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Isabel Cosme: "Es sólo cuestión de tiempo que los diseñadores chinos acaben haciendo alta costura"

12/03/2011 La presidenta de la Asociación de Comerciantes de Valencia (CECOVAL) fue durante ocho años analista financiera de IBM, pero ahora dirige Presen Rodríguez, la conocida tienda de moda femenina que creó su madre. Le gustan la elegancia y detesta las extravagancias
VALENCIA. A Isabel Cosme, presidenta de la Confederación de Empresarios del Comercio Valenciano (CECOVAL), amén de muchos más cargos, los datos le dan seguridad. No en vano fue analista financiera en IBM durante ocho años, aunque desde hace varios su fuerte es dirigir la empresa textil, Presen Rodriguez, que creó su madre. Le fascinan y le da fuerza saber que la Comunidad Valenciana es la cuarta autonomía en número de comercios. Hay cerca de 100.000 y dan trabajo a 400.000 personas. "Cuando digo que uno de cada cinco trabajadores está en el comercio valenciano, no me pueden decir no". En su agenda libre no figuran los hobbies personales, sí los corporativos con sus tres hijos y su marido.


-¿En la milla de oro la crisis se ve desde la barrera?

-No, pero se tienen armas como la calidad, el servicio y la marca que nos permiten defendernos mejor.

-¿Estos consejos sirven también para el comercio minorista?
-Sin duda, y también para los consumidores.

-Su currículo está lleno de cargos. En CECOVAL, en la CEV, en la Cámara de Comercio... Además dirige la empresa Presen Rodriguez y es madre de tres hijos. ¿La conciliación es su fuerte?
-(Risas) No llego a todo. Creo que soy muy organizada y multitareas. Como mujer puedo hablar por teléfono, abrir cartas, contestar un e-mail y delegar. De todos modos estoy rodeada de buenos equipos. Muchas funciones lo único que requieren es ser resolutiva. En todo caso creo que estoy realizando un buen máster. Además los pequeños empresarios somos multidepartamentos y nos da igual que nos hablen de fiscalidad, de imagen, de marketing o de lo laboral.

-¿Qué hace una analista financiera en una tienda de ropa?
-Nací y me crié en un taller de ropa. Rodeada de telas y de gente. Mis padres, como otros muchos querían más para mí y me animaron a estudiar Económicas. Al acabar la carrera me ofrecieron trabajo en IBM y allí estuve hasta que 8 años después volví a mis orígenes.

-¿Dejó el estrés de una multinacional por la imagen y la moda?
-Al revés. El estrés lo tengo ahora. En una multinacional eres cola de león. Una pieza pequeña en una gran maquinaria, que te aporta visión, pero te genera competencia entre compañeros y ansiedad laboral. Como empresaria pasas a ser cabeza de ratón y aunque no tienes que dar explicaciones a nadie, eres responsable de muchas familias y por tanto vives con más estrés y ansiedad.

-¿De los ordenadores a las telas, no hay un mundo?
-En el fondo todo se basa en lo mismo. Vender. Un director de banco vende, IBM vende máquinas y servicios. Con esa idea empecé. Y sigo pensando que no vendo ropa, vendo servicios y de calidad. En el caso del comercio tenemos una ventaja. Tenemos más feed back con el cliente. En las empresas, que son grandes elefantes, se pierde la visión y por tanto la capacidad de reacción.

-¿Su paso por IBM ha llenado Presen Rodriguez y Cecoval de ordenadores?
-Nunca he sido una experta en ordenadores, es más, el primero que llegó a la tienda no sabía qué hacer con él. En la Confederación, donde tengo un equipo totalmente femenino, nos preocupa la innovación y transmitir una imagen actual. Este es un mercado muy competitivo y aunque el punto de venta es importante también lo es abrirse al comercio 2.0.

-¿Pero, tiene tiempo para lanzar comentarios en su facebook?
-Ese es el problema. Pero muchas noches sustituyo el libro por el ordenador. Lo bueno de la red es contar algo. La gente está harta de escuchar la cantinela de "mira que te vendo". Quieren recibir, opinar, generar debate...

-Hablando de moda ¿qué no se pondría en su cuerpo ni por todo el oro del mundo?
-¡Uy! me he puesto cosas muy raras, aunque en el fondo soy convencional. Lo que sí me gusta es cambiar. Hay gente a la que le da por el minimalismo y muere en él o va de negro y no cambia de color. A mí me encanta cambiar porque es como si me reinventara. Eso sí, no me gustan los frunces, ni los volantes, ni mezclar colores.

-¿Por estar al frente de CECOVAL, en CEV, CEPYMEV ... ha cambiado su fondo de armario?
-No. Y como el 99% de las personas que me rodean en estos colectivos son hombres no les preocupan mucho estas cuestiones. Vamos, que no tengo competencia. Lo que es cierto es que me he hecho más sobria.

-Entonces ¿qué opina de las mujeres que deslumbran con sus modelos al llegar al poder?
-Si no se ha sido sexy y llamativa en el vestir previamente no veo apropiado serlo de repente cuando ostentas un cargo. De todos modos no es lo mismo ser arquitecta que profesora en un colegio, o diseñador gráfica que banquera. Cada profesión tiene su estilo.

-O sea que domina el "dime cómo vistes y te diré en qué trabajas"
-Sí, e incluso cuál es tu actual estado de ánimo. No me gustar llegar a un banco, por ejemplo, y ser atendida por un señor en chándal. Cada profesión mantiene un look profesional. En el caso de los comercios los dependientes suelen ir vestidos en colores neutros, gris, negro o marrón que no los hacen destacar de los productos que venden. No afectan al ambiente.

-¿Tiene alguna tribu urbana preferida?
-No. Me gusta la elegancia, pero no las extravagancias. Aunque si la persona lo es pues, en ese caso, hasta se ve bien.

-¿Interviene en los procesos de creación de su empresa?
-No, ahí sigue estando mi madre en primera línea. Ella diseña y dirige el taller. Es una mujer hiperactiva, con gran energía y muy perspicaz con las personas. Mi faceta creativa se centra en merchandising, escaparatismo, desfiles...

-¿Los chinos han llegado a la alta costura?
-No, pero lo conseguirán. Les falla el diseño y la visión de la moda que de momento siguen imitando de otros porque es lo que mejor saben hacer. De todos modos el carácter mediterráneo sigue siendo muy bueno en materia de creación, estética y diseño.

 -¿Para llegar arriba ha necesitado mucha política?
-No. Es más, me suelen preguntar ¿qué hace una chica como yo en un sitio como éste? Creo que estoy aquí porque no he sabido decir no. Entré en el gremio textil, accedí a la presidencia y a partir de ahí ha sido un no parar. No lo he buscado, me han buscado. Pero estaremos aquí hasta que las fuerzas aguanten.

-Como presidenta de la comisión de mujeres empresarias de la Cámara de Comercio ¿qué recomienda en materia de conciliación?
-Siempre me he sentido igual que un hombre. En IBM nunca aprecié discriminaciones. En mi familia las mujeres han trabajado siempre. Personalmente nunca he tenido problemas al respecto porque yo lo hago todo.

-¡Así no hay problemas de conciliación!
-Bueno, al final es que concilias como puedes. Dejar de trabajar en IBM fue una decisión voluntaria, pero difícil y lo que inclinó la balanza fue precisamente la posibilidad de poder conciliar, ser la dueña de mi tiempo y repartirlo a mi manera. Un hombre ante una decisión laboral similar no hubiera tenido tan en cuenta este aspecto.

-¿Para usted la discriminación femenina forma parte ya de la historia?
-En mi caso nunca me he sentido discriminada profesionalmente por cuestión de género. También es verdad que nunca he sido capaz de mezclar mi trabajo con mi vida personal. Si estoy trabajando soy igual que un hombre. Si ellos no llaman a su casa para ver si el niño ha merendado, yo tampoco. Nunca hablaba de mi niño me come, me crece... el trabajo es trabajo.

-Dicen que el 60% de los hombres delegan las compras en las mujeres, ¿a usted le pasa lo mismo?
-No. Tengo la suerte de tener un marido que es igual que yo. Intuitivamente tenemos los trabajos repartidos, de esa manera no discutimos y llevamos 28 años juntos.

-¿Una mujer fuerte en el terreno profesional lo es también en el personal?
-No necesariamente. Lo importante es que sea una persona equilibrada. Y en este sentido hombres y mujeres sí que somos diferentes.

-¿Con tanto trabajo tiene tiempo para el ocio?
-¡Qué va! De hecho soy una mujer sin hobbies, pero estoy rodeada de una familia llena de ellos. Lo he intentado, pero me sale mal. Por ejemplo, me he apuntado varias veces a un gimnasio y a la semana dejo de ir. Me considero una mujer llena tanto en mi vida profesional como en la personal. No recuerdo ningún hobby personal, los mío son corporativos. Viajar con mi familia, ir en bici con mis tres hijos por el rio... lo mío es el grupo.

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