La ratificación del preacuerdo supone la desconvocatoria de los paros anunciados para Semana Santa y verano -20, 21, 24, 25 y 30 de abril; 2, 14, 15, 19 y 20 de mayo; 13, 23 y 30 de junio; 1, 2, 3, 4, 15 y 31 de julio y 1, 15 y 31 de agosto-.
De esta forma, el sector turístico, que no ahorró criticas a los trabajadores de AENA por la convocatoria, puede respirar tranquilo y también los turistas, ya que pueden volver a planear sus vacaciones sin amenaza de huelgas.
El 70% de los trabajadores que votaron este jueves en el referéndum celebrado en toda la red de AENA ratificó el documento, según el recuento definitivo facilitado por los sindicales. De los 10.000 trabajadores convocados a votar acudieron a las urnas 7.300, un 73 % del total.
El preacuerdo, al que se llegó la semana pasada tras una maratoniana negociación de casi 20 horas, garantiza que en todo el grupo empresarial AENA, incluidas Aena Aeropuertos, las sociedades filiales y las concesionarias, se mantendrá el empleo existente.
En los contratos de concesión se establecerá para cada uno de los aeropuertos concesionados -en principio Barajas y el Prat- las plantillas consideradas como mínimas en la gestión aeroportuaria.
Cualquier alteración sustancial de dicha plantilla mínima deberá ser autorizada por la sociedad de vigilancia y seguimiento de la concesión, previa consulta a los sindicatos, una de las novedades importantes del preacuerdo, junto con la presencia de AENA en el consejo de administración de las futuras sociedades concesionarias.
La siguiente novedad es que los puestos de trabajo temporales considerados estructurales (por ejemplo, los que cubren contratos de relevo) se convertirán en fijos, tanto en las concesiones como en AENA y AENA Aeropuertos.
Asimismo, el actual convenio colectivo de AENA se aplicará a la nueva sociedad AENA Aeropuertos, las sociedades filiales que se puedan crear en el futuro y las sociedades concesionarias, pasando a ser el I Convenio Colectivo de Grupo con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2018, en lugar de 2014.
Los sindicatos anunciaron por primera vez que convocarían movilizaciones y huelgas en contra de la privatización parcial del gestor aeroportuario el pasado 2 de diciembre.
Su intención era llevarlas a cabo en Navidades como respuesta al anuncio realizado un día antes por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de privatizar el 49 % de AENA, en lugar del 30 % previsto inicialmente, y la entrega en manos privadas, mediante concesión, de los aeropuertos de Madrid y Barcelona.
No obstante, el plante de los controladores aéreos del 3 de diciembre, que desembocó en el cierre del espacio aéreo español durante un día y el decreto del estado de alarma por parte del Gobierno cambió el escenario y los sindicatos decidieron posponer las movilizaciones aunque sin renunciar a ellas.
La amenaza de huelga que empezó, así, a planear sobre los aeropuertos españoles provocó una explosión de críticas de la opinión pública, así como los diferentes sectores, sobre todo el turístico.
Un día después de que el Consejo de Ministros aprobara la creación de la sociedad mercantil estatal "Aena Aeropuertos S.A.", que daba inicio a la privatización, los trabajadores de AENA se manifestaron en la calle el 26 de febrero, advirtiendo de que si el Gobierno no ratificaba, convocarían un calendario de paros.
Pese a esas advertencias e incluso la convocatoria de los paros el pasado 8 de marzo, la empresa mantuvo su confianza en que la huelga no llegaría a materializarse y que se lograría un pacto por la vía de diálogo, lo que finalmente ocurrió.
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