VALENCIA. Hace dos días, el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Julio Segura, compareció ante la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados para presentar el Informe Anual de la CNMV 2009. Diversas y variadas fueron las cuestiones que sus señorías plantearon al presidente del organismo supervisor de los mercados de valores españoles encargado, entre otras cosas relevantes, de la protección de los inversores, es decir, de generar la tan anhelada confianza. Pero de todas ellas fue las actuaciones que la propia CNMV había realizado en relación a la emisión y venta de pagarés de empresa de Nueva Rumasa entre inversores.
Estos títulos, de los que se han realizado tres emisiones en España hasta la fecha, no están admitidos en ningún mercado, no tienen la consideración de oferta pública, y su comercialización tenía lugar directamente entre la empresa y los inversores sin mediación de ninguna empresa de servicios de inversión, quedando al margen de la supervisión del organismo dirigido por el señor Segura.
Muchas han sido las comunicaciones, hasta cuatro, de la CNMV advirtiendo de los peligros que podrían acarrear la suscripción de los pagarés de Nueva Rumasa. Así, por trámite de urgencia, el Gobierno aprobó el Real Decreto-ley 6/2010, de 9 de abril, de medidas para el impulso de la recuperación económica y el empleo, para atajar esta situación de inseguridad jurídica de los inversores.
Con la aprobación de este Real Decreto se podría exigir para este tipo de productos -que, uno, no necesitan folleto, dos, no se negocian en mercados organizados y supervisados y, tres, son objeto de publicidad masiva-, que fuera obligatoria su comercialización a través de una empresa de servicios de inversión y, en la medida en que la CNMV supervisa las empresas de servicios de inversión, la CNMV tuviese competencias sobre este tipo de emisiones de este tipo de pagarés.
Con posterioridad a la publicación en el BOE de esta modificación legal a la Ley del Mercado de Valores, Nueva Rumasa publicitó en diferentes ocasiones que habían alcanzado algún acuerdo de comercialización con una empresa de servicios de inversión. Nada más lejos de la realidad. En la sesión plenaria de ayer, el presidente de la CNMV confirmaría el desistimiento de la propia Rumasa de comercializar sus pagarés. Alternativamente, Julio Segura indicó que sería alguna filial del grupo, una vez cotizada en bolsa, la que realizaría las emisiones, contando en ese mismo instante con el beneplácito de la CNMV en cuanto al cumplimiento de las más estrictas reglas de transparencia de las empresas cotizadas.
El motivo de que Nueva Rumasa y el Valencia Club de Futbol guarden tan estrecha relación como se deduce del titular de este artículo deriva en cierta forma del tipo de operación que a través de su Fundación quiere acometer el Valencia. Comparten que enfrente de las dos operaciones está el señor Segura con planteamiento si no iguales, muy parecidos.
No hay que remontarse al verano del año pasado para explicar el tortuoso proceso de ampliación de capital. Quizá lo más interesante ahora es entender porqué la Fundación no ha podido vender las acciones del Valencia entre los aficionados ché.
Pues bien, aun no siendo las acciones del Valencia cotizadas en un mercado de valores, la operación de venta de la Fundación tendrá la consideración de oferta publica al ofrecerse masivamente entre aficionados, o como se dice en los mercados, al considerarse una "colocación minorista". En estos casos, la CNMV exige un folleto registrado y público para todo el mundo de forma previa a la venta de las acciones.
Este folleto estará compuesto por tres partes. Un primer documento (nota de valores) donde se describen las características de las acciones a vender); un segundo documento (conocido como ‘documento de registro') donde se describe al emisor de los valores y donde se ponen a disposición de los potenciales inversores las cuentas anuales de los últimos tres ejercicios. El ultimo documento es un tríptico informativo, resumen de los anteriores.
Pues bien, unido a lo anterior, es necesario cumplimentar un apartado denominado ‘Factores de Riesgo'. Es decir, el Valencia Club de Futbol debe explicar el riesgo que conlleva para los aficionados chés comprar las acciones del Valencia. Posiblemente sea éste el apartado donde la CNMV apriete más al Valencia. La CNMV sólo aprobará el folleto conjunto si el Valencia es capaz de llegar a desnudarse, completamente.
Llegado este momento de desnudez, la recomendación sería emprender otro camino. Quizá la salida a Bolsa solucionaría muchos problemas, ganando con toda seguridad los aficionados del Valencia en conocimiento y trasparencia sobre la gestión del club del que serán sus nuevos propietarios.
El Valencia sin Villa ni Silva es un equipo de segunda, lo demostró contra el Zaragoza
Yo si el Valencia saliera a Bolsa me plantearía comprar acciones. Eso es cierto.
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