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VALENCIA. Casi a la par que la protestas del 15-M, los aficionados todos -accionistas algunos-, del Valencia CF, han comenzado a despertar, a reivindicar, a reclamar e incluso a exigir a los actuales dirigentes del Valencia CF SAD. ¿Y el objeto de la protesta? la creación de una grada de animación.

Gol Gran, Yomus... y otros (¡que hay que ver qué otros!), se han unido (lo que ya de por si es una magnífica noticia en un club donde este fenómeno destaca por su ausencia) con el único objetivo (lástima, el club afronta otros tanto retos y desafíos) de que el club, exageradamente complaciente con este tema, establezca en el viejo Mestalla una zona especifica de animación, capaz de crear una atmósfera ('olla a presión', 'miedo escénico', 'jugador número 12'...) que permita al equipo de fútbol ganar, ganar, y ganar. Objetivo loable por parte de los aficionados.

Sin embargo, un análisis sosegado (si es posible) de la cuestión (implantación de una grada de animación) me lleva a ser radical. Estoy seguro de que Llorente piensa como yo pero también me da la sensación de que esta vez (como en otras ocasiones) se ha pasado de frenada cuando sabe que este asunto no tiene cabida en el viejo Mestalla.

Razones no faltan. Y empezaré recordando un hecho desgraciado en el mundo del fútbol. La mayor tragedia del futbol tuvo lugar 1989, en el estadio de Hillsborough. Murieron 96 aficionados del Liverpool durante la semifinal de la Copa inglesa ante el Nottingham Forest. Esta tragedia dio lugar al Informe Taylor donde una de sus recomendaciones (entre otras muchas), adoptadas por las autoridades inglesas, fue la prohibición de las gradas de animación en los campos de fútbol ingleses de primera y segunda división.

Otras tragedias han dado lugar, por desgracia una vez ocurridas, a otras medidas de seguridad en los campos. Lo anterior se traduce en un esfuerzo excepcional de los clubes de fútbol para mantener las gradas de animación allí donde están implantadas. Y ya saben a qué me refiero, inversión por un lado y gastos de seguridad, mantenimiento y otros, por otro lado. Una carga excepcional e inasumible para las actuales economías de muchos clubes (por desgracia con el nuestro a la cabeza).

Sin embargo, el anterior argumento no invalida por sí solo la creación de una grada joven. ¿El modelo a seguir? Sin lugar a dudas, la Yellow Wall (Gelbe Wand) del Borussia Dortmund. La excepcional grada de animación del equipo alemán con 25.000 plazas de pie (acuérdense de este dato, que no es baladí, todos de pie: ¿o acaso ustedes quieren también asientos?). Implantada en uno de los tres mejores estadios de fútbol del mundo. Estadio nuevo (¿les suena?, luego volveremos sobre ello), moderno, seguro. Muy diferente de nuestro viejo Mestalla.

El abono y la entrada
No tiene sentido la creación, per se, de una grada joven si ésta, además, no va acompañada de otras demandas. Y estoy seguro de que a Llorente no le acaban de hacer gracia. Y me refiero al coste del abono de temporada para esta grada. Si cogemos como modelo al equipo alemán, estaríamos hablando de entre 11 y 13 euros por entrada para un abono anual nunca superior a 200 euros. Hagan números.

Añadido a lo anterior, Llorente y Gómez deben restar estas plazas en las competiciones europeas, donde todo el mundo debe permanecer sentado. Siguiendo con el ejemplo del Borussia, el Idunia Park pasa de 81.000 plazas en los partidos de liga a 66.000 en Europa. Más números, negativos.

No quiero ni pensar las molestias que una pseudoimplantación de esta grada podría ocasionar en otros aficionados y abonados. Los derechos de unos no deben comenzar donde acaban los de otros. Seamos justos.

Me ha sorprendido, que ahora, en este momento, la mayor preocupación de Gol Gran y Yomus se centre en esta reivindicación acogida, ¿de buen agrado?, por el presidente del Valencia CF SAD. Exijan esto, pero en el nuevo campo, es decir, exijan el Nuevo Mestalla, ya. No elijan atajos. Nou Mestalla ofrece todas estas posibilidades, incluso más. No permitan la deshonra de un campo parado más de dos años.

Todo el mundo intuye, y unos cuantos saben, que esto es una cortina de humo de cara a la galería, y que muchos han comprado, que no debe 'empañar' la decepcionante gestión del consejo actual del Valencia CF SAD.

Nunca he confiado en los apellidos. Todos prescindibles. Solo creo en las ideas. Sobre todo en las buenas ideas, vengan de donde vengan, las pronuncie quien las pronuncie. Pero no las negociadas en el cuarto oscuro. A mí me gustan las que se trasmiten con luz y taquígrafo, abiertas al debate, que tanto asustan a otros. Incluso de las malas ideas me ayudan a entender. Yo también quiero una gradada de animación, o mejor, un campo de animación, seguro, moderno y económico.

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(Para consultar los artículos publicados de El Broker Enmascarado pinchar aquí)