VALENCIA. La Tomatina de Buñol es un acontecimiento de una repercusión mediática indudable. Una búsqueda en Google (que ha llegado a dedicarle su logotipo del día, el doodle) ofrece millares de resultados en páginas de internet de todo el mundo, en cualquier idioma, en blogs personales o en medios de comunicación de tanto prestigio como The New York Times. Las imágenes de 45.000 personas arrojándose tomates en una orgía agrofestiva dan la vuelta al mundo cada último miércoles de agosto.
Un escaparate demasiado apetitoso para que los organizadores hayan estado 45 años sin pensar en lo rentable que podría ser vender espacios publicitarios en el recinto del evento y en toda una suerte de mercadotecnia ideada para llenarla de las marcas de los anunciantes. Pero esta falta de mercantilización de la fiesta -que ha alcanzado desde hace años a otros eventos de forma invasiva, como en el caso de las Fallas- ha llegado a su final este año.
La agencia valenciana Socarrat ha sido la encargada de comercializar la Tomatina de este año con un fuerte despliegue de oferta para posibles anunciantes. Tanto es así que, según el dossier que se facilitaba a los posible clientes, prácticamente los únicos que se salvaban de la posibilidad de llevar el logotipo de un patrocinador son los tomates (100 toneladas), y porque no debe ser fácil.
En el plan de esponsorización, al que ha tenido acceso ValenciaPlaz.com, se ofrecen hasta 13 posibilidades y tarifas distintas para los anunciantes, dependiendo de la visibilidad y la posición de la marca en petos para los participantes, camisetas de la organización, grandes pelotas para que jueguen los asistentes, anuncios en vallas ubicadas estratégicamente en los tiros de las cámaras de televisión, grandes pantallas de televisión con spots o, incluso, dos nuevas mascotas (Tico y Tica) o el techo de los camiones que llevan los tomates.
Así, el patrocinio 'Tomatina oro', fijado en 180.000 euros incluye estampar la marca del anunciante en los petos oficiales (no se podrá participar en la fiesta sin ellos y valdrán un euro), 20 pelotas gigantes, las dos mascotas 'corpóreas' (es decir, muñecos del tamaño de una persona) que recorrerán las calles, 20 pancartas, las camisetas que llevan los organizadores, spots en dos pantallas gigantes, el video resumen, el plano de la tomatina...
Las modalidades plata y bronce reducen la presencia en algunos soportes de los antes mencionados y el precio a 145.000 y 98.000 euros respectivamente. Además hay otros patrocinios menores, como el de los 30.000 petos ya mencionados "que este año por seguridad deberá llevar todos los participantes", 58.000 euros, las pancartas que se ubicarán en el recorrido -hasta ahora no había este tipo de publicidad- a 3.000 euros por cada una, lonas gigantes a 8.500 euros... La lista se estira hasta 13 modalidades distintas de esponsorización.
Estos precios y opciones, en todo caso, fueron los previstos inicialmente, si bien algunas empresas tentadas al arranque de la venta aseguraron a este periódico que las tarifas se habrían rebajado. Las mismas fuentes apuntan a que el patrocinio principal estuvo a punto de cerrarse con una gran multinacional de detergentes, si bien no fructificó el acuerdo.
La conversión de la Tomatina de Buñol en un evento digno de su mercantilización ha alcanzado también a los medios de comunicación. Según ha podido saber este periódico, al menos a algunas televisiones se les ha pedido 3.000 euros por instalar su cámara en el balcón del ayuntamiento. Veremos si el intento de rentabilizar una fiesta popular no se vuelve en contra de su gran difusión.
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