-A menos de un mes para que acabe el año ¿sería este un buen momento para reestructurar la cartera?
-Tal y como está el mercado, es muy difícil hablar de asset allocation -diversificación de inversiones-. No sabemos hasta qué punto la crisis se podría extender a qué sectores o a qué países, aunque sigo siendo optimista acerca del futuro a corto plazo de la bolsa. Para los más conservadores es mejor que tomen posiciones a corto plazo de blue chips -valores de primera fila- con stop loss -limitador de pérdidas- ceñidos o que apuesten por estrategias de valor relativo, que ahora permiten los ETFs (Exchange Trade Fund o fondos de inversión cotizados) de manera limpia -por ejemplo cortos de España y largos de Estados Unidos, o cortos de Ibex y largos de Repsol-, reduciendo así los riesgos.
-¿Confía en la aparición del típico rally de fin de año?
-Sigo confiando en el rally pero no por típico, ya que estamos en un mercado sin estacionalidad posible, que obedece a parámetros que no tienen nada que ver con el deseo de los gestores de hacerse una buena foto a fin de año. La subida vendrá cuando las autoridades dejen de correr detrás de los mercados y tomen medidas serias de ajuste. El resto lo pondrán los datos macroeconómicos globales y los resultados de las empresas.
-¿Realmente tan mal estamos para tener una de las bolsas de valores más bajas en 2010 de todo el mundo?
-No. Pero lamentablemente somos demasiado lentos en reaccionar y en atacar los problemas desde la raíz y eso es lo que más ponderan los inversores. Además, tenemos un problema de comunicación y no reportamos toda la transparencia que se exige en los momentos críticos. Pero no comparto la idea de los mercados que ponen nuestras primas de riesgo al nivel de economías subdesarrolladas y a nuestra bolsa como una de las peores. Por mucho que pese el riesgo país, sólo hay que ver las empresas que configuran el Ibex 35 y de dónde vienen sus resultados.
-¿Qué le recomendaría al pequeño inversor en situaciones como la actual?
-Mucha calma. Cuando llegue la subida será vertical. En 2008 luchábamos en un escenario tan complejo que muchos economistas proclamaban que no había solución posible al problema. En este nuevo escenario conocemos la solución y sabemos qué medidas hay que tomar para que vuelvan la calma y las compras. Estas medidas se deben de tomar planteándose los beneficios económicos a medio plazo y no los costes políticos a corto, y no me cabe duda que al final se tomarán relajando el riesgo país que es nuestro gran problema.
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