18/02/2011 JOE L. MONTANA La falta de información junto al exceso de demanda hace que parte de la restauración en Francia no cumpla las expectativas. No es el caso de este acogedor local, de una profesionalidad impecable y una cocina a la que poco se le puede objetar

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VALENCIA. Nadie ecuánime con conocimiento gastronómico defenderá que donde mejor se come en España es en Madrid. Barcelona, San Sebastián o Bilbao la superan sin discusión y los mejores restaurantes del país están fuera de las grandes ciudades, esparcidos por Cataluña o el País Vasco. Es lo mismo, en otra división, que les sucede a los valencianos (de Valencia): en la ciudad no hay nada comparable a la casi una docena de buenos restaurantes repartidos por la geografía de la comunidad.

A pesar de ello, al realizar la asociación entre gastronomía y Francia la mayoría piensa en París. Ciudad en la que radican restaurantes extraordinarios pero también cientos, si no miles, que se aprovechan de que la ciudad del Sena recibe más de 14 millones de turistas anuales (en Valencia son 1,5). Esto es: ofrecen una calidad modesta a un precio desorbitado. De ahí no pocas decepciones que conducen a muchos a generalizar sobre la cocina francesa a partir de estos restaurantes de menú basado casi exclusivamente en tres ejes: mi cuit de foie, coquilles Saint Jacques y confit de canard. Y mucha nata, sobre todo mucha nata.

La cocina francesa, afortunadamente, no es eso y en bastantes regiones del país vecino como Bretaña y El Loire, también en ciudades como Lyon, hay un buen número de magníficas posibilidades para constatarlo. La Roche Le Roy, en las afueras de la ciudad de Tours, uno de los centros de la ruta de los castillos del Loire, es una de ellas. Un acogedor local, quizá algo recargado, de una profesionalidad impecable y una cocina a la que poco se le puede objetar. En conjunto conforman una combinación óptima para una velada envidiable a precios (dependiendo del vino) parecidos a los podemos encontrar en nuestra ciudad en donde conseguir igual combinación es harto difícil.

Resulta difícil destacar los platos más conseguidos entre los de una carta equilibrada y en la cual el uso de la nata líquida es magistral. Tal vez sobresale la lubina con su piel en salsa de coco, o los espárragos con huevo y bacon. Pero el risotto de langosta (de escaso sabor) o el pichón tampoco desmerecen, como no lo hace, aunque sea más frecuente su presencia en las cartas, el foie o las mollejas que, como señalaba el recién desaparecido Santi Santamaría, a algunos no les gustan aunque les encanten los riz de veau. En todo caso, pueden consultar la carta actualizada, con postres impresionantes y con precios en www. rocheleroy.com.

Como repito, quizá demasiado, la perfección no existe. Los precios de los vinos en La Roche Le Roy, por más que no sean exagerados para la norma francesa, carecen de otra justificación que no sea asegurarse un beneficio porque el servicio no justifica la multiplicación hasta por cuatro del precio en tienda. No siendo experto en vinos de la zona, mayoritarios en la carta, no deseo valorarla. Pero los propuestos por la jefa de sala resultaron adecuados aunque el carácter ligeramente afrutado de los blancos del Loire los haga, en mi opinión, inferiores a los de Borgoña y Burdeos (Pessac Lèognan con poca proporción de sauvignon).

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LA ROCHE LE ROY - 55, route de St Avertin - 37200 TOURS Tél : 33 (0)2 47 27 22 00
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El Blog de Joe L. Montana