VALENCIA (VP). Vilafranca es el punto de partida, a más de mil metros sobre el nivel del mar. Esta villa de Els Ports ofrece al viajero diferentes paisajes y unas majestuosas vistas panorámicas. Los barrancos, las montañas elevadas, las masías y las construcciones de piedra en seco diseminadas por el término nos dan una idea de cómo fue y cómo es la vida por estos parajes. Les Coves de Forcall, Fonts del Llosar, La Gotera, el Barranc de la Fos, o el Tossal dels Montllats, con 1.656 metros, son zonas de interés tanto por su propio encanto como para obtener unas excelentes panorámicas de las comarcas de Els Ports y L ́Alt Maestrat.
Destaca su trama urbana sobre el Barranc de la Teuleria, sobre el cual se pueden ver mosaicos de huertas tradicionales con sus canalizaciones para la lluvia y sus paredes de piedra. Recorrer las calles de Vilafranca nos hace retroceder en el tiempo.
Recorriendo el casco antiguo podemos visitar el ayuntamiento, que custodia un retablo de Valentí Montoliu, del siglo XV, el Hospital, las casas blasonadas o la casa señorial de los Brusca, rincones encantadores de esta localidad del interior de Castellón que diferencian la parte antigua, con sabor, de la nueva, como si fuera un pueblo dentro de una pequeña ciudad. Si paseamos por fuera del casco antiguo nos encontramos con la ermita de Sant Roc, la de Santa Bárbara y el Calvario.
En Vilafranca podemos encontrar alrededor de setecientas especies de fauna diferentes, entre ellas encinas, pinares, robles y sabinas, así como enebro, espliego, ajedrea y tomillo. Aves de rapiña y mamiíferos en peligro de extinción, junto con diversidad de pequeñas aves, reptiles, anfibios e invertebrados, e incluso cabras montesas son los otros habitantes de estas tierras. De hecho, Vilafranca está considerada como una de las áreas de mayor riqueza faunística de la Comunitat.
A partir de Vilafranca la ruta puede tomar como destino el Llosar, un conjunto arquitectónico que consta de la ermita de la Virgen del Llosar, del siglo XVII, una hospedería del siglo XVIII, els arcs del Pare Plàcid, del siglo XIX, y varias casas, en un entorno tranquilo de gran belleza estética. En el santuario de la Virgen del Llosar se venera a la imagen que fue encontrada por un labrador entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV. Desde el santuario parte una pista de montaña que conduce hasta Portell de Morella.
Esta localidad fue una antigua aldea de Morella en la que aún se encuentran restos de sus vetustas murallas y torres. La población tiene un aire medieval que envuelve un conjunto urbano y cuenta con 260 habitantes. Pasear por sus estrechas calles nos retrotrae en el tiempo, especialmente cuando visitamos la iglesia parroquial dedicada a la Asunción, un bello edificio de estilo barroco del siglo XVIII.
Desde Portell de Morella la ruta continúa hasta La Mata, por un camino asfaltado por el que atravesaremos espectaculares vistas entre barrancos, bosques de encinas y masías aisladas. En el trayecto a La Mata destacan los alrededores del río Cantavieja, donde se encuentra la zona de Les Calderetes, con unas pozas naturales aptas para el baño, y la Masía Molí la Punta, del siglo XVI.
HACIA MORELLA POR EL CANTAVIEJA
La Mata está situado a orillas del río Cantavieja, donde predominan las masas forestales de robles y encinas. En la Edad Media vivió su mayor prosperidad al ser un centro ganadero importante, actividad que continúa hoy, junto a la agricultura de secano, principalmente cereales.
La villa de distribuye su núcleo urbano de origen árabe en pendiente y alrededor de su iglesia parroquial de finales del siglo XVI, dedicada a la Virgen de las Nieves y que mantiene su estructura gótica.
Entre La Mata y Olocau del Rey la carretera en subida CV-121 lleva de nuevo por parajes naturales excepcionales por su bien conservada masa forestal de encinas. Por el camino se pueden ver viejas masías entre las que destacan las de Agustín y el Mas de Torreta.
Por el camino a Olocau descubriremos también las ermitas de San Marcos, de los siglos XV al XVIII, y la de espectacular localización, a más de 1.150 metros de altitud, de Nuestra Señora de la Naranja, obra del siglo XIII. Llegados a Olocau del Rey nos encontramos con una población edificada en un hondo y circundada de elevadas cordilleras de caprichosas formas. Olocau forma un conjunto de singular encanto: paisajes, yermos y elevados cerros solitarios donde anidan las más diversas especies ornitológicas.
El casco urbano de Olocau del Rey es una maravilla en conjunto por su bien conservada arquitectura popular, aunque lo más llamativo resulta ser la iglesia de la Verge del Pópulo, del siglo XIV, que alberga una bella escultura románica de la Virgen de la Naranja del siglo XIII, y el ayuntamiento del siglo XVI con su cárcel.
Tras Olocau, la llegada a Todolella, en brusca bajada, nos permite una hermosa visión de conjunto, con la villa situada al calor protector de su castillo, de construcción militar medieval y conocido con el nombre de la casa palacio de los señores de La Todolella, obra del siglo XIV. El palacio-castillo, de planta cuadrangular, destaca por su grandeza y buen estilo y fue, sin duda, la residencia de sus primeros señores feudales. En este pequeño municipio de la comarca de Els Ports, además, debemos dedicar un tiempo a la visita de la iglesia parroquial de Sant Bertomeu, del siglo XVI; el ayuntamiento, del siglo XVIII, y la Casa del Diable, del siglo XVI.
Seguidamente, dirijase a Forcall y en el camino, en el encuentro con el lecho del río Cantavieja, sorprende el bello puente medieval de los siglos XIV al XV y la cercana ermita de Sant Onofre. Huertas tradicionales nos llevan por caminos llanos y de armoniosos paisajes hasta la villa de Forcall, localizada en la original confluencia de tres ríos: Calders, Cantavieja y Bergantes.En la escapada al Forcall podremos también visitar La Ermita de la Virgen de la Consolación y la Iglesia Parroquial, con un campanario de cincuenta y cinco metros de altura.
ERMITAS Y MONTAÑAS
Desde Forcall el viaje continúa hacia Xiva de Morella, situada en un pequeño llano. Su conjunto urbano invita a realizar una tranquila visita por el pueblo. Nos encontramos con un antiguo caserón, del siglo XVII, que ha sido restaurado tras albergar las Escuelas y la Casa Consistorial y que en la actualidad acoge un alojamiento rural, la Fonda de Xiva.
Tras esta parada, sigue el camino a Morella por una única vía de automóviles. En el itinerario, dirección a Morella, una pista a la derecha nos acerca a las pinturas rupestres de la masía de Morella la Vella, por un camino de gran belleza, que atestiguan la presencia del hombre prehistórico por estas tierras.
Resulta imprescindible la visita al castillo. Construido aprovechando la roca, para llegar hasta el castillo de Morella habremos descubierto las murallas de la ciudad, levantadas durante los siglos XIII y XIV. Entre las murallas medievales destacan las puertas de la Nevera, la de Sant Miquel, Morella, Sant Mateu, Forcall y del Rei.
La visita a Morella ofrece la posibilidad de perderse entre su trama urbana escalonada y visitar las joyas de la ciudad como la Basílica de Santa María la Major, de visita obligada para todo el que se acerque a esta hermosa población. Obra gótica esplendorosa, reúne en la misma fachada la puerta de los Apóstoles y la de las Vírgenes.
La industria textil, una de las principales actividades de Morella hasta principios del siglo XX, sigue siendo motivo para que los aún artesanos continúen ofreciendo las mantas y prendas de abrigo tan necesarias en los fríos inviernos de Morella y la zona de Els Ports. Además, entre sus comercios podemos encontrar diversas tiendas de artesanía y de productos de la tierra.
Continúa la ruta que acercará a la Pobla de Benifassà. Recorremos su núcleo urbano, donde llaman la atención sus casas de piedra y balcones de madera, y son de obligada visita la Iglesia de la Asunción, y curiosidades como el lavadero público restaurado y el singular Chopo de la Font Lluny.
Alcanzamos nuestro siguiente destino, Ballestar. La aldea es un extraordinario conjunto histórico-artístico y sus calles con edificios de piedra y hermosas balconadas de madera esconden la iglesia parroquial, de bella factura románica iniciada en el siglo XIII, en la que puede observarse, bajo el reloj, una representación en piedra de un caballero cisterciense. Bajaremos por caminos que nos llevarán a la pared del embalse de Ulldecona. Desde allí parte una pista de montaña que bordea el barranco de la Fou, donde descubriremos arces, avellanos, olmos, tilos y álamos que con el otoño tiñen de colores ocres la zona. En las partes más húmedas del barranco podremos encontrarnos el acebo y la adelfilla.
Pasado el embalse de Ulldecona, siguiendo el curso del río Sena, descubriremos recónditas pozas de agua, aptas para el baño, y algunos olivos milenarios, ya que el olivo era uno de los cultivos tradicionales de la zona. Entre los olivos y los primeros campos de cítricos, acercándonos al litoral, descubrimos San Rafael del Río, cuyo casco antiguo merece ser visitado. Finalmente la ruta nos llevará a Vinaròs, nuestro último destino. Esta localidad costera nos ofrece dos caras, el puerto y el núcleo urbano.
Entre otros monumentos merece la pena acercarse a la Iglesia de San Agustín, que actualmente es sede del Auditorio Municipal, el ayuntamiento, del siglo XVII, el mercado municipal de 1928 y la plaza de toros, construida cerca del mar y la más grande de su categoría. Su puerto y sus playas, muy concurridos en verano, invitan en el invierno a un tranquilo paseo. En las cercanías podremos visitar las ermitas de Nuestra Señora de la Misericordia y San Sebastián. Se trata de construcciones encaladas, situadas en una pequeña colina conocida como El Puig, desde la que se ve una bonita panorámica.
A pocos metros de la ciudad podemos finalizar nuestra ruta visitando la ermita de San Gregorio, una bella iglesia del siglo XVIII, obra del fraile agustino Fray Pere Tonel.
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