-¿Cuál es su visión de lo que está aconteciendo actualmente en las bolsas?
-Pensamos que la situación bursátil es más que complicada. La inestabilidad y la alta volatilidad se han adueñado de los mercados y el efecto contagio de Grecia no hace sino empeorar aún más si cabe la situación. La ayuda financiera a Grecia no ha llegado todo lo rápido que los mercados hubiesen deseado y su materialización depende en gran medida de Alemania, que con unas elecciones a la vuelta de la esquina se mantiene escéptica ante la falta de garantías y medidas sólidas de un gobierno griego poco activo. La crisis griega afecta de forma directa al resto países y éste es el gran riesgo que tiene que afrontar la Unión Europa (UE) para defender el euro y su economía, ya que lógicamente la voluntad política es evitar a toda costa la salida de Grecia del euro y así devaluar la moneda.
-¿Y qué me dice los problemas de sostenibilidad de la deuda pública?
-Ese es otro problema, ya que están presentes en muchas economías avanzadas. Y no sólo en los PIIGS (Portugal, Ireland, Italy, Greece and Spain), como desafortunadamente se calificó a estos países sino que el problema fiscal afecta al conjunto de países desarrollados. Tanto Reino Unido como Estado Unidos tendrán que realizar progresos fiscales y reducir su gasto público si quieren minorar la deuda sobre el PIB. Nos enfrentamos a problemas de fondo, graves y globales y ante una activación económica que se presenta aún lejana. Estos factores hacen que la volatilidad en la renta variable sea muy alta, así como, que la incertidumbre en las primas de riesgo pueda prolongarse.
-¿A qué se debe que las tensiones en los mercados de renta fija sean cada vez mayores?
-Básicamente al aumento de los costes de financiación de los estados. Afortunadamente parece que no se da del todo este caso para las empresas cotizadas, las cuales además están presentando unas cifras relativamente buenas. De hecho, el 85% de las 98 empresas del índice norteamericano S&P500 que han publicado resultados han superado las estimaciones. Con un panorama así, la cautela y el seguimiento constante de los mercados se hace primordial, mientras el análisis, control del riesgo y la gestión se hacen obligatoriamente al día, ya que si hay algo sensible a cualquier variación es la bolsa. No queda otra que estar muy atentos.
-¿Hasta qué punto estas situaciones terminan por minar la confianza de los pequeños inversores?
-Como es lógico toda esta situación no favorece la percepción que el pequeño inversor tiene sobre el sistema financiero ni sobre los mercados. Las perspectivas económicas a corto plazo no son muy halagüeñas, la búsqueda de oportunidades de mercado se hace cada vez más complicada y las noticias de fraudes aún perduran. Sin ir más lejos, ahí está el caso Goldman Sachs. Todo esto hace que el pequeño inversor recele en cierta medida de los mercados, de las compañías y de los organismos reguladores. Sin embargo, el poder de atracción de la bolsa sigue siendo alto y en un contexto como el que estamos viviendo sigue manteniendo sus ventajas frente a otras fuentes de inversión más dañadas y frente a la falta de alternativas.
-¿No percibe ningún atisbo de recuperación de la moral inversora?
-Podemos destacar que si bien desde el momento del anuncio de la crisis griega el ánimo de los inversores empezó a decaer e hizo que saliera dinero de los mercados de capitales bursátiles, parece que la actividad de los minoristas se está recuperando. El hecho de que el volumen de transacciones fuese más bajo de la habitual se está disipando con los cada vez mayores indicios de materialización de la ayuda a Grecia. Crece la confianza de los inversores en las bolsas y de nuevo vuelven a la operativa, siempre y cuando ninguna noticia negativa vuelva a influir sobre los mercados y retraiga la actividad de los minoristas. Esperemos que no sea el caso, ya que en tiempos de crisis la confianza de los consumidores, en este caso, los pequeños inversores, es fundamental para conseguir no sólo la mejora del sistema financiero sino de la economía en general
-¿Qué catalizadores deberían impulsar la recuperación de los mercados?
-Si pensamos en el corto plazo -y por ello entendemos una o dos semanas a los sumo,- parece que el mayor impulso vendría dado por la activación del mecanismo de ayuda diseñado por el Eurogrupo y por el FMI a Grecia. Este salvamento daría una cierta tranquilidad a los mercados. Pero es necesario que intervenga de forma directa el FMI, ya que éste organismo si está capacitado a exigir bajo obligación, al país receptor de la ayuda económica, los ajustes económico-financieros que estime oportunos. Grecia como primera afectada y beneficiaria de la ayuda, deberá dar garantía del cumplimiento de su plan de austeridad, algo que los mercados a día de hoy no se acaban de creer.
-¿Y cómo ve la evolución de los tipos de interés?
-De momento parece que se van a mantener los tipos al 1% en la Eurozona, un nivel históricamente más bajo, para apoyar la recuperación de la economía y que la retirada de las medidas de estímulo no va a ser inmediata. A partir de aquí, los deberes son para todos prácticamente los mismos: una reforma del sistema financiero, haciendo hincapié en los sistemas de control, un apoyo a la demanda e impulso a la inversión (vía facilidades de crédito) y lógicamente la creación de empleo.
-¿Y para el caso de España?
-En nuestro caso se ha presentado un plan de austeridad (2010-2013) y un programa de estabilidad, con los que se pretende reducir por un lado el gasto público y mantener -y si es posible incrementar los ingresos-, con el fin de minorar el déficit del sector público. El problema surge, por un lado, en las estimaciones de crecimiento del PIB que se están barajando, que dependiendo de quien las proporcione distan bastante. Hay que tener en cuenta que si falla la entrada de ingresos por falta de crecimiento, la presión fiscal será mayor para compensarlo. Por otro lado, también está la tasa de paro demasiado elevada que lastra el consumo. De lo que no cabe duda es de que el esfuerzo ha de ser conjunto, y lo queramos o no Estados Unidos sigue siendo el motor y referente de los mercados, por lo que parece que hasta que no mejore sustancialmente su situación, tampoco lo harán el resto de economías. Resumiendo: se necesita una recuperación de la economía a nivel global, unos diferenciales de deuda cada vez más ajustados y unos resultados empresariales cada vez mejores.
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