Pero dado que éste es un diario eminentemente económico, les propongo que hagan un pequeño esfuerzo y analicen conmigo, despacio y fondo la situación del VCF SAD.
Todas las cifras que expongo a continuación, redondeando, son las que presenta la misma sociedad. Según las últimas cuentas anuales conocidas (a 30-6-2010), y aprobadas (por desgracia) en junta de accionistas (20-11-2010), la deuda del VCF ascendía a 441 millones de euros. De tal cantidad 61,5 era deuda a largo plazo (pasivo no corriente) y, el resto, 379,5, a corto plazo (pasivo corriente). Es decir con compromiso de pago antes del 30-6-2011. Cristalino.
Si a esa deuda a corto plazo, le restamos lo que nos deben, también a corto plazo (activo corriente) y que asciende a 115.5 millones de euros, el resultado (lo que se llama exigible a corto plazo) es que debíamos 264 millones. De esta cantidad, 35 se debían a los constructores del nuevo campo y 229 a Bankia & Cia. Nítido.
O la propia sociedad o el máximo acreedor están filtrando a determinados medios de comunicación que se ha reducido la deuda total en 73 millones. O sea, ya no debemos 441 millonhes sino 368. Y lo hacen antes de que el accionista pueda tener acceso a tal información, lo cual sería lo lógico. Sin ningún tipo de rubor. Todo para que se vaya sabiendo antes de la junta próxima lo sumamente competentes que son. Óiganme, unos lumbreras dignos del Nobel de economía. Y más cotillas que los de Sálvame.
Pero claro, no todos nos sorbemos las flemas. Y nos preguntamos: ¿Seguirá siendo la deuda a corto plazo escandalosamente superior a la deuda a largo plazo, cuando el equilibrio lógico dentro del pasivo es lo contrario? Seguro que si. ¿Beneficia esto al VCF SAD? No. A otros quizás si.
Visto lo expuesto, se puede afirmar que la gestión del consejo de administración del club, perdón del señor Llorente, se limita a: uno, mantener un presupuesto equilibrado que solo permite la rebaja de cierta parte de la deuda vendiendo activos (jugadores franquicia). Cuestión ésta que puede ser aceptable, pero que por si sola nos impide crecer (acabar el campo). Utilizando su léxico, don Manuel, quizás es necesario pero no suficiente. Y dos, congelar la deuda con Bankia y no sé si también con los constructores del nuevo estadio.
¿Que cuál sería la solución? Pues una de dos: O ser capaces de vender bien la parcela de Mestalla, hecho imposible a día de hoy, o ser capaces de reconvertir la deuda, de corto a largo plazo, y de rentabilizar activos (generar recursos propios). Cuestiones, éstas, factibles de llevar a cabo. Pero no por ustedes. A la vista está. Y en palacio lo saben.
Los mandatarios de este club, con su "Cree", cual Sinatras, nos animan al estilo de come fly with me (and don't tell your mamma). Pero cada vez en mayor medida, el valencianismo de a pie está dejando de creer en sus gestores y en "el amo del carxofal". Está, como aquél, agarrado a una rama para no caer por el precipicio y pidiendo socorro a gritos, sin que nadie acuda en su auxilio. Y en esas circunstancias escucha una voz que le dice: Hijo mío, soy Dios (Bankia). No te preocupes. Suéltate del arbusto y antes de que te estrelles, te mandaré a mis ángeles (Llorente y Piles) que te recogerán al vuelo y te depositarán, a salvo, en tierra (el nuevo estadio). A lo cual el ya resabiado valencianista, agarrándose aún más fuerte a la mata (con eme minúscula), pregunta con angustia: Si, si. Vale, vale. Pero ¿no hay alguien más?
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