MADRID (EFE). Si la primera semana de agosto fue negra, la segunda ha resultado alucinante, con la locura instalada en los mercados bursátiles en forma de altibajos insólitos.
El lunes se distendió significativamente la presión agobiante sobre las deudas de España e Italia debido a la activa compra de bonos por parte del Banco Central Europeo (BCE), tras un cambio de estrategia decidido el domingo de urgencia.
La decisión del BCE hizo que las primas de riesgo de España e Italia cayeran bruscamente como nunca antes, para acabar estables a menos de 270 puntos básicos, con el rendimiento de sus bonos a diez años en torno al 5 %.
Pero ese mismo día las bolsas comenzaron a ser zarandeadas por un terremoto a partir del hundimiento, el lunes, de Wall Street, el mayor en tres años, influida por la histórica degradación de la calificación crediticia de EEUU por porte de la agencia Standard & Poor's.
De poco sirvieron las proclamas patrióticas del presidente Barack Obama sobre que Estados Unidos siempre será un país "triple A", ni sus consultas con los líderes europeos o la decisión de la Reserva Federal, el martes, de mantener dos años más los intereses cerca de cero.
Fueron paños tibios frente a unos inversores atenazados por el temor a que EEUU y Europa entren nuevamente en recesión, sobre la solvencia de grandes bancos del Viejo Continente y a que los gobernantes y autoridades monetarias de ambos lados del Atlántico se estén quedando sin munición.
Nuevos datos mostraron a lo largo de la semana la desaceleración del crecimiento económico, tras la anémica expansión de EEUU en el primer semestre, y la sensación de que a la primera economía mundial le falta impulso para crear más empleo.
Además, quedó constatado que la mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) tienen síntomas de ralentización económica, que también dan grandes economías emergentes como China, India y Brasil.
No tardó en confirmarse, según las cifras conocidas el viernes, el estancamiento de Francia en el segundo trimestre, al tiempo que la inesperada caída de la producción industrial en la zona del euro era un indicio de una rápida desaceleración del crecimiento europeo.
El Banco de Inglaterra acortó su previsión de crecimiento del Reino Unido y de China llegaron conjeturas sobre un enfriamiento significativo de la expansión económica para los próximos años.
La ministra española de Economía, Elena Salgado, descartó una recaída del país, mientras la situación de crisis volvía servir de armas arrojadiza en esta precampaña electoral para las generales del 20 de noviembre.
El Gobierno italiano, apremiado por el BCE y los mercados, impuso el viernes un plan de ahorro de 45.500 millones de euros para anticipar de 2014 a 2013 el equilibrio presupuestario.
"Mi corazón llora sangre", dijo cariacontecido el primer ministro Silvio Berlusconi tras aprobar por decreto de urgencia un plan de choque que mezcla reducciones en las administraciones locales, incluida la supresión de municipios y provincias, con privatizaciones de servicios públicos, impuestos a los salarios más altos y a las rentas financieros, reajuste de algunas pensiones, lucha contra la evasión fiscal, aumento de la edad de jubilación de las mujeres y supresión de fiestas.
En cuanto a Francia, segunda economía de la eurozona, tembló el miércoles por los rumores sobre la fragilidad de algunos de sus bancos, alimentados por la sorpresiva interrupción de sus vacaciones del presiente Nicolas Sarkozy y la reunión de urgencia de un gabinete de crisis.
Para aplacar los nervios, París anunció nuevas medidas de reducción del déficit, que posiblemente estará en vigor en septiembre, al tiempo que proliferaban los desmentidos a una inminente degradación de su deuda
De todas maneras, Europa queda pendiente de la cumbre del martes entre Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, que fue convocada de urgencia.
Wall Street escapó el viernes con ligeras pérdidas semanales del 1,5 % tras una de los cinco días más agitados de su historia: "Una montaña rusa perfecta", según un analista.
Las acciones europeos también acabaron con ganancias después de interminables sesiones con pérdidas, once consecutivas en el caso del índice promedio europeo Euro Stoxx 50 y nueve en el del Ibex 35 español.
En un intento por restaurar la confianza en unos mercados golpeados por toda clase de conjeturas, el jueves, tras las palizas que ese día llevaron los bancos europeos en las bolsas, los reguladores anunciaron la prohibición temporal en España, Francia, Italia y Bélgica de las ventas a corto de los valores financieros.
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