-¿No es muy joven para estar desempeñando puestos de gestión?
-La verdad es que imaginaba que llegaría a este puesto superada la barrera de los 35 años, pero la oferta me llegó pronto. Por eso sigo estudiando. He acabado un máster en electrónica y ahora ultimo mi tesis doctoral.
-¿Acabar 'telecos' en cuatro años es habitual?
-No lo sé, he visto gente que aún es más rápida que yo. Justo Nieto siempre nos cuenta que él hizo dos carreras a la vez. Siempre hay personas más inteligentes.
-Medicina nuclear, chips de última generación, astronáutica y ahora microeconomía, ¡que bárbaro!
-Desde que era un chaval me encantaba hacer cosas y al descubrir la intensificación de la electrónica en la carrera vi que esa vía me permitiría hacer lo que quería, esto es, entrar en muchos mundos. Siempre me interesó el diseño micro electrónico analógico y su aplicación en áreas como la medicina, la economía, tecnologías... Mi sueño era partir de cero y hacer algo que pudiera usar la gente. Me gusta la ciencia, pero unida a la finalidad empresarial.
-¿No existen muchos institutos de I+D sin finalidad práctica?
-Sí, carecen de la visión empresarial para aplicar sus investigaciones en campos prácticos.
-¿Y aquí que hacéis?
-Me llamó Justo Nieto para llevar la gestión de esta fundación centrada en la innovación. Nuestro objetivo es crear caminos de conocimientos inéditos para llegar a una meta razonable. Actualmente estamos investigando en la creación de una aplicación informática que incluye propuestas de valor, segmentos de mercado para generar modelos de negocio. Digamos que más que ofertas ofrecemos nuevas propuestas de trabajo inexistentes actualmente. En estos casos siempre hace falta un emprendedor o empresa que lo quiera llevar.
-¿Es difícil encontrar emprendedores?
-Sí. El emprendedor tiene que abrir negocio, ser perseverante y seguir arriesgando. El problema es que desde pequeños no se nos ha inculcado el espíritu emprendedor. En el colegio tienes que demostrar que has adquirido el conocimiento que te viene dado en un libro, pero nunca se desafía a los jóvenes a que encuentren un conocimiento nuevo. Estaría bien que el último año de carrera estuviera en blanco.
-¿Usted nació con espíritu emprendedor?
-A mí me gustaba hacer cosas, pero no encontraba la plataforma para hacerlas realidad. De hecho los profesores me frenaban diciéndome que aún estaba en segundo o tercero de carrera y tenía que esperar. En cierto modo frenaron mi espíritu empresarial.
-¿Qué hubiera montado?
-Entre varios compañeros creamos un guante -ratón- para moverse por la pantalla del ordenador, por supuesto con cinco posibilidades de acción, pero se frustró porque todos teníamos mucha carga lectiva.
-¿La inteligencia se fragua en familia?
-Estudié en Escolapios en la Malvarrosa y mi familia era muy normal. Mi padre era camarero en la playa y mi madre ama de casa, pero tengo dos hermanos mayores que también son telecos. A ellos les hacían mucho caso y yo quería que me pasara lo mismo, por eso creo que seguí sus pasos.
-¿Cómo se fomenta el hábito de estudios en familias donde no hay tradición?
-Mi padre nos aconsejaba que no acabáramos como camareros, pero nunca nos obligó a estudiar. Sugería, orientaba y ante un fracaso escolar nos recordaba que si nos habíamos esforzado al máximo no se nos iba a pedir más. Nunca metieron más presión de la que ya suponía la carrera y siempre nos animaban asegurándonos que iba a ser muy bueno para nuestro futuro.
-¿Ahora son sus hermanos los que le envidian a usted?
-No, son dos grandes profesionales. Amadeo es un gran experto en la investigación de la tecnología de microondas y David es profesor en la universidad Carlos III de Madrid y especialista en reconocimiento de voz.
-Y además participa en proyectos solidarios, ¿su vida es como de manual, muy perfecta?
-En ese caso he participado siempre. Soy cristiano y mi novia es hija de pastores evangélicos. Creemos en la figura de aquel que da. Desde siempre he dedicado un 10% de mi salario, sea el que sea, a causas solidarias. No sé si es o normal, pero para mí es lógico.
-¿Lo vivió en el barrio donde creció?
-Crecí en el barrio de la Malvarrosa, muy cerca de las casitas rosas, pero siempre he estado rodeado de gente que me animaba a actuar, a no conformarme e intentar materializar las obsesiones. Me decían que en la vida siempre hay una posibilidad más, es cuestión de buscarla. Por eso en la universidad buscaba presentarme a todas las convocatorias, nunca sabía qué podía pasar.
-¿La universidad se parece a la vida real?
-En mi caso detestaba los exámenes porque me parecían poco real. En la vida no te dan dos horas para resolver un problema, ni te encierran en una habitación sin apuntes ni libros donde consultar. Los exámenes son pruebas de presión poco reales.
-¿Su héroe favorito?
-Mi padre, por cómo ha trabajado y se ha deslomado para que no nos faltara nada, así como por su manera de educarme, sin presionarme si veía que ya lo estaba y animándome cuando veía que tiraba la toalla.
-¿Qué divierte a un joven como usted?
-Lo mismo que a la mayoría, pero eso sí, organizo mi tiempo y procuro encontrar el necesario para irme de discoteca y preparar una media maratón en la que quiero participar. Toco la guitarra y como no se me da mal estoy dando clases a chavales en el curso de guitarra del Poli.
-¿Y eso?
-No gano nada, pero me gusta. No soy Mark Knopfler, pero tampoco lo hago mal. Soy un ejemplo de aquel que ha leído una página más tú y ya está preparado para enseñarte algo.
-¿Es un joven indignado?
-He pasado por plazas y lo que veo a veces no me gusta. De todos modos soy miembro fundador de un partido político, Partido de Internet, que tiene 1.500 afiliados. Reclama que cualquier ley que se apruebe en el Parlamento se apruebe también en Internet. El problema del 15M es que no se puede reventar el sistema desde fuera, tiene que hacerse desde dentro. La carencia de líder y de organización también afecta a la supervivencia de este grupo.
-¿Por qué la gente joven se desentiende de la política?
-Están desencantados. No son conscientes de lo que ha costado implantar la democracia, pero a la vez no se identifican con los actuales partidos políticos porque se preguntan si es democrático el modelo que tenemos. Votar cada cuatro años es un mal sistema.
-¿Qué hacemos con la crisis?
-Salir de ella, pero no con los partidos políticos. Los que de verdad van a sacar a España de este infierno van a ser los empresarios y los que trabajamos en empresas. Los consejos que dan las grandes corporaciones económicas son: no obstaculicéis a los emprendedores que quieran montar una empresa y reinyectar dinero a la sociedad.
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