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Vicente Furió: "Cuando se está tan pendiente de la cuenta de resultados no hay cuarto poder"

Plaza Privada / MARÍA COSTA. 26/02/2011
VALENCIA. En noviembre de 2009 Vicente Furió (Valencia, 1952) dijo adiós a 35 años de actividad profesional periodística, la mayoría en Las Provincias, por un ERE del que no quiere acordarse. "Procuro extraer de lo bueno lo mejor y de lo malo el olvido". Está convencido que la crisis no es la causa del pinchazo de los medios. La autocrítica pasa por ver que el peso de las redacciones, los contenidos de las noticias, recae sobre ejecutivos procedentes de otros sectores cuya premisa es vender, y  sobre becarios. Sus hijos no siguen sus pasos. "Hace diez años, durante el boom del periodismo en Valencia, vi que se iba a crear una fábrica de parados. Desanimé a mis hijos". Su hija es profesora de Historia y su hijo de Educación Física.


-¿Su libro "Sin mordaza" pretende ser una crítica al periodismo valenciano?

-Más bien una autocrítica, aunque está escrito desde la libertad, sin cadáveres en el armario y con la intención de reflejar la experiencia de 35 años de profesión. No es un ajuste de cuentas.

-¿Por hablar claro fue incluido en el ERE?
-Nunca he sido un periodista adulador con el poder. Esto tiene sus ventajas, como mantener la independencia y sus inconvenientes, ser incómodo para los que mandan.

-¿Cree que el periodismo valenciano amordaza de manera efectiva los casos de corrupción?
-No se trabajan ni descubren como deberían. Actualmente los casos de corrupción se dilatan demasiado en el tiempo. Quizá es porque los medios de comunicación que dependen de la publicidad, están amordazados y ni denuncian, ni movilizan a la sociedad.

-¿Lo mismo que pasaba hace 20 años?
-Los periodistas de mi generación vivimos unas circunstancias irrepetibles. Durante la Transición había bastante libertad porque todo estaba por construir. No creo que el periodismo sea más libre que lo es cualquier persona. Todos vivimos condicionados.

-¿Los jóvenes periodistas de hoy se dejan condicionar?
-Lo que le puedo asegurar es que el periodismo de ayer sin medios técnicos salía a la calle, el actual con muchos más medios se queda en las redacciones.

-¿Desinflar las redacciones va a permitir a las editoriales seguir ejerciendo de cuarto poder o esto es un concepto decimonónico?
-Creo que cuando se está tan pendiente de la cuenta de resultados no hay cuarto poder. Y esto se está viendo en las empresas que han optado por colocar ejecutivos procedentes de otros sectores y en su sueldo incluyen mejorar la rentabilidad del medio, ¿qué cuarto poder puede salir de ahí si a la hora de publicar algo están más pendientes de la publicidad institucional, de la privada...? La prueba de que no existe es la pérdida de poder de los medios ante la sociedad.

-Sin embargo en los 80 y 90, del cuarto poder nacían partidos políticos...
-Como ocurrió en Las Provincias. Durante la Transición, los periodistas en líneas generales expresaban en público sus ideas y había debate político. Ahora hay miedo. Antes se creía en la política y la gente participaba. Ahora Caja Madrid, por ejemplo, anuncia que va a repartir 25 millones de euros entre diez ejecutivos y no se monta un escándalo. Habría que ser muy riguroso con el dinero público.

-¿Cree que los poderes públicos se han acostumbrado a un nuevo término de propiedad?
-Me escandaliza que las cajas de ahorro, que ya son bancos, estén integradas por políticos y no por técnicos. Lo más curioso es que la sociedad lo acepta. La democracia se ha dormido.

-¿Por qué cree que la sociedad se ha echado una siesta?
-El exceso de bienes materiales, la devaluación del concepto del político necesario para mantener un sistema democrático y la cultura del pelotazo: hacer dinero fácil, nos han adormecido. Nunca he considerado buen síntoma ver llegar a un becario a la redacción con un coche más caro que el de un redactor o un ejecutivo del periódico. Por eso los gabinetes de prensa de las instituciones están llenos.

-¿La crisis puede dejar famélica de primicias a las redacciones?
-Entiendo que en una crisis como ésta la empresa tenga que disminuir su nómina de trabajadores, pero no que afecte más a la gente con experiencia. Si sólo los jóvenes, la mayoría becarios, son los que tienen que afrontar el contenido de los programas y noticias, la consecuencia la vemos en los productos que se ofrecen. No se vende menos debido a la crisis. Habría que hacer autocrítica.

-¿Hasta qué punto el periodista es responsable de la falta de valoración social y económica que padece?
-Hubo un momento en que los periodistas sí estuvieron bien valorados tanto social como económicamente. La proliferación de periodistas, los gabinetes de prensa, los periodistas funcionarios... cambio el perfil. En el caso de los gabinetes de prensa actuaban más que para informar, para presionar y que apareciera su propaganda.

-¿Si en su juventud le hubieran contado su vida habría cambiado de profesión?
-No. Asumo todo lo vivido y procuro extraer de lo bueno lo mejor y de lo malo el olvido. Aunque también me ha servido para evitar que mis hijos siguieran mis pasos.

-¿Por qué?
-Adiviné en su momento que tanta Facultad de Periodismo eran fábricas de parados. Aunque algunos pueden ser excelentes profesores, otros dan clases sobre periodismo sin haber pasado por una redacción. Además todos los becarios de prácticas de verano estaban más perdidos que nosotros en los 70.

-¿Su vocación le vino por iluminación?
-Casi sí. Estudiaba en Jesuitas y a los 13 años tras una charla de uno de los profesores supe que el periodismo iba a ser mi profesión. Empecé en la radio, La Voz de Levante, luego en Las Provincias y aunque me especialicé en deportes pasé por varias secciones.

-Redes sociales, bloggers, periodistas... todos creadores de opinión. ¿Hay suficientes espectadores para tanta oferta?
-Es imposible que una persona pueda absorber tanta información. Pese a que es el futuro, hoy por hoy de la gente con más de 55 años sólo una minoría usa Internet habitualmente y lee la prensa on line. Eso sí, mis hijos no compran un periódico ni pegándoles. Ahora es cierto que tantas fuentes creará un mundo menos riguroso en la información. En mi época no publicábamos nada si no estaba contrastado porque nos dolían las réplicas o que dijeran que habíamos publicado datos erróneos. Ahora, en la red uno puede decir una barbaridad tras otra sin contrastar. Contrastar y tener buenas fuentes de información, es trabajo. Ambas cosas no se obtienen sentados en las redacciones.

-¿Existe el periodismo funcionarial?
-Sin lugar a dudas. Me comentaba recientemente el propietario de una gran empresa que lo que más le llamaba la atención era que cuando enviaba notas de prensa a las redacciones se las publicaban íntegras. El medio no le llama ni para ampliar o contrarrestar. Lo he vivido en Las Provincias. Gente que llega por la mañana y se pasa 12 horas delante del ordenador. Las fuentes de información y las noticias están en la calle.

-¿Por estar en Las Provincias nunca le tentaron con puestos laborales atractivos?
-Digamos que soy difícil para la disciplina de partido y sí, cuando me ofrecieron un buen puesto en televisión valenciana rehusé porque contenía condicionantes políticos.

-¿Ser mandado por una mujer, se lleva bien?
-Muy bien. Hacia Mª Consuelo Reyna, pese a los malos y buenos momentos vividos, sólo tengo buenas palabras. Me dejó trabajar con libertad y respeto. Podías manifestarle una opinión contraria y no pasaba nada. Y pese a alguna cornada que otra considero que crecí periodísticamente con ella. Quizá por eso, años después, hemos descubierto cierta amistad que entonces no teníamos. Le estoy agradecida porque apostó por mí desde muy joven.

-¿Siempre estuvo de acuerdo con la línea editorial del medio?
-No, pero imagino que tampoco habrán estado conforme con mis acciones. Recuerdo haber publicado una noticia bastante fuerte contra una persona que era muy amiga de la familia propietaria del periódico. Lo aceptaron, porque sabían que era verdad.

-¿En un medio de derechas es un bicho raro ser de izquierdas?
-En Las Provincias ha trabajado mucha gente de izquierdas. Dicen que los de izquierdas son los que mejor hacen los periódicos de derechas. Tampoco te lo preguntaban cuando te contrataban, aunque actualmente sí te lo preguntan en muchas empresas porque se busca un perfil determinado. Asi que de entrada ya tenemos coaccionada la libertad de expresión.

-¿La verdad sigue siendo una verdad a medias?
-Sin duda, no existe. Como tampoco existe el debate democrático. Me aburren los programas de televisión que se anuncian como tales y cuando te presentan a los contertulios ya sabes qué tipo de debate vas a escuchar. Echo de menos el programa "La clave" de José Luís Balbín porque por lo menos se debatía. Ahora se enrocan en posiciones antes de que empiecen los programas y es aburridísimo.

-¿Cuántas preguntas sociales y de denuncia se formula cada día?
-Actualmente ninguna. Desde noviembre de 2009 dispongo de mi tiempo, que es un privilegio y sólo me relaciono con las personas que me interesan. Me he vuelto muy radical.

-Ya no hay debate...
-Sí. Igual es temporal. Antes mi utopía era contribuir a vivir en un mundo mejor, pero ahora la he perdido.

-¿La mayor decepción?
-La mayor decepción en mi vida fue tener la mala suerte de tropezar en el camino con Pedro Ortíz. Había sido compañero, por lo que al enterarme de que venía a ser subdirector de Las Provincias interiormente me dije: Vicente, se te ha acabado.

-¿Las envidias, celos, vanidad, zancadillas proliferan más en un medio competitivo como un periódico?
-Decir en voz alta lo que piensas tiene un gran coste y una gran satisfacción. A veces se me ha recriminado no ser más pelota, pero por un puesto de trabajo ni lo he hecho nunca ni lo voy a hacer. Cuando veo que un periodista defiende a la derecha o izquierda y participa en veinte mil tertulias, me pregunto ¿es sólo por vocación? ¿Por qué no llaman a otros con la misma cualificación? ¿Por qué siempre a los mismos?

-¿La coherencia sigue siendo un valor en boga?
-Debería. No es de recibo que un periodista escriba sobre la corrupción y sea un periodista corrupto. Uno de los problemas de los medios es que se han alejado mucho de la realidad. Otra incoherencia es poner al frente de un medio a un ejecutivo procedente de otro sector que en cuanto accede al cargo por birlibirloque ya lo sabe todo. Lo mismo con un presidente de futbol que por comprar un club ya sabe más que nadie. Al final fracasa.

-¿Cree que esta coherencia se practica en política?
-Debería. Me encantaría tener un presidente de Generalitat que no estuviera implicado presuntamente en ningún asunto que dañase la imagen de la institución y sus representados. Estoy convencido de que uno por cuatro trajes no se vende. Y si es verdad, lo que menos me gusta es que las medidas para confeccionar los trajes se las tomaran en el hotel Ritz. Porque en este caso me pregunto: ¿con dinero de quien se pagaron las habitaciones?

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1 comentario

Tomas Gorria escribió
28/02/2011 22:51

Felicidades, Vicente. Entrevistas como esta te reconclian con la profesion.

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