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VALENCIA (VP). Los graves problemas desatados en Japón tras la alarma de un desastre natural no va modificar la determinación del Gobierno español de "respetar la vida útil de las centrales nucleares", dijo ayer el portavoz del grupo socialista en el Congreso, José Antonio Alonso. A pesar de que se extremarán la máximo los protocolos de seguridad, no se van a tomar medidas adicionales. España no es Japón, vino a decir el socialista.

En declaraciones a los medios, el portavoz del Gobierno evitó enzarzarse en el debate sobre la energía nuclear en España y afirmó que lo importante era evitar que en Japón se produjeran fugas radioactivas. "El PSOE apuesta por las energías renovables y se reafirma en su determinación de respetar la vida útil de las centrales nucleares".

La delegada del Gobierno en la Comunitat, Ana Botella, coincidió con Alonso e hizo una mención directa al problema desatado en Japón. "El terremoto abre nuevas condiciones para que se extremen al máximo todos los protocolos de seguridad que afectan a las instalaciones nucleares en Europa, en España y por supuesto en Cofrentes", declaró ayer.

SIN CAMBIOS NI PREVISIONES

La central nuclear valenciana, propiedad de Iberdrola, está pendiente de renovar la actual licencia de explotación de la planta ya que caduca el próximo sábado. A pesar de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) dio su visto bueno hace mes, el Ministerio de Industria es quien debe dar la respuesta definitiva sobre el futuro de la central. Al respecto, Botella señaló que el Gobierno no había hecho ningún cambio en sus previsiones y afirmó que estaban estudiando los informes y el calendario.

"No hay nada predeterminado, pero en el último informe que hizo el CSN ya se tuvo en cuenta todo el planteamiento de instalaciones y la prevención de riesgos", declaró la delegada del Gobierno.

Botella, que afirmó que se deberían extremar los protocolos de seguridad, dejó claro que las circunstancias dadas en Japón desde el pasado viernes -cuando se decretó la alarma nuclear después del terremoto de 8,9 grados en la escala de Richter en el noreste del país- nada tenían que ver con las condiciones físicas de España.