VALENCIA. Las cuotas participativas de Caja Mediterráneo (CAM) rompieron ayer su racha de dos días de fuertes subidas y cerraron en negativo tras una jornada en que el valor se comportó de forma extremadamente volátil.
Tras las subidas de lunes y martes (13,7% y 71% respectivamente), con compras masivas de Ahorro Corporación (controlado por la CECA) y CaixaBank (La Caixa), el comportamiento del valor durante la jornada de ayer fue un auténtico disparate. Del precio de salida llegó a marcar una subida del 17% y una caída tambié del 17%, con un fuerte volumen de operaciones cruzadas, 1,3 millones de títulos.
CaixaBank se comportó de forma antagónica respecto al día anterior. Si el martes mantuvo una fuerte posición compradora "para terceros", adquiriendo unos 200.000 títulos, este miércoles fue el mayor vendedor, colocando 138.087 cuotas en la columna del papel. Superó de largo a Gesamed, la sociedad de valores de CAM que está colocando a marchas forzadas los títulos que le vendió a sus clientes en la OPS. Ayer la caja de Alicante colocó otras 50.000 acciones.
Las cuotas se comportaron, por tanto, casi como un chicharro, esos valores sin futuro cierto que ciertos especuladores sacuden violentamente en el intradía para lograr fuertes beneficios aprovechando la confusión.
El Banco de España, que tiene intervenida la CAM y que abortó el polémico plan de recompra de las cuotas aprobado por el consejo de administración días antes de la intervención, aún no ha aclarado cuál será el futuro de esas particulares acciones en Banco CAM y de sus propietarios, la mayoría clientes de la caja.
La posibilidad de amortizarlas iría contra los intereses de CAM, que precisamente no anda sobrada de fondos propios. Al margen de la depreciación que pueden sufrir cuando se conozca el valor real de la caja y el tamaño del agujero que puedan presentar las cuentas, lo que parece seguro es que no supondrán el 7,5% del capital de la entidad que representaron cuando salieron a bolsa (el porcentaje varía según la valoración y resultados de la caja).
Los cuotapartícipes que no consigan colocar sus títulos o que prefieran mantenerlos se enfrentan a un escenario tan incierto como el de la propia entidad, y no se descarta que el comprador que finalmente se haga con CAM sea quien asuma su futuro como condición de la compra impuesta por el Banco de España.
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