VALENCIA. El Valencia desaprovechó anoche una ocasión de oro para encarrilar su eliminatoria de octavos de final de la Champions League frente al Schalke 04. En uno de los mejores partidos de la temporada, los de Emery volvieron a evidenciar su falta de concentración en momentos puntuales, algo que les viene lastrando en la lucha por los títulos.
Hasta el minuto 64, el Valencia expuso sobre el terreno de juego todo un catálogo de argumentos para obtener la victoria pero, por el contrario, sólo encontró un paupérrimo empate (1-1) en comparación con los méritos hechos. Este resultado obliga al conjunto 'ché' a marcar en Alemania para superar la eliminatoria.
Unai Emery repitió la conexión argentina que tan bien funcionó frente al Racing: Chori Domínguez, Ever Banega y Tino Costa. Por detrás de ellos, el siempre sólido Topal. Superado el ya tristemente habitual regalo inicial que no aprovechó Huntelaar, el Valencia comenzó a funcionar de la mano del tridente argentino. Una gran combinación entre Tino Costa, Aduriz, Mathieu y Soldado permitió a este último remachar a la red en el minuto 15.
El Schalke pareció despertar con un cabezado de Kluge que Guaita, un día más providencial, pudo desviar con ayuda del larguero. Fue un espejismo. El entramado de jugadores conformado por Emery en la medular asfixiaba al equipo alemán, que veía como una y otra vez, perdía el balón en su propio campo por la presión valencianista. Fruto de este trabajo y a través de veloces transiciones llegaron sendas oportunidades para Soldado y Aduriz.
No cambió la partitura en el segundo tiempo y los tres tenores argentinos continuaron interpretando fútbol con sabor a tango. Gran movilidad y numerosos apoyos en corto. El Valencia acumuló varias ocasiones que no materializó e incluso una jugada de Ricardo Costa anulada por fuera de juego inexistente pudo convertirse en el segundo gol.
Pero llegó el minuto 65 y apareció Raúl. Una de las pocas acciones en las que el Valencia descuidó la espalda de los laterales permitió al exmadridista recibir franco para hacerle el lío a David Navarro. Control y disparo. Parece fácil.
Celebración de Raúl exacerbada e indignación en la grada. El Valencia no pudo recomponerse pese a la entrada de Vicente y Joaquín al mazazo que supuso el gol del Schalke. Demasiada recompensa para el cuadro alemán pero una lección muy reveladora de cómo se resuelven las cosas en esta competición.
Hasta el final, sólo quedaron por escuchar los cánticos llenos de rencor y sarcasmo de la afición: “Villa, Villa, Villa, Villa maravilla”, mientras un Valencia desfondado era incapaz de recuperar el criterio futbolístico. Aún tuvo que sacar otra mano salvadora Guaita para dejar al equipo con posibilidades de remontar en el partido de vuelta.
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