Hay opinión unánime entre los profesionales consultados por Valenciaplaza.com en torno a esta iniciativa del Gobierno. La incertidumbre y la falta de información genera desconfianza entre los inversores, no hay una planificación sólida que dé credibilidad a la labor económica del Gobierno y es probable que este nuevo impuesto tenga efectos perversos, como la fuga de capitales
-El Gobierno presentará la próxima semana un impuesto temporal para los más ricos
VALENCIA (VP). Todavía no ha llegado, muy probablemente ni se ha decido, pero el nuevo impuesto que el Gobierno pretende aplicar a los ciudadanos con "mayor capacidad económica", sin que se conozca exactamente a cuáles, va camino de convertirse en el nuevo ‘hit' del momento, el tema de moda tras los recortes de las inversiones o la restricción a la deuda municipal.
No se sabe siquiera el alcance que tendrá o que se le pretende adjudicar, es decir, lo que aportará a las arcas del Estado, aunque de momento ya se le puede atribuir el mérito de haber puesto en alerta a los principales gestores, a las manos que mueven los capitales en España.
"Me gustaría saber qué es lo que entiende el Gobierno por rentas altas, es decir, dónde se va a poner el listón a partir del cual se va a pagar este nuevo impuesto. Tampoco sabemos si va a afectar a las personas con salarios más altos, a los movimientos financieros o a los patrimonios", señala Francisco Álvarez, presidente de Ética Family Office y experto internacional en Bolsa.
En su opinión, el anuncio del Gobierno de implantar un nuevo impuesto para ‘ricos' responde más a una estrategia de imagen que a una iniciativa recaudatoria que pueda resultar efectiva en cuanto a volumen.
"Seguro que nos llevaremos una sorpresa cuando cojamos el boli y hagamos cuentas. Creo que se trata más de cuestiones de imagen que de finanzas y que ni siquiera el Gobierno tiene claro que pretende hacer", añade.
O lo que es lo mismo, "una medida negativa y desincentivadora para los capitales extranjeros", según el economista y auditor valenciano Luis Caruana. "Con independencia del componente político que pueda tener esta medida, la historia nos demuestra que un incremento de la presión fiscal no significa mayor recaudación, sino que esta puede reducirse".
"Si se gravan los movimientos de capital se está dando la espalda a la inversión extranjera. Los flujos de liquidez tan necesarios en la actual coyuntura acabarán buscando otros destinos en los que la fiscalidad tenga un impacto menor", agrega.
Esta es, sin duda, la opinión más extendida entre los profesionales consultados. "Lo fundamental para salir de la crisis es inspirar confianza en el más amplio sentido de la palabra. Los empresarios y los inversores que compran nuestra deuda pública necesitan saber hacia dónde va el país y si seguimos sin transmitir esa confianza necesaria lógicamente tenemos un problema", apunta Juan Latorre, socio director de la consultora KPMG.
"Parece razonable, en principio, que toda la población haya de realizar sacrificios en la línea de los que está reclamando el Gobierno, pero hay que considerar la posibilidad de que los fondos de inversión o las Sicav busquen otros lugares desde los que operar".
"Este tipo de medidas primer hay que estudiarlas, luego aprobarlas y por último transmitirlas, no al revés", sentencia Latorre.
"Como gestor acostumbrado a trabajar con empresarios conozco que la falta de expectativas y de concreción en la política económica del Gobierno acaba por mermar la confianza, así que no nos sorprendamos si no hay inversión, porque tampoco hay liderazgo definido", añade.
"La situación extraña que tenemos en este país merma lo fundamental, la confianza. El consumidor tiene miedo, al igual que quien nos compra la deuda y el resto de agentes sociales que son esenciales para nuestro futuro. No hay confianza porque no se hacen las cosas bien. No es razonable informar sin concretar", concluye Latorre.
Otra de las posibles medidas que podría desplegar el Gobierno afectaría a la fiscalidad de las Sicav, actualmente en el 1%, que podría seguir los pasos del Ejecutivo vasco y aumentarla hasta el 28%.
"Esto ya se ha hecho en otros países con anterioridad y al final lo que se recauda es mucho menos de lo esperado o de lo que inicialmente se pensó. Hoy en día las redes financieras están conectadas y no es difícil operar desde otros lugares. Ya viví algo parecido en Francia y las sociedades de inversión se fueron a Luxemburgo", explica Francisco Álvarez.
"En el seno de la UE existen diferencias considerables respecto a la fiscalidad que se aplica a las grandes rentas y salarios. El IRPF en Alemania o Francia puede rondar el 50% para los salarios de unos 150.000 euros, aunque nos pueda parecer exagerado, pero cuando hablamos de impuestos también tenemos que referirnos a los salarios, evidentemente. Las comparaciones profesionales implican todo, no sólo el porcentaje de los impuestos", explica el presidente de Ética Family Office.
Del mismo modo, Luis Caruana insiste en que "este es uno de los retos de la política común, puesto que tenemos una única política monetaria frente a las iniciativas fiscales particulares que aplica cada Estado".
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