MADRID (VP/EFE). Salgado cambió entonces la cartera de Administraciones Públicas por la de Economía, donde sustituyó a Pedro Solbes, quien ya no sólo en su círculo privado, sino también en actos públicos, manifestaba su deseo de abandonar el puesto.
Con Solbes se marchó su mano derecha, el entonces secretario de Estado de Economía, David Vegara, quien fue reemplazado por José Manuel Campa, mientras que Carlos Ocaña siguió al frente de Hacienda.
La ministra se ha esforzado por ofrecer soluciones a los problemas principales, pero hasta el momento no ha dado con la tecla definitiva.
Así, desde su llegada al ministerio, el déficit público ha continuado aumentando, la recesión se ha mantenido, siguen los problemas en el sector financiero con el FROB en el dique seco, la cifra de parados ha pasado de los 3,6 millones a situarse por encima de los cuatro y no se han abordado reformas estructurales importantes.
Uno de sus objetivos fue impulsar el diálogo social, pero un año después sindicatos y patronal todavía siguen con las negociaciones, que han atravesado en los últimos meses momentos muy controvertidos.
Salgado sí consiguió cerrar el nuevo sistema de financiación autonómica, tras varios desencuentros entre las comunidades autónomas y el Gobierno.
Además, bajo su mandato se aprobó el Plan de Austeridad, con un importante recorte del gasto público y la Ley de Economía Sostenible, que busca un cambio en el patrón de crecimiento, si bien su texto definitivo posiblemente no reciba el visto bueno del Parlamento hasta el verano.
Una de sus medidas más polémicas ha sido la subida del IVA que entrará en vigor a partir de julio, y que según muchos analistas perjudicará el consumo y retrasará la recuperación económica, circunstancias que son rebatidas por el Ejecutivo que considera que es el momento oportuno para llevarla a cabo y que recuerda que España tiene uno de los tipos más bajos de este impuesto en el entorno europeo.
Salgado -junto con los titulares de Industria, Miguel Sebastián y de Fomento, José Blanco- también intentó la connivencia de los grupos políticos y buscó con ellos un pacto contra la crisis, con reuniones que comenzaron teniendo una gran cobertura informativa y que posteriormente el propio ministerio ha preferido mantener en silencio.
El pacto máximo que deseaba el Ejecutivo al final parece que se quedará en mínimos, y cuyo contenido el Gobierno espera aprobar el próximo viernes después del intento fallido de hacerlo el 30 de marzo, debido a la reticencia sobre el documento de todos los grupos parlamentarios, a excepción de UPN.
Particularmente intensos han sido los debates de la vicepresidenta con el Partido Popular, sobre todo en el Parlamento. La ministra ya fue recibida con hostilidad por el líder del PP, Mariano Rajoy, quien aseguró que era "lisa y llanamente una página en blanco" y que su trayectoria no ayudaba a recuperar la confianza en la economía.
Esto ya era un aviso de lo que se iba a encontrar Salgado en las sesiones de control con el principal partido de la oposición, que incluso últimamente la ha convertido en el principal objetivo de sus preguntas, ninguneando a la vicepresidenta primera, Mª Teresa Fernández de la Vega.
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