VALENCIA. Mientras la mayoría del futbol español ponía el grito en el cielo, otros aplaudíamos la operación. Benfica, Zaragoza y el fondo de inversión Quality Sports Investment (del omnipresente Jorge Mendes) llegaban a un acuerdo a tres partes para que el portero del Benfica, Roberto Jiménez, recalara en el club aragonés en una operación valorada en 8,6 millones de euros.
Comprendo hasta cierto punto la algarada futbolística. Que un club con una deuda financiera superior a los 130 millones de euros, en situación de concurso de acreedores, pueda participar en una operación de adquisición (por el fondo) y cesión (al Zaragoza) por un montante tan elevado en las circunstancias en las que se encuentra el club de destino es realmente paradójico. ¿Qué pensará el Levante?.
Más allá de lo interesante de este tipo de adquisiciones de jugadores desde un punto de vista financiero donde los derechos federativos del jugador no le corresponde al club de fútbol de destino donde jugará sino a una tercera entidad que asume activo inmovilizado (el jugador) en su propio balance, me interesa mucho más lo acontecido con posterioridad al cierre de la operación.
El Sport Lisboa e Benfica-Futebol, SAD (el Benfica) cotiza sus acciones en un mercado secundario oficial de valores: la Bolsa de Lisboa. De esta forma los inversores/accionistas actuales y potenciales (futuros) del Benfica están protegidos por la Comissäo do Mercado de Valores Mobiliarios, es decir, la equivalente portuguesa de la Comisión Nacional del Mercado de Valores española.
Así, el día 2 de agosto de 2011, Zaragona y Benfica anunciaban el traspaso del jugador y la valoración conjunta de la operación sin dar mayores detalles. Esta información, más allá de los medios de comunicación deportivos, fue comunicada a Comissäo do Mercado de Valores Mobiliarios como es preceptivo en estos casos.
Pues bien, el día 3 de agosto la propia Comissäo ordenaba la suspensión de la negociación de las acciones del Benfica en la bolsa de valores lusa a la espera que el propio Benfica comunicará más detalles de la operación, insuficiente a todas luces para los inversores/accionistas del club lisboeta.
¿Jarro de agua fría?. Posiblemente para los dirigentes de ambos clubes si. No, para el resto. Sin duda, esta es la mejor forma de proteger los intereses de accionistas, acreedores y aficionados del Benfica y por qué no decirlo del propio Zaragoza y del fúbol en general.
Luz y taquígrafo. Cotizar en un mercado de valores o vender (o revender, recolocar,...) acciones de una sociedad anónima (deportiva) de forma masiva al público en general ofrece estas bondades, mal entendidos por los dirigentes de los clubes, incluido nuestros admirados (por su aguante) Llorente y Piles, a la vista de sus propias actuaciones.
Un club como el Valencia CF SAD, con algo más de 47.000 accionistas, debe plantearse que la mejor forma para desplazarse entre dos puntos, camino de la democratización, es la línea recta, transparente, clara y meridiana.
No se asusten. Antes o después, bien a través de la Liga, del Consejo Superior de Deportes o de la propia UEFA, se impondrán este tipo de actuaciones supervisoras en aras a una mayor transparencia en el mundo del futbol acorde con la situación económica actual.
________________________________________________________
(Para consultar los artículos publicados de El Broker Enmascarado pinchar aquí)
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.