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MADRID (Eva Santis/EFE). Una semana marcada también por el visto bueno del Banco de España a los planes de recapitalización de trece cajas o bancos y por el revuelo en torno al plan de Telefónica de recortar su plantilla en el país un 20 % (unos 6.000 empleos) en tres años y, a la vez, de prever 450 millones de euros en incentivos para 1.900 directivos.
Un día después de que el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijera estar en desacuerdo con ese recorte de plantilla, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, afirmó hoy que el Gobierno "se opondrá" al ERE de Telefónica "tal y como está concebido".
Antes de regresar a Madrid, Zapatero eludió comentar en rueda de prensa los anuncios de Telefónica por desconocer los detalles, aunque quiso restar importancia al embrollo que empañó parte de su gira de diplomacia económica por Asia, en la que describió a España como "un poderoso transatlántico".
El Gobierno tuvo que rectificar después de que el fondo chino de inversiones CIC negara las filtraciones oficiales españolas de que podía invertir más de 9.000 millones de euros en el proceso de reestructuración de las cajas de ahorros.
Un error de comunicación que el líder del PP, Mariano Rajoy, denunció como "un torpedo más" en la "línea de flotación de la credibilidad y la confianza de la economía española".
"Lo que cuentan son los hechos y no las palabras" y China "va a seguir comprometida con la deuda y va a invertir en nuestro sistema financiero", dijo Zapatero, que se reunió con los máximos dirigentes de la segunda economía mundial, incluido su presidente, Hu Jintao, para quien fue "todo un éxito" la visita del jefe del Ejecutivo.
Pero el embrollo sobre CIC coincidió con nuevas turbulencias en los mercados de deuda, donde la posibilidad de una reestructuración de la deuda de Grecia cobró fuerza con los comentarios del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaüble.
El ministro insinuó que Grecia quizás deba reestructurar su deuda si el examen de las autoridades de la UE y el FMI en junio suscita dudas sobre su sostenibilidad.
El Gobierno griego, que ayer anunció un plan de ajuste de 76.000 millones de euros hasta 2015, no quiere hablar de reestructuración. Tampoco el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, quien afirmó que en la reunión del G20 ayer no se abordó.
Los mercados dicen otra cosa: la prima de riesgo del bono griego a 10 años (el diferencial de rentabilidad con el "bund" alemán de referencia) alcanzó el récord de 1.044 puntos básicos, frente a los 400 de hace un año cuando el Gobierno pidió ayuda a la UE y FMI.
Se dispararon también la prima de riesgo de Irlanda -segundo país de la zona euro rescatado y cuya calificación crediticia fue rebajada ayer por Moody's, que la dejó al borde del nivel del "bono basura"-, y la de Portugal, que este mes pidió ayuda.
La prima de riesgo del bono español a 10 años cerró la semana en 204 puntos básicos, un nivel desconocido desde hace un mes. Y el Ibex-35 perdió un 3,25 % esta semana, la peor desde noviembre.
Ello, pese a que altos cargos del FMI recalcaron que España se ha desmarcado ya de Portugal e Irlanda, si bien todavía le queda mucho por hacer y debe actuar con la mayor celeridad posible.
En informes publicados esta semana con motivo de su asamblea de primavera, el FMI revisó al alza sus vaticinios de crecimiento del PIB español al 0,8 % este año y 1,6 % en 2012 (el Gobierno prevé un 1,3 y 2,3 %, respectivamente), y proyectó que el déficit público no quedará por debajo del 3 % del PIB al menos hasta 2017, mientras que el Ejecutivo ha fijado este objetivo para 2013.
Por otra parte, el FMI ve "vulnerables" las cajas de ahorro. El jueves el Banco de España aprobó los planes de viabilidad de nueve cajas o grupos de cajas y cuatro bancos que deben reforzar su capital para cumplir las nuevas normas de solvencia. No se sabe por ahora cuánto dinero deberá aportar el Estado.
La semana también estuvo marcada por la apertura de la temporada de resultados trimestrales -el beneficio neto de Banesto y Bankinter se redujo un 20 y 26 %, respectivamente-, y datos macroeconómicos, como el IPC, que en España subió siete décimas en marzo hasta una tasa interanual del 3,6 %, frente a la del 2,7 % en la zona euro y en EEUU.
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