MADRID. Louie se despierta entre sudores. Ha caído en la cuenta de que tiene treinta y tantos años. De que ya ha vivido la mitad de su vida ¡La cosa se acaba! No ha hecho absolutamente nada. Se va a morir. Despierta a su mujer con el llanto. Kim, que así se llama ella, tuerce el morro, pone cara de circunstancias y mientras Louie todavía filosofa desesperado, coge y le masturba lo más fuerte que puede. Asunto solucionado. Louie vuelve a dormir. Ahora como un bendito.
Es una escena tomada al azar de Lucky Louie. Y no es el tipo de escenas a las que nos tienen acostumbrados en sitcoms como Friends o Siete vidas, pero sí el tipo de escenas que en el pecado llevan la penitencia. La historia de esta serie se reduce a trece capítulos. No está meridianamente claro, pero algunos cuentan que HBO no grabó la segunda temporada porque la crítica se ensañó precisamente con todo aquello que hace que le entren ganas a uno de ver la serie: palabrotas, drogas, sexo, racismo, aparición furtiva de unos genitales... ¿Quién puede entender que quisieran quitarla?
Pero antes, situémonos. Louie y Kim son dos curritos que tienen una hija. Él trabaja en un taller, ella es enfermera.Su cuenta corriente suele estar temblando. Y sus amigos son un traficante que vive con su madre, un obeso trabajador pegado a una lata de cerveza y un tío al que directamente le falta un hervor. El argumento no cuenta otra cosa más que su día a día, el transcurrir de sus grisesvidas entre cervezas, porros y disertaciones sobre, por ejemplo, la educación de los hijos, el sexo anal, lafidelidad conyugal y frustraciones de toda clase y condición.
El fracaso o la mentira de la familia y el amor románticoson temas constantes. Louie es gordo y calvo. Kim le desea así, así... Además, él en ocasiones prefiere masturbarse escondido en el armario a estar con ella, su mujer. La cosa tampoco mejora con su hija. Son absolutamente incapaces de imponerle la más mínima disciplina. Louie, dominado despóticamente por una niña de menos de diez años, para desahogarse, cuando no la tiene delante, la insulta con el lenguaje que emplearía la prostituta más adicta al crack de todo Los Ángeles. Sin embargo, estos personajes al final se terminan queriendomás que los de ‘Matrimonio con hijos'. Es una comedia de triple salto mortal, pero con red.
Se trata, sin más, de la cultura y desventuras de la clase media baja, clase baja alta, la White trash, o como se diría ahora, ‘los de las subprimes', americana. Una señal inequívoca de la posición que ostentan los protagonistases el hecho de que, en una serie estadounidense, los vecinos, que son negros, sean más cultos, refinados y prósperos que ellos. Y Louie se afana en caerles bien no por nada, sólo porque le aterroriza que puedan pensar por lo más remoto que es racista. Su trato se reduce a un juego de eufemismos y desencuentros sin solución de continuidad. Cachondeo deshuesando cierto moralismo.
El padre de todo este invento es Louis C.K. Un humorista de cuyo saber hacer dan buena cuenta decenas de youtubes. Guarda un gran parecido con Hommer Simpsonsólo que en rosa y, a día de hoy, vuelve a tener su serie en la cadena FX. Cosa que, encima, le hace más feliz.
HBO canceló Lucky Louie con una audiencia en Estados Unidos que nunca superó el millón y medio de espectadores, la mitad que una gala de la duodécima edición de Gran Hermano en España. Aunque para tomar referencias justas hay que señalar que HBO anduvo por los cuatro millones de espectadores con The Wire, de ocho para arriba con los Soprano o, con su gran éxito actual, Juego de Tronos, ha reunido de dos a cuatro millones de televidentes. Pues bien, ahora Louie tiene 2,5 millones de media.
Estas cifras hay que tomarlas con algo de cuidado. Por ejemplo, la cadena AMC ha llegado con mucho esfuerzo a los tres millones con la emblemática Mad Men. No es un resultado excepcional para una serie con gastos de producción tan altos, pero el prestigio y reconocimiento que le ha dado a la cadena han terminado por hacerla rentable aunque hasta hace poco los jefazos se hayanpeleado con el creador, Matt Weiner, para meterle la tijera. En el caso de Louie, la relación calidad-precio-audiencia está causando estragos en las reservas de champagne francés de la zona.
En este espacio, el actor cuenta su vida y muestra cómo sus vivencias inspiran sus monólogos humorísticos. Una suerte de ficción documental con algo de telerealidad, un invento, al fin y al cabo, que tiene a todos contentos porque, según ha comentado el propio protagonista, lo que está haciendo ahora es lo que no le dejaban en HBO. Es decir, nadie revisa sus guiones, nadie se entromete en su trabajo y, en sus propias palabras, considera que le ponen la nota cuando le dicen si renueva o no por otra temporada.
Y hay cierta diferencia en el trabajo del cómico con HBO y con FX. Con Lucky Louie, toda la historia era un desastre, obviamente, pero acolchonada por el triunfo del amor. Ocurría lo mismo que en los Simpson. Pero en ‘Louie', se interpreta a sí mismo como hombre divorciado al que nada ni nadie se lo pone fácil. Y ese sí que es el punto de vista que ha caracterizado su obra cómica, o tragicómica: la del gordo, la del calvo, la del que ya no es joven, o la del que, sobre todo, es pobre.Una mezcla de ficción y cotidianeidad muy difícil de separar de lo verdaderamente real, porque, por ejemplo,la causa en origen de que Lucky Louie no tuviera una segunda temporada, fue una orden de Warner de meter recortes sí o sí en HBO vaya usted a saber por qué decisión errónea tomada entre daiquiris.
Mas todo esto dentro de unas intrigas palaciegas propias de la empresa moderna donde hay más personas dirigiendo que trabajadores. Louis cree que uno de los problemas más graves que tuvo su serie en HBO fue quesus audiencias se iban comiendo las de Deadwood. Una, por otra parte, excelente serie del oeste, que nunca dio los resultados esperados y tuvo una triste y agónica cancelación con la promesa de lanzar una película en lugar de otra temporada, cosa que nunca se hizo.
Nuestro cómico piensa que Lucky Louie desapareciósencillamente porque su suerte le escocía a cierta gente dentro de HBO y que la cancelación por haber recibido malas críticas por ser soez, por estar, supuestamente,dando una mala imagen de la cadena, no fue otra cosa que la excusa para quitársela de en medio dentro de las herméticas disputas de ejecutivos que poco o nada tienen que ver con el público.
El narcisismo de los artistas es infinito. El egoísmo de las empresas más aún. Los criterios de rentabilidad en torno ala calidad y una buena reputación son muy relativos. La historia de los verdaderos motivos de la cadena de televisión más prestigiosa del mundo, HBO, para cargarse la novedosa, cáustica y refrescante Lucky Louie, tardarán en saberse. Ahora bien, su creador actualmente trabaja en solitario, con plena libertad, y lo está bordando. Tal vez ahí deba residir el prestigio de una cadena de televisión, en la libertad que concede a los que ponen el rostro y las ideas. Un nivel aún menos fácil de cuantificar que los epítetos de las críticas en las revistas de tendencias, pero más necesario.
Creo que todas estas comedias han sido en su momento un éxito total para determinadas generaciones y tipos de población. La televisión tiene el poder de transmitirnos ideas y formas de ver la vida. Es por este motivo que siempre veo series que me aporten algo y me enseñen. Quiero compratir con ustedes que esto lo he encontrado mayormenete en series de HBO como Mad Men y los Sopranos...actualmente espero impaciente por el estreno en enero de <a href="http://www.hbomax.tv/luck">Luck</a>, la cual parece tener el mismo corte dramático.
Sip. Resulta honorable para una productora dejar hacer a sus artistas, que son los que saben, y que triunfen o la caguen, pero ellos. No tirar la piedra de lapidar ideas y luego esconder la mano. Pero hay mucho listillo que siemrpe se cree que sabe y que no ha escrito una línea interesante en toda su puta vida. Como en el fútbol, igual. Gracias por la referencia, me la apunto!! Saludos!
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