VALENCIA. La sorpresa fue mayúscula, según explica uno de los asistentes a la reunión. El pasado lunes el director del IVAM, José Miguel G. Cortés, mantuvo un encuentro con algunos de los jefes de servicio del museo y un contado número de trabajadores. La cita tuvo como fin informarles de que en el instituto de arte contemporáneo se había cumplido la máxima de El Gatopardo: Todo había cambiado para que no cambiase nada. Todo seguía igual. Y, como en los últimos diez años, el poder en la sombra seguiría correspondiendo a Raquel Gutiérrez.
"A partir de ahora, si queréis algo de mí hablad con ella", les vino a decir.
Según uno de los asistentes a la reunión, Cortés insistió en que Gutiérrez era "una persona de su entera confianza" y quiso así desmontar la aparente dimisión de la que hasta ahora había sido número dos de la ya defenestrada Consuelo Císcar. Todo fue un paripé. Cuando el pasado 1 de julio se hizo público que Gutiérrez dimitía, se trataba en realidad de una cortina de humo. No sólo no se ha ido sino que además sigue siendo igual o más importante.
La marcha de Gutiérrez se convirtió en asunto prioritario una vez se conoció el Informe de Intervención de la Generalitat, en el que se revelaban más de 60 irregularidades en la gestión de diferente signo. En algunas de ellas estuvo implicada Gutiérrez. Todas ellas están siendo investigadas por el mismo fiscal y el mismo juzgado que en los procedimientos contra el marido de Císcar, Rafael Blasco, condenado por el ‘caso Cooperación' y que se encuentra en la actualidad cumpliendo pena en Picassent.
Gutiérrez llegó al museo de la mano de Consuelo Císcar y se consideró en su día como un baluarte en la gestión de la ex directora. Durante diez años fue su persona de confianza, como ahora lo es de Cortés. Ante las irregularidades detectadas por Intervención fueron muchas las voces que reclamaron su cese. No sólo no fue cesada sino que Cortés no actuó y la defendió cuando presentó su supuesta dimisión.
Pero esa salida ha sido en falso. Como ha quedado demostrado tras la reunión de este lunes pasado, la historiadora del arte seguirá siendo la persona con mando en plaza. "La dimisión ha sido un paripé, ha sido una mentira. Han querido engañar a la sociedad. ¿Qué es lo que oculta Cortés? ¿Por qué quiere que siga ocupando puestos responsables el museo? ¿Cómo va a colaborar el IVAM con el juzgado si la número dos de Císcar sigue dentro del museo?", preguntas que se hacen en el museo y sólo puede responder un Cortés que ya comienza a ser cuestionado en los despachos de la avenida de Campanar, sede de la Conselleria de Cultura.
Mientras, Cortés se afana en averiguar de dónde parten las filtraciones de información del museo. La publicación de unos artículos este verano sobre la programación le han molestado, y así lo manifestó en la reunión de este lunes. Lo que no sabe Cortés es que la verdad es como el agua; por mucho que uno intente taparla, siempre fluye.
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