CANCÚN. Aguas transparentes, arena blanca y peces de mil colores. Rodeado de una barrera de coral, la segunda más grande del mundo, el paraíso perdido se encuentra frente a las costas de Cancún y se llama Cozumel. Practicar submarinismo, golf, pasear en motocicleta o disfrutar de sus hermosas playas son algunos de los atractivos que ofrece la isla más grande de México, un lugar con naturaleza en estado puro que conserva deshabitado cerca del 90 por ciento de su territorio.
Bautizada por los mayas como Cuzamil, que significa 'Isla de las golondrinas', fue durante más de 3.000 años lugar sagrado y centro de peregrinación para mujeres de toda la actual Centroamérica que, al menos una vez en sus vidas, debían viajar allí y ofrecer en los altares de Ixchel, diosa de la Luna y madre de todos los hombres, regalos y sacrificios a cambio de amor y días fértiles.
En Cozumel pisaron tierra firme por primera vez, a causa del naufragio de un galeón, los hombres que salieron a la aventura capitaneados por Juan de Grijalva, quien llamó a la isla Santa Cruz. Uno de los recién llegados fue Gonzalo Guerrero, quien se casó con la hija de un cacique indígena y tuvo varios hijos, quizá los primeros mestizos de México y los más antiguos del Nuevo Mundo.
Un año después, en 1519, Hernán Cortés pidió a Guerrero que se uniera a su causa, pero éste ya tenía el cuerpo tatuado según la costumbre local y formaba parte ya de la comunidad indígena. Así, paradójicamente, decidió negar su ayuda al extremeño y adiestrar a los nativos contra los soldados españoles.
Don Jerónimo de Aguilar, otro náufrago español, pronunció en la isla el primer sermón cristiano de Mesoamérica, donde se estableció la primera diócesis de México y se levantó la que sería la primera iglesia de la región. Incluso hoy, algunos cozumeleños aseguran poder señalar el lugar exacto donde habría estado el templo, sustituido en la actualidad por otro en el que la misa se escucha con ventilador o a puertas abiertas, para mitigar el calor húmedo que manda todo el año en el lugar santo de los mayas.
Después, durante sus cuatro siglos de colonia, los piratas que infestaban el Mar Caribe aprovecharon la isla como centro de operaciones. Tanto corsarios franceses, como holandeses e ingleses disfrutaron de Cozumel y desde allí aprovecharon para controlar territorios vecinos. Fueron los casos de Henry Morgan, que se convirtió en gobernador de Jamaica, o el del pirata inglés Peter Walance, que fundó y colonizó Belice.
Después el siglo XIX trajo aires renovados y el auge del comercio propició la apertura de los primeros hoteles de la Isla de las Golondrinas, que sin embargo no obtuvo crecimiento sostenido en el sector hasta los últimos años de la década de los 50, cuando la isla sagrada de los mayas se dio a conocer ante el gran turismo gracias al oceanógrafo Jacques Yves Cousteau, que encontró en el arrecife de Palancar -el segundo más grande del hemisferio_las formaciones de cuatro tipos de coral, entre ellos el coral negro.
En la actualidad, con más de dos millones de visitantes anuales, Cozumel se erige como el primer puerto receptor de cruceros en todo México, tercero del Caribe y quinto a nivel mundial. Con clima veraniego durante todo el año, se recomienda sin embargo aprovechar e intentar coincidir con las fiestas de mayor renombre, entre las que se cuenta el carnaval, la fiesta de la Santa Cruz, que se celebra en mayo; la de San Miguel y el Día de Muertos.
LA VISITA. CÓMO LLEGAR A LA ISLA
Cozumel posee aeropuerto internacional propio dos kilómetros al norte de San Miguel, la capital y única ciudad de la isla. Otra opción para llegar es por mar, tomando uno de los 25 transbordadores que durante todo el día conectan isla y península. Un trayecto rápido y suave, de unos 45 minutos, deja al turista en el muelle de la capital, lugar donde llegan a diario imponentes cruceros de todo el mundo.
San Miguel, que posee el primer acuario de México construido con coral y piedra, cuenta también con modernos hoteles con playas propias desde las que realizar paseos por el mar por ejemplo hacia la Isla de la Pasión, en el noroeste, que ofrece entre sus árboles añosos rudimentarias parrillas para cocinar los pescados obtenidos durante el paseo.
Frente al muelle se ubica la plaza mayor y la avenida Rafael Melgar, la principal. Aquí se levanta el Museo de Cozumel, especializado en historia local. El edificio fue construido en 1930 para albergar al primer hotel de la isla, años más tarde utilizado por un hotel para albergar a sus trabajadores y más tarde, en 1988, cedido a la Fundación de Parques y Museos de Cozumel, que lo convirtió en sede del museo.
Además de este centro, la avenida Rafael Melgar y la plaza frente al muelle están sembradas de restaurantes de menú internacional y tiendas de todo tipo, desde las que ofrecen la tradicional artesanía mexicana --con trabajos de plata, barro, madera o cobre, entre otros_ hasta las que ponen al alcance del visitante los productos de las más prestigiosas marcas internacionales. Por cierto, Cozumel es 'duty free' y su souvenir estrella las joyas de coral.
Más alejados del centro se ubican los restaurantes de comida típica del lugar. Rompiendo la homogénea corrección de indios, italianos o chinos de la zona del puerto, locales con terrazas al aire libre, sillas de plástico y ambiente familiar presentan en sus cartas especialidades cozumeleñas como el pan de cazón, camarones al curry o el 'cebiche', es decir, un rico plato de tortillas rellenas de pescado crudo, camarón, caracol, langosta o calamar marinado -a elegir-- cocido en limón con cebolla, cilantro y chile picados.
RUINAS DE SAN GERVASIO
El sitio, estudiado por arqueólogos de todo el mundo a partir de los años 70, toma su nombre del rancho agrícola y ganadero fundado por Servacio Novel en 1858. El término original utilizado por los mayas para designar la zona se desconoce, sin embargo los expertos barajan la hipótesis de que pudiera haberse llamado 'Tan Tun', que quiere decir 'Sobre Roca'.
En las ruinas de San Gervasio se diferencian hasta cuatro conjuntos arquitectónicos, todos unidos por una red de caminos blancos. El primer conjunto se conoce como 'Manitas' por contar en la pared de su edificio principal con la impresión en color rojo de la huella de dos manos humanas. Se trata de una construcción de estilo Costa Oriental, perteneciente al período posclásico tardío y compuesto por dos habitaciones: una que funciona como pórtico, para funciones de cara al público, y otra más privada, seguramente empleada por sus dueños como dormitorio.
LOS ARRECIFES
Los arrecifes coralinos de Cozumel forman parte del segundo sistema más grande del mundo y entre sus principales componentes biológicos se incluyen alrededor de 45 especies, así como una gran variedad de flora y fauna asociadas, entre ellas algas, anélidos, anémonas, esponjas, moluscos, crustáceos, peces y corales blandos.
Las áreas de buceo de Cozumel se localizan a lo largo de la costa oeste de la isla. En general no se bucea en la parte norte por las dificultades que presenta y también hay áreas en el sur reservadas para buzos experimentados. Los sitios más frecuentados por todos los amantes del buceo o el snorkel son los arrecifes localizados en la zona central, de rápido acceso y aptos tanto para expertos como para principiantes. Todas las áreas de buceo están consideradas Reserva Nacional y protegidas como tales.
El arrecife de Palancar es el segundo más grande del planeta, sin dudas el más famoso de la isla y en el que se encuentra el apreciado coral negro. Palancar se localiza a 2 kilómetros de la costa, 13 kilómetros al sur de San Miguel y ofrece, además colonias de coral, abanicos de coral rojo, esponjas enormes, grutas, cañones, corredores y pronunciados abismos, grandes meros, morenas y toda la variedad de peces de arrecife que se pueda imaginar. La pared de Santa Rosa, al norte de Palancar, ofrece también buenas inmersiones.
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