El presidente de la consultora Improven asegura que las empresas valencianas deben considerar su salida al exterior "como una obligación"

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Eduardo Navarro

VALENCIA. Eduardo Navarro (Valencia, 1974), presidente y fundador de Improven -consultora valenciana especializada en pymes-, presume de tener un gran equipo a sus espaldas. Desde que estalló la crisis en 2007, la firma ha doblado su volumen de negocio, gracias a que, afirma, "todas las empresas precisan mucha ayuda en estos momentos". Pesimista sobre el futuro, pero optimista con el progreso de las pymes, asegura que para que la Comunitat tenga un hueco en el exterior necesita tres elementos: "Buenos gestores, grandes empresas y ganas de internacionalizarse".

-Escribe libros, dicta conferencias, es miembro de más de 40 comités de dirección y consejos de empresas, atiende puntualmente sus redes sociales y además, gestiona su propia empresa ¿Cuándo desconecta?
-El secreto es trabajar mucho y tener un equipo fantástico. En Improven somos 80 personas y gracias a ellos puedo hacer 80.000 cosas. Sacamos tiempo porque con la situación que estamos viviendo todo el mundo necesita ayuda, tenemos mucho trabajo. Si le preguntas a mi mujer... (ríe).

-¿Cómo ha evolucionado su negocio desde que estalló la crisis? ¿Qué perfil de clientes le llegan ahora?
-Desde  2007 habremos doblado nuestro tamaño de empresa y del total de clientes, el 65% de las empresas que asesoramos son de la Comunitat. Hacemos cosas grandes en empresas medianas y cosas medianas en empresas grandes. Lo que nos diferencia de otras consultoras es la implantación.

-¿Ha influido mucho en las crisis empresariales que sus directivos hayan tomado tarde las decisiones?
-Influye bastante. Si pasas un año pensando qué hacer, el día que arrancas ya vas con una mochila llena de pérdidas. Ese tiempo se traduce en miles de euros perdidos, y cuando te decides y vas a los bancos, éstos también están mal. Las empresas que ahora tienen éxito son las que reaccionaron muy pronto. Aun así, como los bancos se están portando bien, entre muchas comillas, se puede sacar cosas adelante.

-¿Realmente cree que los bancos se están portando bien con sus clientes?
-Imagínese que usted tiene una casa y no la puede pagar. El banco o le embarga, lo que impacta también en sus cuentas, o busca una solución porque hay mucha gente en su misma situación. No se portan bien porque sean hermanitas de la caridad, sino que lo hacen para que a ellos les salgan los números. Podríamos estar viviendo bajo un puente si los bancos hubieran ido por otro camino. Además, antes llamabas al banco para pedir una póliza de dos millones y te la daban por teléfono. La sociedad se queja de que ya no es así, claro que no es así. Hubo un tiempo en que me asusté y pensé que el país se iba a pique.

-¿Qué deberían mejorar las empresas valencianas para ser más competitivas dentro y fuera de las fronteras?
-Hay tres cosas que necesitamos. La primera es tamaño, nuestras pymes son demasiado pequeñas, por lo que no tienen capacidad para hacer muchas cosas. Por otra parte, mejores gestores, ya que en la Comunidad Valenciana tenemos mucho empresario pero pocos con conocimientos en gestión. Y por último, internacionalización. No es una opción, es una obligación.

-¿Se está vendiendo bien la Comunidad Valenciana en el exterior?
-No se trata sólo de que las empresas vengan aquí, sino que las valencianas tienen que tener mas iniciativa. Faltan emprendedores financieros.

-¿Qué añadiría a la plaza valenciana financiera?
-En Valencia tenemos de todo, pero a su vez, nos falta volumen de todo, como más empresas cotizadas o más agentes financieros valencianos. El centro financiero es Madrid, le sigue Barcelona y el salto hasta llegar a Valencia es muy grande. Asimismo, con más cultura financiera la estructura sería más sólida. Hacen falta más empresas que formen a la gente y escuelas potentes.

-¿Por qué hay tan pocas empresas cotizadas valencianas en bolsa?
-Es una cuestión de cultura. Se considera a la empresa como un hijo y no como un activo financiero. Hay mucha reticencia. Espero que con el mercado alternativo bursátil (MAB) se dinamice un poco, pero está costando bastante.

-¿Qué le parece que muchas empresas privadas con problemas pidan su rescate al Gobierno? El último ejemplo han sido las aerolíneas...
-El Gobierno no debería entrar en el sector privado, sólo en casos muy concretos. Pero, ¿por qué una Generalitat entra a ayudar a una aerolínea? No parece que eso incumba al resto del país. Las empresas privadas son privadas, si no nos nacionalizamos y nos hacemos comunistas. Las aerolíneas que ahora piden dinero deberían haber previsto que esto podía pasar. Tienen que estudiar sus riesgos y medirlos, de lo contrario cada día será un sector el que pida dinero. ¿Por qué se ayuda a la compra de coches, y no a la de muebles? Me cuesta entender por que sí y por qué no.

-¿Cómo valora la actuación del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, frente a la crisis? ¿Y la del Consell?
-Es un tema nacional más que autonómico, por el tipo de decisiones que se toman. Zapatero no lo está haciendo bien. Si la crisis comenzó en verano de 2007, las decisiones se van a tomar en el verano de 2010, y son tres años que nos han costado un dineral. Hay dos cosas que un líder tiene que hacer: actuar, lo cual a Zapatero le ha costado tiempo, y dar tranquilidad, que tampoco ha hecho. El plan de ayudas ha sido un desastre, ya que el dinero se ha destinado a hacer aceras y pistas de pádel.

-¿Cree que los planes del Ejecutivo y la Generalitat para activar la economía están siendo productivos?
-Era una buena idea conceptual, pero tal y como está el país, haber dedicado el dinero a las aceras... Nos habría valido más la pena haber invertido en la construcción de una estructura ferroviaria sólida, en educación, puertos, etc. España tiene un problema de competitividad. Somos chinos caros, es decir, no hacemos cosas sofisticadas y encima las hacemos caras, lo cual es un gran problema. Estamos más en entelequias filosóficas que en la toma de decisiones. El Gobierno, por no tocar las narices al 10% de la sociedad, está fastidiando al 100%.

-Usted dice que ve siempre el vaso medio lleno ¿Cómo se convence a un país con cuatro millones de parados?
-Soy optimista con lo micro y pesimista con lo macro, ya que el país tiene grandes problemas y muchas cosas que cambiar. Pero los empresarios, si hacen bien las cosas, les saldrán bien. Llegamos a la carrera atrasados, no había lo necesario, como en Alemania, donde hay mucho I+D+i, hay empresas mucho más grandes, más cultura exportadora etc.

-¿Qué salida puede tener el sector inmobiliario? ¿La rehabilitación?
-Complicada, ya que se han quedado en la mitad. El negocio era buscar ubicaciones buenas, relativamente baratas, construir y vender. El que ha seguido este principio tampoco está tan mal. Lo malo son los que se volvieron locos haciendo pisos para venderlos por 800.000 euros, estos sí que se irán a pique. Ahora tienen un competidor muy importante que son los bancos. En cuanto a la rehabilitación, es un parchecito, no una solución para los problemas de base.

-¿Qué reformas laborales se deberían llevar a cabo? ¿Cree en el abaratamiento del despido?
-La cuestión de la reforma es muy delicada y lo estamos haciendo bastante mal. En EEUU, por ejemplo, es mas fácil contratar y despedir, y con eso consiguen que la gente sea más productiva en su puesto de trabajo. Aquí cuesta mucho más despedir, y los costes son más elevados. El despido libre sería una medida fuerte y poco popular pero es lo que más sentido tiene. ¿Cuántas empresas se están yendo a concurso y acaban cerrando por el coste de los despidos?

-¿Y en el retraso de la edad de jubilación?
-El concepto de jubilación es: yo meto dinero en una hucha durante años y luego lo saco. Si la hucha no está llena o el dinero se va por otra parte, habrá que estar más tiempo metiendo...

-Según un estudio de Improven, el 23,5% de las empresas salen reforzadas en época de crisis.
-Estas compañías no se concentran sólo en un sector. La tarta se ha reducido a la mitad y por lo tanto, han caído el 50% de los competidores. Esa es la buena noticia de la crisis. 

-¿Cree en las agencias de calificación de deuda, teniendo en cuenta que nadie las controla?
-Habría que hacer una gran reflexión sobre su utilidad. Con la crisis nos hemos dado cuenta de que los ratings no fueron muy útiles. Me ha sorprendido que hayan salido de rositas de esta historia y que nadie le haya pedido explicaciones a Fitch, Standard&Poor's y Moody's. El día de antes de que Lehman Brother's se fuera a concurso estaban dándole una buena calificación. Tendría sentido que algún organismo externo les controlase. Aunque más que controlarlos, la reflexión es si tiene sentido su trabajo y si lo están haciendo bien. Nadie habla de ellas, se me escapa el porqué.

-El pasado octubre publicó el libro ¿Quieres salvar tu empresa?, una guía para gestionar con éxito en época de crisis ¿Cómo está funcionando?
-Es top ventas, va muy bien porque es como dar caramelos en la puerta del colegio (bromea). Estoy muy contento por su repercusión y por cómo está respondiendo la gente. En casi todos los casos he  hestado yo trabajando directamente. El trabajo fue horroroso, pero el resultado es muy bueno.