VALENCIA. Los bodegueros valencianos han realizado un ingente esfuerzo de mejora e innovación en los últimos años con escasa ayuda pública si se los compara con los homólogos de otras zonas, de Navarra a Murcia por no mencionar Rioja o la Ribera del Duero (ya se sabe que la Generalitat sólo se toma en serio los grandes eventos deportivos de forma que la defensa de lo nuestro sólo es de boquilla: los dineros se los llevan los que piensan que "Hitler hacía que las cosas funcionasen" tipo Ecclestone & Cia). ¡Ya quisieran ellos, los bodegueros valencianos, tener algo que se asemejara, aunque fuera de lejos o en castellano, a la campaña 'Drink Ribera, Drink Spain´ del II Plan de Promoción de Ribera del Duero en EE UU!
A este abandono público se suma el mantenimiento de un suicida minifundismo comercial. Porque que se compita en producto no debiera haber sido obstáculo para asociarse en el terreno de la logística adaptándose así a la competencia a la que se enfrentan. Entre unas cosas y otras, a pesar de esta calidad, algunas bodegas de toda la vida estén atravesando por difíciles circunstancias económicas. Y guste o no guste oírlo, hoy por hoy sólo Vicente Gandía está demostrando contar con una estrategia de difusión sólida. Ahí está su tienda directa para demostrarlo en la que ya se pueden adquirir los vinos de Rioja, Ribera y Rueda que acaba de presentar.
Pero dejando al margen las camisas de once varas, hay productos excelentes que merece la pena catar. Y no todos de la potencia dominante en donde la elevada graduación alcohólica se suma a un paso en boca más que contundente. He probado hace poco dos excelentes blancos. El Chardonnay con barrica 2009 (con un 10% de sauvignon) de Álvarez Nölting, que me parece especialmente destacable, quizá por la sorpresa de encontrar un chardonnay valenciano competitivo dentro y fuera de España. No soy capaz de identificar esas "hierbas de tocador" que le encuentra un afamado crítico. Pero sí los componentes que me agradan de ese tipo de vinos a menudo en exceso alimonados: graduación moderada, persistencia y complejidad. De la misma bodega, recomiendo tanto como el anterior su buque insignia, el Álvarez Nölting 2006, un coupage entre cabernet sauvignon y tempranillo a partes iguales que se aleja, y supera, al imperio de la monastrell que nos invade.
El segundo blanco valenciano que me parece excelente es Los Almendros 2008 de Bodegas El Angosto (que también dispone de tienda online). Una combinación de chardonnay, sauvignon blanc y verdejo con un resultado muy destacable y ciertas similitudes a los burdeos Pessac Lognan aunque todavía haya distancia que recorrer. Por lo que he observado en las tiendas que conozco, sin embargo, la añada que está en el mercado es la 2009, que no he catado y cuya valoración podría ser algo diferente.
Los dos tintos que más me han gustado son difíciles de encontrar. El Obscur de Vins del Ponent que vende parece que en exclusiva Casa Manolo en Daimús y el extraordinario coupage experimental Sentencia de Requena del que sólo hay 1.200 botellas. Y junto a ellos un buen número de tintos más conocidos que siguen manteniendo un nivel medio de calidad envidiable. Ahora sólo falta que se superen las dificultades de aquellos que las tienen, que el Dolmo, Raiza y Nebla de Vicente Gandía sean un éxito. Y, si puedo pedir un secreto deseo, que los cabernet sauvignon de Enrique Mendoza vuelvan al mercado como cuando pioneramente se adentró por el difícil camino de tener presencia en el mundo del vino. Porque su Santa Rosa, siendo bueno, tiene una parte de syrah y merlot que hace que no sea lo mismo.
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El blog de Joe L. Montana
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