-Del Partido Comunista a Esquerra Unida y ahora a Compromís. ¿No es mucho cambio para un político?
-Sí y no. Es cierto que he participado en diferentes proyectos políticos, pero todos de un mismo corte ideológico. Compromís es una coalición, no una sopa de siglas, con dos tipos de pensares, uno valencianista y otro ecologista y verde, pero ambos de izquierdas. Para mi es mucho más que una coalición y además no te exige carnet de militante.
-¡Porque sigue afiliado al PCPV!
-¡Qué va! Ahora no estoy afiliado a ningún partido político. Me di de baja del Partido Comunista y de Esquerra Unida me echaron.
-¿Por qué?
-Por defender la candidatura de Isaura Navarro en la dirección federal de Izquierda Unida. Aquí no se aceptó y tras una cena apoyando su candidatura me echaron.
-¿Le llegaron a hacer moving político?
-No. Tampoco lo hubiera permitido. Me fui sin más. Sé que en otros partidos sí practican el moving. Creo que EU transita caminos muy antiguos y a mí me gusta el siglo XXI.
-O sea, que piensa que la disciplina es un concepto trasnochado...
-Sí y además estoy cansado de ese tipo de disciplinas internas. Fíjese, el CIS confirma que los partidos políticos atraviesan una crisis de credibilidad, gestión y confianza social. La regeneración implica un cambio de hip. La política ni es un negocio, ni un medio para arreglarles a tu familia y amigos el futuro. Es un servicio social.
-La conclusión del CIS es compartida por todos los partidos. ¿Por qué no se unen para encontrar una salida?
-No lo sé. Es verdad que todos lo reconocen porque aparece en las encuestas del CIS, pero sin embargo realizan declaraciones que ofenden a la inteligencia solo por defender sus intereses partidistas. ¡Y no me pida nombres! Es como si pensaran que los ciudadanos son tontos. ¡Por favor!
-¿De qué depende que la política sea vocación o profesión?
-No debe ser profesión, porque en ese caso el político acaba siendo mercenario y trabajando para el mejor postor. Debe ser vocacional y estar apoyada en sólidas ideas porque si no vendría un lobby (lobo) y nos cambiaría la opinión con un cheque. En Valencia estamos rodeados de señores que han llevado chaquetas de poder de distinto tono político sin que pase nada. Trabajan en función del poder y del interés personal, no del servicio público.
-¿Y usted cuántos años lleva en política?
-Bastantes. Entré en el Partido Comunista a los 17 años. Llevo más de 30 años, pero no he estado siempre en primera línea, ni en el mismo partido político, pero sí he trabajado por las mismas ideas. En mi caso empecé compaginando la política con mi puesto de profesor en un instituto. Fui 12 años diputado en las Cortes Valencianas. Volví a mis clases. Hace un año me llamaron y aquí estoy, entusiasmado.
-¿Las ideas evolucionan?
-Y los partidos políticos se extinguen como el Partido Comunista. Por el contrario, está creciendo el ecosocialismo. No he cambiado mi fondo, pero evoluciono hacia unas ideas cada vez más ecologistas. Hace 40 años no había problemas como el cambio climático.
-¿Qué piensa cuando mira a compañeros de vocación que la han convertido en profesión?
-No entiendo como alguno no ha trabajado en su vida en otra cosa que no sea la política. Hay muchos, tanto en PP como en el PSOE. El drama es cuando pierden el trabajo y ves que hacen de todo para no perderlo. Incluso cambiar de ideología. Hay directores generales que estaban en tiempos del PSOE y siguen. Y no son cargos técnicos. ¡Por favor!
-Conociendo tanto a Rita ¿cree que está preparado para ganarle, por lo menos al ajedrez?
-La conocí en 1991 contando votos en unas elecciones... y no sé... me da que sí le puedo ganar, aunque no sé si al ajedrez. Desde luego yo juego muy bien, pero no sé ella... De todos modos me apetecería competir con ella a ver quién de los dos propone acciones más atractivas para esta ciudad. La belleza es importante, y Valencia lo es, pero a costa de fallos estructurales. Esos que no se ven, son menos brillantes, pero huelen más.
-¿Cuántos años lleva yendo al trabajo con ella?
-Casi 30 años. Mire, en esto sí que ganaría a Rita. Le echaría una carrera. Ahora, ella me ganaría seguro en el uso de coche oficial. ¡Fíjese! pese a que contamos con 30 kilómetros de carriles bici a veces siguiendo uno me doy de bruces contra una pared. Se han hecho sin planificación ni estudio de movilidad.
-¿Quién le quita más el sueño, el PP o el PSOE?
-Ninguno. No me obsesiona lo que hacen. Sí llegar a los ciudadanos para poderles contar nuestras propuestas. La crítica al PP es una foto, que me sirve para contrastar lo que hacen ellos respecto a lo que queremos nosotros, pero no me obsesiona. Y el PSOE sigue su marcha, no demasiado gloriosa, pero su marcha.
-¿No se aburren los políticos utilizando siempre el mismo tipo de discurso?
-Sí. Hay que cambiarlo. Tiene que ser más propositivo. Hay que proponer más que descalificar al otro. Ver debates así a la gente le cansa. Escuchar de repente a políticos decir: "¡Lo hemos conseguido, hemos echado a Zapatero!". Hombre, pues no será verdad. Pero si te quieres marcar un farol, pues allá tú.
-Y en esa línea, ¿usted piensa que sin Zapatero España irá mejor?
-Zapatero se presentó a unas elecciones con unos objetivos de izquierda y un buen día este señor empezó a hacer lo contrario de lo que decía. Así que no sé si España irá mejor, pero con otra persona quizá pueda ir menos mal. Este señor ha roto las esperanzas que en él se habían depositado. El lenguaje no se puede usar para engañar.
-¿Por qué a la izquierda le provoca sarpullido hablar con el poder económico?
-No lo sé. Me parece mal porque hay que hablar mucho con ellos para buscar salidas consensuadas en cualquier sector. Incluido el sector financiero, grandes responsables de la crisis y también generadores de empleo.
-Este titular: "El PP piensa apoyar a las cooperativas", ¿no le suena de izquierdas?
-¡Ojalá, lo hagan!, si las apoyan nosotros también. Me parece imprescindible para el futuro.
-¿Sus alumnos de Física y Química le votan?
-Algunos no pueden porque no son de Valencia ciudad y otros porque no tienen 18 años. En clase no se habla de política, pero sí de aspectos como el medio ambiente, que puede regular la política. Fuera de clase me piden opinión, aunque no todos. A esa edad se fraguan los criterios e ideologías.
-¿El poder ciega?
-Y el poder absoluto corrompe absolutamente. En España pondría una cláusula que impidiera estar en política más de ocho años. El poder genera vicios y perversiones. Es un cargo que lleva adscrito móvil, chofer, tarjetas... y un buen día tu hijo te reclama, "¡pero bueno, qué pasa, porque ya no tengo de esto!".
-¿Está tan cerca de la política ecológica porque es químico?
-¡Mujer! soy ingeniero agrónomo y veo cómo se degradan las cosas. Mi trabajo permite desde fabricar un gas venenoso para las trincheras en la I Guerra Mundial hasta la aspirina. A medida que crecen los problemas me involucro más. Por ejemplo, me contaban el otro día que gracias a que se quitó el plomo en la gasolina hace unos años los niños que nacen ahora tienen menos cantidad de plomo en el cordón umbilical y por tanto menos daños en su cerebro. Para mí los temas medioambientales son muy importantes porque son los que van a dirigir las políticas económicas del futuro.
-¿San Martín espera a muchos?
-El pasado, pasado está. Si mantuviera rencores es que sería un pasado presente y no valdría la pena. En política hay que saber tomar distancias y este momento es el mejor en mi vida. En Compromís estoy muy a gusto. El trabajo con la gente es muy agradable, no hay dogmatismos, ni principios fundamentales, ni complicaciones... Estoy muy contento.
-¿Ser cabeza de cartel es un premio?
-De premio, nada, me hacen currar muchísimo. Pero como trabajo a gusto me canso menos.
-¿Su vida personal es también 'verde'?
-Sí. Cuando tengo un rato libre mi mujer y yo cogemos las bicis y nos vamos al Saler, o a pasear por el rio. En otros, me voy a plantar tomates, judías superecológicas en los cien metros cuadrados que me deja mi suegro y donde experimento. Soy muy familiar y tranquilo. También se me puede ver bajo un árbol con un libro y mi bici al lado.
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