VALENCIA. "Los buenos productos los compran los buenos inversores, los malos...". El gestor de grandes patrimonios que conversa por teléfono con ValenciaPlaza.com deja en el aire el fin de la frase. Es parte de su reflexión sobre la posibilidad de que Caja Mediterráneo (CAM) acabe constituyendo un ‘banco malo' en el que dejar sus activos y pasivos más peligrosos mientras la parte más aseada de su negocio sea la que se ponga en el mercado.
Esta opción, que ha circulado estos días por el sector financiero español y que apuntaba a que tres grupos (CAM, Banca Cívica y Banco Mare Nostrum) estudiaban crear un banco al que llevar sus activos tóxicos, fue desmentida por la caja que preside Modesto Crespo.
"Si se presentan como están a los mercados, pueden se pasto de los fondos buitre", concluye el gestor su inacabada reflexión del principio.
De momento CAM, que ayer cerró definitivamente la compra de Banco Base a sus exsocios, ha optado por echarse en manos del Estado. El Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria (FROB) será quien desembolse los 2.800 millones que necesita la caja para cumplir los ratios de solvencia.
Pero la permanencia del FROB en el capital de Banco CAM (como se rebautizará la entidad en la que tomará más 70%) no es para siempre. Es más, será tan corta como sea posible. Tanto que, si fuera posible, el fondo público no desembolsaría esa multimillonaria cantidad.
El problema es que si la caja saliese a buscar socios tal y como está ahora se encontraría con los fondos especulativos. Son inmensas cantidades de dinero que forman un segmento muy especializado de la inversión que extiende sus tentáculos hacia empresas con dificultades financieras, escasa liquidez y activos inmobiliarios que no pueden dar salida al mercado. Son los llamados 'fondos buitres' o 'vulture funds', cuyo objetivo es la inversión o compra de sociedades tremendamente apalancadas o de sus activos inmobiliarios.
The Carlyle Group, KKR, Blackstone Group, Colony Capital, Apollo Management, Starwood Capital, Texas Pacific Group, Wendel, Eurazeo, Apax, Paulson, Ripplewood Investments y Cerberus son los más conocidos en el plano internacional y más de uno ya se ha dejado ver en España. Sin ir más lejos, Cerberus acaba de comprar a Banco Santander y Banesto una parte de la deuda de Nueva Rumasa por valor de 1.100 millones de euros.
El dinero no es un problema para estos fondos de capital riesgo, dado que manejan cantidades ingentes de dólares. Como tampoco lo es el pedir precios de saldo y derribo. "Nos han llegado a ofrecer una oferta del 30% sobre el valor en libros, un precio irrisorio", advierten desde una caja española, por lo que "seguimos buscando inversores pero perfil bien distinto".
Los 'fondos buitres', que en los últimos años se han especializado en entrar en países con serio riesgo de impago o incluso que lo han alcanzado -como Argentina-, se fijaron en España tras el pinchazo de la burbuja del ladrillo. La asfixia de la deuda creciente de las promotoras, constructoras y/o inmobiliarias ha sido el reclamo perfecto. Como lo está siendo ahora la peliaguda situación por la que atraviesa el sector financiero.
El mecanismo de estos peculiares fondos es bien sencillo: entran desembolsando la deuda a los inversionistas y/o acreedores para después exprimir al máximo al deudor para obtener un reembolso mejor del préstamo. Caso de no lograrlo, no dudarán en llevar al deudor ante los tribunales con la ventaja que supone el disponer de dinero suficiente -y tiempo- para pleitear.
ENTRE LA FUNCIÓN ÚTIL Y LA LIMPIEZA DE DESECHOS
Sin embargo, más de uno considera que no hay que demonizarlos, dado que cumplen la misma función que el nombre que portan (buitres): limpiar el medio ambiente de desechos aunque sea a costa de víctimas. "Aquí a nadie le obligan a vender, ni mucho menos al precio que uno no quiera. Esto es como las lentejas: o las tomas o la dejas", advierte un gestor de fondos valenciano.
Desde otra entidad local hablan de la "función útil" que desempeñan para los inversores que quieren cobrar deudas impagadas, puesto que "arriesgan" ellos mismos su estabilidad financiera si el deudor renuncia definitivamente a efectuar los pagos.
Lo cierto es que el sector de las cajas de ahorros se ha convertido en un escaparate para estos fondos, que ya han mostrado su interés en entrar en el capital de los nuevos 'bancos de cajas', aunque hay quien piense que mejor caer en manos del FROB que en estos 'oportunistas'. La clave para su desembarco pasa por un buen precio de salida a bolsa, que refleje el valor de la entidad y que esté debidamente 'avalado' por el Banco de España.
Banca Cívica, el banco nacido de la fusión entre Caja Navarra, Caja Burgos, Caja Canarias y Cajasol, ya conoce las intenciones de estos fondos. De hecho, el verano pasado pactó la entrada en su accionariado de la firma de capital riesgo estadounidense JC Flowers, con nada más y nada menos que 450 millones de euros pidiendo para ello casi la mitad del porcentaje de salida a bolsa. Pero con el paso del tiempo ha ido rebajando dicho importe, mientras el presidente de Banca Cívica ha llegado a decir que en su accionariado no quiere fondos buitres y sí accionistas fieles.
Con este escenario, la opción de crear un banco malo no debería ser rechazada en Caja Mediterráneo. Lo han hecho Cajasturias con Banco CCM, La Caixa con Servihábitat o Bankia con Banco Financiero y de Ahorros. En todos los casos los activos más críticos se han quedado en la segunda entidad, mientras que la primera se presenta al mercado como un buen producto. "El que compran los buenos inversores", concluye el gestor de grandes patrimonios.
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