26/11/2010 Como acertadamente indicaba un comentario de un texto anterior, para la mayoría de los maltratados gastrónomos valencianos, lo que más interés tiene de la puesta en funcionamiento del AVE es que nos facilita el disfrute de la inmensa y heterogénea oferta gastronómica de Madrid

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VALENCIA. No pretendo descubrir las posibilidades gastronómicas de Madrid,ahora más cerca, también con billetes más caros, gracias al AVE. No se sí compensan el viaje en el día, pero sí merecen un fin de semana que combine su disfrute con la de una oferta cultural sin comparación con la de Valencia. Por ello, tal vez puedan ser de utilidad algunos restaurantes, interesantes en mi opinión por uno u otro motivo. Los que siguen son muy heterogéneos pero -menos uno que me queda por probar- he comido bien a precio aceptable. Lo cual obliga a dejar fuera a los de gran renombre y factura, pero calidad nada acorde (de La Terraza del Casino al decepcionante y carísimo Santceloni). Como todos cuentan con cartas en internet, obvio las referencias.

Una opción clásica y segura diferente a la oferta valenciana es La Ancha (locales en Zorrilla y Principe de Vergara). Raciones abundantes, precio moderado, servicio amable pero profesional, calidad y comida de la de siempre forman un combinado imbatible si no se buscan sorpresas. Además no miran mal si se pide sólo un plato o raciones al centro para compartir, ni utilizan el truco de las las medias raciones para inflar la factura como en Kaymus, Torrijos o La Sucursal (ya no las pido).

También Las Tortillas de Gabino, del mismo grupo familiar dónde he probado el mejor carrillera que he degustado nunca. Un tipo de cocina parecido también muy aceptable es la de Esteban, en la Cava Baja, próxima a la Plaza Mayor. No es el caso los casi vecinos Casa Lucio, de fama inmerecida, o en los restaurantes tipo castellano El Capitán Alatriste o en La Posada de la Villa, convertidos en fábricas de servir comidas.

Para sorpresas mi opción es la cocina de fusión. DiverXo no ha perdido el sabor pero tiene un sistema de reservas demencial. Sigue siendo una magnífica posibilidad para probar algo desconocido en Valencia. Si no se tiene suerte (cosa probable), se puede optar por Kabuki (con los precios de las medias raciones en carta). En mi caso, tengo ganas de ir al nuevo Nikkei 225, del que he leído excelentes críticas confiables. Otra posibilidad es la cocina peruana de Astrid & Gastón. Conviene pedir consejo por la contundencia de algunos platos.

Como se podría seguir hasta nunca acabar, pretendo hacer un comentario sobre restaurantes de Madrid cada cierto tiempo. Porque algunos como Lardhy hay que visitarlos al menos una vez en la vida y otros, como Zaranda, es mejor evitarlos a pesar de sus laureles. Porque hay bastantes buenos. Pero también abundan los que, con el prestigio alcanzado, ofrecen hoy escasa calidad y mucho precio apoyados en eficientes gabinetes de comunicación y grandes empresas cuyos directivos celebran en ellos todas sus muchas comidas de negocios. A costa de los pequeños accionistas y del incauto gastrónomo que se cree los reportajes de pago que insertan en buen número de publicaciones. Y para eso ya tenemos algunos en Valencia.

El blog de Joe L. Montana