VALENCIA. No son bodas de platas ni oro, pero cuatro décadas de trayectoria bien valen una efeméride, albricias. El Festival Internacional de Toronto celebra del 10 al 20 de septiembre su 40 edición con una programación que supera los 300 títulos de más de 60 países. Los itinerarios entre tan abrumadora selección son tan variados como imposibles de transitar en su totalidad, pero dos sendas destacan sobre el resto: la profusa programación dedicada a la reivindicación de los derechos de la comunidad LGBT, con especial hincapié en la transexualidad, y la incorporación de una sección dedicada a las series, con paradas en largos producidos por las cadenas de televisión.
TRANSICIONES
"No hay lugar para el Estado en los lechos de la nación". Esta frase, atribuida al Primer Ministro canadiense entre 1968 y 1979, Pierre Trudeau, fue pronunciada por el político en 1967, cuando bajo su mandato como ministro de Justicia y procurador general, se descriminalizó el sexo homosexual consentido entre mayores de edad. En 2005, el país de la hoja de arce se convirtió en el cuarto del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero este año, sin embargo, un comité del senado de mayoría conservadora echó atrás el proyecto de ley C-279, que incorporaba la identidad de género a la Ley Canadiense de Derechos Humanos y al Código Penal.
El debate sobre la protección de la comunidad trans se reabrirá el próximo año en la Cámara de los Comunes, pero no ha cejado en las calles. Como tampoco en el resto del mundo, espoleado por hitos reales y mediáticos como la transición del medallista olímpico William Bruce Jenner, hoy conocido como Caitlyn Jenner, la incorporación de Kate Moss a la tv movie navideña de BBC One The Boy in the Dress, y la acogida de las series Transparent, de Amazon, sobre un jubilado que revela su travestismo a sus hijos, y Orange is the New Black, con un enjundioso personaje secundario, el de la reclusa a cargo de la peluquería, interpretado por una actriz transexual. Esta incandescencia global arde esta edición en el Festival de Toronto.
La chica danesa despunta entre la terna de películas que reflejan la discriminación y la desigualdad sufridas por los transgénero. Tom Hooper retrata al pionero mundial en la cirugía de reasignación de sexo en los años treinta, el pintor danés Einar Wegener, que murió como Lili Elbe tras un trasplante de útero fallido. El biopic arriba a Canadá mecido en los ecos de los aplausos recibidos en Venecia, pero también tocado por la falta de mordiente que le ha atribuido la crítica. Eddie Redmayne se asevera en esta adaptación de la novela homónima publicada por David Ebershoff en 2000 como actor de capacidades camaleónicas. Tras emular la degeneración corporal de Stephen Hawking en La teoría del todo (James Marsh, 2014) durante la pasada edición del TIFF, ahora incorpora a su filmografía la dicotomía hombre-mujer.
About Ray, es, en cambio, ficción contemporánea. Y la protagoniza un trío de actrices de fuste, Elle Fanning, Naomi Watts y Susan Sarandon, que ha garantizado la financiación de un filme de temática compleja, la de una adolescente en pleno proceso de cambio de sexo.
"No podía haber elegido a una actriz más rubia, más femenina y para la que esta película fuera una montaña más alta de escalar", ha declarado el director Gaby Dellal a Refinery29 acerca de la elección de la última Bella Durmiente del cine (Maléfica, Robert Stromberg, 2014) para liderar este drama.
En el caso de la sueca Girls Lost no es una sino que son tres las chicas que se convierten en chicos. Pero la transición es a través de la ingesta de una planta, lo que da visos de realismo mágico a este coming of age. La novela en la que la directora Alexandra-Therese Keining se ha basado ganó el Premio August al mejor libro infantil y juvenil sueco en 2011.
Además de la reivindicación de la dignidad de aquellos que nacieron en un cuerpo que morfológicamente no les corresponde, Toronto también parte lanzas por los atraídos por personas del mismo sexo.
REBELIONES
Roland Emmerich ha aparcado su cine de catástrofes para trazar un docudrama sobre los disturbios de Stonewall. En 1969, una redada policial en el mítico bar gay Stonewall Inn del bohemio barrio Greenwich Village, desencadenó una serie de manifestaciones violentas que sirvieron de catalizador del movimiento a favor de los derechos civiles de los homosexuales en Nueva York.
En idénticas fechas, pero entre los adoquines parisinos se ambienta Summertime, en la que Catherine Corsini enmarca un amor lésbico en la revuelta feminista de los setenta, donde se reivindicaban la igualdad de salarios y el derecho a la contracepción y el aborto.
Ambos directores no son los únicos que batallan en las pantallas del presente en pro de gays y lesbianas a partir de hitos históricos de este colectivo.
En Freeheld, Peter Sollett desarrolla el corto documental de idéntico título, ganador de un Oscar en 2007, sobre la policía de New Jersey Laurel Hester, que cuando en 2006 fue diagnosticada con una enfermedad terminal inició una lucha judicial por legar los beneficios de su pensión a su pareja sentimental, otra mujer.
Fue precisamente durante el rodaje de esta película codo con codo junto a Julianne Moore, cuando Ellen Page se decidió a hacer pública su homosexualidad. Desde entonces y con el añadido del encontronazo reciente con el precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Ted Cruz, con el que discutió sobre la discriminación de la comunidad LGBT, la protagonista de Juno (Jason Reitman, 2007) se ha erigido en ariete de esta comunidad.
TELEVISIONES
Arietes, pero de la gravitación del cine alrededor de la televisión han sido los festivales South by Southwest, Sundance, Tribeca y la Berlinale con la reciente incorporación de una sección televisiva a sus programaciones. Aunque el relevo de la pequeña pantalla a cargo de la grande cuente con encendidos detractores, los muestrarios internacionales no han podido mantenerse ajenos a esta convergencia audiovisual a la que ahora se suma Toronto.
"Qué mejor manera que celebrar nuestro 40 aniversario que con un programa enfocado a la nueva era dorada de la televisión, que actualmente está produciendo una programación global de alta calidad, unos guiones espectaculares y una dirección que rivaliza con el mejor cine de ficción", ha defendido en nota de prensa el director y CEO del TIFF Piers Handling.
El nuevo apartado del TIFF lleva por título Primetime y en esta primera edición avanza seis títulos de Francia, Islandia, Argentina y EE.UU.
¿Quién ha podido olvidar el ensoñador piano de los títulos de crédito de Héroes? Tim Kring retoma el universo de la serie con la que arrasó en NBC entre 2006 y 2010. Su secuela, Heroes Reborn, entrecruza los personajes de la saga predecesora con los nuevos superhéroes sobrevenidos.
La producción francesa Les Revenants, reconocida con un Emmy a la mejor serie dramática en 2013, también cuenta con segunda temporada, y sus dos primeros episodios se estrenarán en Toronto.
Jason Reitman se estrena en televisión con la comedia Casual, sobre un desarrollador informático que frecuenta su propia web de citas, mientras que la directora bonaerense Lucía Puenzo da el salto catódico con el ecothriller Cromo, basado en dos cuentos cortos de Martín Jauregui sobre crímenes medioambientales en el Norte de Argentina.
Islandia se suma al thriller, pero en su variante negra de factura nórdica con la decena de capítulos de Trapped, de Baltasar Kormákur, hijo del pintor catalán Baltasar Samper.
Y de la mano de Netflix, el oscarizado Morgan Neville (A 20 pasos de la fama), retrata a una de las bestias pardas del rock en el largo Keith Richards: Under the Influence. Los seguidores de los Rolling ya salivan ante la promesa de material de archivo y conversaciones íntimas con el guitarrista en el proceso de creación de su primer álbum en solitario en 23 años. No hay cocoteros. No hay zozobras etílicas. Sólo electric blues, country honky-tonk y southern soul.
Otra gema en formato largo de Netflix, no incluida en el apartado Primetime, sino en la sección oficial de Toronto, es Beasts of No Nation. Protagoniza, en la piel de un sanguinario comandante de África occidental Idris Elba, catapultado por las series The Wire y Luther, y dirige Cary Fukunaga, quien esquinó la segunda temporada de True Detective por ponerse a los mandos de este enésimo dedo en la llaga del drama de los niños soldado.
Igualmente polémico y turbio es el documental Bolshoi Babylon, con el que HBO ahonda en la convulsión que provocó en 2003 en la prestigiosa compañía rusa el ataque con ácido contra el director del ballet, Serguei Filin, urdido por su primer bailarín, Pavel Dmitrichenko.
La polinización cruzada entre cine y televisión se recrudece. La lid por los derechos de la comunidad LGBT no decae. Bienvenidos a Toronto. El debate en gran pantalla está a punto de comenzar.
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