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ARTE CLÁSICO

"Hay que crear otra experiencia para el visitante del San Pío V; ése es el reto"

C. AIMEUR. 02/09/2015 José Ignacio Casar Pinazo aboga por definir "el modelo del edificio, del museo y el de la transmisión del conocimiento"

VALENCIA. Está en su casa, en Godella. Rodeado de arte. Enfrente de su patio, el pabellón donde pintaba su bisabuelo Ignacio Pinazo. Por el jardín, un molde del busto que hizo su abuelo Ignacio Pinazo Martínez de Manolete. Es miembro de una de las sagas valencianas artísticas más importantes, los Pinazo, y desde esta semana será director del Museo de Bellas Artes de Valencia, un nombramiento de transición hasta que se celebre el concurso para elegir al nuevo responsable, pero con enorme significado porque supone el principio de una nueva época para la pinacoteca valenciana.

José Ignacio Casar Pinazo es arquitecto. Algunos de sus trabajos son tan conocidos como la restauración de la iglesia de Santa Catalina. Este hecho, admite, ha pesado en la decisión de seleccionarle a él ya que el museo se encuentra inmerso en una ampliación de dudoso futuro. "Es parte de la idea que subyace, pero también está el hecho de que soy funcionario de la Conselleria de Cultura así como mi trayectoria. No tengo un perfil ajeno a las necesidades del museo", comenta.

Sobre su idoneidad se refirió este martes el propio conseller, Vicent Marzà, quien explicó que "su perfil se ajusta a la perfección a la situación actual del San Pío V, puesto que se trata de un profesional de la casa que conoce en profundidad la realidad del museo y puede lograr con todas las garantías los retos técnicos, organizativos y de conservación de los fondos artísticos que presenta la primera pinacoteca valenciana".

Uno de esos 'retos técnicos' es coordinar la V fase de la ampliación del museo, si bien como el mismo Casar matiza, se trata en la práctica de una remodelación de las estructuras históricas; no una ampliación. No tiene en mente ningún tipo de actuación antes de hablar con los arquitectos que dirigen las obras de una de las pocas inversiones millonarias que ha recibido el museo valenciano por parte de la administración estatal en los últimos años. Primero ver. Después, valorar.

Director desde 1999 la Casa Museo Pinazo, Casar afronta el desafío que supone refliotar el San Pío V sin planes ni ideas preconcebidas y con una triple misión: "Hay que definir el modelo del edificio, el modelo del museo y el modelo de transmisión de los valores del museo; el principal objetivo del centro debe ser transmitir a la ciudadanía su trascendencia. Lo que hoy vemos como clásico fue en su día rupturista. Se tiene que ver el arte de una manera diferente. Hoy gracias a los nuevos medios podemos llegar más allá de la mera percepción física de las obras. Hay que crear otra experiencia para el visitante del Museo San Pío V; ése es el reto", comenta. "La gente debe salir con el recuerdo de una experiencia gratificante; no con una borrachera de ver 300 cuadros", añade.

Igualmente considera fundamental la adecuación de los espacios, desde las zonas reservadas a la conservación a las dedicadas a la transmisión del conocimiento, pasando por las de la Real Academia de Bellas Artes, una institución con la que confía mantener una buena colaboración.

No piensa en establecer un discurso museístico ya que, recuerda, ésa es una tarea que competerá al futuro director del museo que saldrá elegido por concurso público. "El actual discurso es fruto del trabajo de Fernando Benito con las posteriores modificaciones que realizó Paz Olmos. Se trata de ver si se adecúa, valorarlo y actuar en consecuencia", comenta.

Casar no quiere tampoco cargar las tintas sobre su antecesora en la dirección del centro. "Ha habido un cierto abandono del museo pero no hay que personalizarlo en la directora; a fin de cuentas ella era sólo una jefe de servicio y tenía por encima a un secretario autonómico, a una consellera... Probablemente lo que hay que hacer ahora es definir el nuevo tipo de museo. No tengo una opinión formada. Entre 1985 y 1990 el San Pío V incorporó a un conjunto de profesionales que han hecho funcionar el museo contra viento y marea. Hay que escucharles a ellos, todas las ideas, incorporar a la gente del museo. Éste es un buen momento para reorientar el centro pero tengo que conocer cómo está el barco antes de dar un giro a babor", asegura.

"La sociedad será consciente del tesoro de conocimientos, de esfuerzo y de significados que es el San Pío V si le llega el museo. El común de los mortales tiene que ver el sentido de la excepcionalidad del centro". Ése, explica, será uno de sus objetivos durante este medio año, a la espera de que se inicie y resuelva un concurso para el que no hay aún fecha.

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