Se le presenta un año difícil al mercado español por el escenario en que ha de actuar: bajo crecimiento; banca cuestionada y sometida a presiones normativas; ataques a la zona del euro e incertidumbre sobre los tipos de interés y de cambio.
El asedio a la Unión Monetaria renació en estos días después de que Portugal tuviera casi que duplicar el interés al emitir deuda y anunciara, inesperadamente, la colocación de nuevos títulos la próxima semana. Grecia también se sumó a los pregoneros de última hora con una emisión sorpresa.
Estas noticias alertaron a los inversores al pensar que existe cierto descontrol de las cuentas públicas de algunos países y al coincidir en el calendario con otras subastas de deuda en Italia y España, lo que, por simple interés competitivo y especulativo, favoreció la venta de bonos viejos en previsión de que los nuevos rindan más, como se está demostrando.
La situación de la deuda, su pérdida de valor, pasó factura a la banca, uno de los principales inversores en estos títulos, que además respalda sus activos con bonos, con lo que su cotización bajó, y, por extensión, la bolsa.
La regulación que se cierne sobre el sector financiero, que podría quedar "desamparado y huérfano" de las ayudas estatales en el caso de que se presente otra crisis, también incidió sobre el precio de sus acciones.
La depreciación del euro, por la deuda y malos datos económicos alemanes -aumento del paro y caída del consumo- fue otra consecuencia de la complicada representación en este debut anual. La cotización de la moneda única bajó de 1,34 a 1,29 dólares.
La delicada situación en que se mueve el mercado quedó patente el viernes, cuando la publicación del descenso de la tasa de paro estadounidense del 9,8 al 9,4 % después de que se crearan 103.000 empleos en diciembre, un tercio menos de lo esperado, favoreciera la recogida de beneficios en Wall Street, que esta semana avanzó hasta máximos desconocidos desde septiembre de 2008.
CAÍDAS GENERALIZADAS
El futuro de los tipos de interés, tanto en China como en Europa, donde se conoció que la inflación sobrepasó el objetivo del Banco Central Europeo al crecer tres décimas en diciembre, hasta el 2,2 %, complicó más la obra.
En cuanto a las principales empresas del mercado nacional, las integrantes del índice selectivo IBEX 35, bajaron treinta y dos y subieron tres.
La mayor caída correspondió a Amadeus, que se estrenó en el IBEX con un descenso semanal del 8,45 %, debido a la recogida de parte de los beneficios cosechados desde su regreso a bolsa el pasado mes de abril.
El segundo puesto por pérdidas fue ocupado por Gamesa, que cayó el 7,97 % mientras se hablaba de que podría tomar una participación en la compañía india Suzlon y después de Iberdrola comunicara que controla más del 19,5 % de su capital, en tanto que FCC cedió el 7,47 %.
En cuanto a las empresas con ganancias, destacó la subida del 16,06 % de Iberia, animada por la próxima culminación de la fusión con British Airways y por informes favorables, en tanto que y Ferrovial subió el 1,95 %, y Telecinco, el 1,28 %.
Todos los grandes valores bajaron: BBVA, el 5,34 %; Iberdrola, el 4,18 %; Banco Santander, el 4,14 %; Telefónica, el 1,44 %, y Repsol, el 1,29 %.
La próxima semana, en la que el mercado partirá de 9.560,70 puntos, el mercado estará pendiente de las decisiones que adopten el BCE y el Banco de Inglaterra sobre los tipos de interés, de las subastas de deuda, de datos de coyuntura en los Estados Unidos y de los primeros resultados empresariales de 2010 -Alcoa y Banesto-.
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