MILÁN (EUROPA PRESS). El economista italiano Lorenzo Bini Smaghi, miembro del Consejo Ejecutivo del Banco Central Europeo, considera que la mejor manera de evitar la quiebra de los países del euro es fijar límites a la deuda dentro de las constituciones de los propios Estados y garantizar su cumplimiento mediante la cesión por parte de los gobiernos de su capacidad para emitir deuda pública a una entidad supranacional.
"Reconozco que esta propuesta es casi una provocación", admitió el influyente ejecutivo del BCE en su discurso de inauguración del año académico en el Instituto de Estudios Avanzados de Lucca.
"La mejor manera de proteger de la quiebra a los países de la zona euro es establecer reglas para la deuda que tengan peso constitucional", afirmó Smaghi, quien propuso que los países renuncien a su capacidad de emitir deuda pública en favor de una entidad supranacional encargada de emitir bonos para financiar los presupuestos de todos los Estados.
"Los países dejarían de facto de tener la capacidad técnica o política para emitir deuda pública en los mercados, lo que supondría el primer paso hacia un bono europeo, que sería emitido por una agencia supranacional para financiar los presupuestos de los países", explicó.
En este sentido, el ejecutivo italiano del BCE precisó que el Consejo Europeo de Ministros, de acuerdo con algún proceso aún por determinar, decidiría cuánta deuda puede ser emitida por la agencia y cómo se distribuiría entre los Estados.
"De hecho, al controlar el volumen de las emisiones, el Consejo tendría la capacidad de determinar el equilibrio presupuestario de cada país", añadió Smaghi, quien apuntó que, a pesar de que "puede sonar prematuro", un proceso semejante tiene lugar cuando los países someten a la aprobación del Consejo sus cuentas, aunque no sea éste un juicio vinculante como sí debería ser en el caso de la deuda.
RECLAMA UN SUPERVISOR BANCARIO SUPRANACIONAL
Por otro lado, el economista italiano señala la importancia de contar a nivel supranacional con "algún tipo de mecanismo de control" sobre la actividad de los supervisores bancarios a nivel nacional, puesto que el contagio de las dificultades en algún país del bloque se produce principalmente a través del sistema financiero.
"Resulta sorprendente que los presupuestos de los países miembros estén sometidos a la valoración de, por ejemplo, la Comisión Europea, mientras que la supervisión bancaria no se somete a ningún control supranacional", indicó.
En este sentido, Bini Smaghi apunta la necesidad de que se reduzcan los incentivos para que los supervisores den un tratamiento preferencial a sus sistemas nacionales frente a lo que se hace en el resto de la UE.
Así, el ejecutivo del BCE destaca que la nueva edición de los test de estrés servirá para comprobar la capacidad de los reguladores para establecer un sistema más homogeneo y armonizado.
"Si los resultados de los nuevos test de estrés no convencen a los mercados de que se han hecho de forma rigurosa, las autoridades nacionales no podrán esconderse unas detrás de las otras, sino que todas perderán credibilidad, incluyendo la nueva Autoridad Bancaria Europea (EBA), lo que inevitablemente crearía las condiciones para dar un nuevo paso institucional enfocado a profundizar en la transferencia de soberanía en materia de supervisión", expresó Bini Smaghi.
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