VALENCIA. La sombra de septiembre acecha al voltear la esquina y, con ella, el fantasma de un año nuevo de paisano; vestido como si todo estuviera en orden, como si él sólo pasara por ahí. Sin policía que diga "circulen, aquí no hay nada que ver" mientras otro desenrolla la cinta de police line, do not cross, pero casi. Lejos de los fastos mainstream. Mientras el año nuevo occidental sigue inamovible en la ranciedad de la nochevieja, y los chinos lo van moviendo con alegría solilunar (el próximo, el 8 de febrero, por cierto), en realidad el verdadero nuevo ciclo se presenta poco a poco desde que se cambia la página del calendario a septiembre. Para todos y de forma casi universal.
El noveno mes del año no tiene demasiado que envidiar a la novena puerta de Pérez-Reverte y Polanski; quizá no lleva las firma de Lucifer, pero sí la del director de la escuela, la del profesor que suspendió masivamente en verano o la del jefe de la oficina. Septiembre, con su anuncio prematuro del declive estival, pone cara de domingo por la noche, deja caer la mochila con los deberes y cierra la puerta tras de sí. Por fortuna, algunas de esas obligaciones se despojan de la decadencia y permiten cerrar el verano incluso con amabilidad. Los deberes musicales de Valencia en septiembre son, en realidad, una dulce condena, que diría el argentino.
LA COSECHA DE SEPTIEMBRE
La vuelta a las clases o al gris aire acondicionado de la oficina tiene una banda sonora en directo que, en Valencia, no se corresponde con el drama; salvo, quizá, en casos como el de Alejandro Sanz en la Plaza de Toros el 4 de septiembre. El ocaso veraniego coincidirá en la ciudad con el de algunos ciclos que han reportado algunos momentos memorables en la ciudad: Sons al Botànic, con la visita de la sobresaliente Maika Makovski, o Live the Roof, con la emotiva despedida de Enric Montefusco y Standstill, cierran temporada en septiembre. Del primero, su cierre con The New Raemon y su nuevo disco se convierte en imprescindible el 18 de septiembre; en el segundo será interesante comprobar el estado de Mikel Erentxun (viernes 11) y calibrar la realidad de la última sensación de la factoría acústica nacional, Carmen Boza (sábado 5).
También es acústica la gira nacional de Mäbu que, junto al mexicano Rodrigo Robles, la llevará al dELUXE el próximo viernes 11. La cosecha de directos nacionales es muy digna en septiembre: a los ya citados cabría añadir Cuello y Acpvlco (18, 16 Toneladas), Lichis (19, Matisse), Marwan y Arcana Has Soul (19, La Rambleta) y Rufus T. Firefly (25, Wah-Wah). La agenda se completa con la aportación internacional de los canadienses Cancer Bats e Imperial State Electric, con el cantante de The Hellacopters (el 10 y el 30 de septiembre en 16 Toneladas), junto a los exquisitos The Delines el 17 en el Loco.
Septiembre debería servir como el calentamiento perfecto para afrontar los tres últimos meses del año, exigentes en cuanto a citas con el directo en Valencia. Sallie Ford, Big Man Boss, Hidrogenesse, Pumuky, Two Gallants, Gun o el Deleste y el Truenorayo Fest en octubre; Ezra Furman, The Drones, Kitty, Daisy & Lewis o el She's The Fest en noviembre. El exigente calendario de la recta final de la temporada reclama preparación.
VETERANOS Y LA GRAN ASIGNATURA PENDIENTE
El regreso más o menos paulatino a la vida cotidiana que aguarda pacientemente el resto del año se puede vivir al ritmo de bandas con décadas de biografía. Septiembre en Valencia dará la oportunidad, además, de reverdecer (o no) viejos laureles a grupos con las raíces en el siglo pasado. El calendario de giras españolas ha querido que Diamond Dogs e Immaculate Fools coincidan el 12 de septiembre en la ciudad; los primeros, con Sulo Karlsson a la cabeza, actuarán en el Loco, mientras que los segundos, y aparentemente sólo con Kevin Weatherill de la formación original, lo harán en Rock City.
La sala de Almàssera recibirá también la visita de Raven (domingo 27), con más de 30 años de resistencia en el underground de la nueva ola del heavy metal británico. El ciclo invisible de veteranos en Valencia lo completa Mike Scott y los Waterboys, que también llegarán desde los 80, más que autorizados; el cantante escocés y compañía presentarán su respetable último disco, Modern Blues, en el otrora templo de Repvblicca el 24 de septiembre.
Quizá estas citas con veteranos curtidos ante infinidad de perfiles sea el mejor momento para cumplir con una asignatura pendiente cada vez que el curso vuelve a empezar: comportarse en un concierto. Esos deberes que se arrastran año tras año, y que consisten fundamentalmente en no pretender hablar por encima del cantante o en no dar la espalda al escenario. Quizá sea preciso el regreso de Richard Hawley, con disco nuevo en septiembre, para dirigir la reeducación definitiva. Valencia saldría ganando.
EL ¿OCASO? DE LA TEMPORADA FESTIVALERA
Si bien el final de agosto y el inicio de septiembre supone tradicionalmente la conclusión de la temporada de festivales, cada vez resulta más complicado discernir las costuras entre el final y el principio de la misma; de este modo, septiembre cuenta todavía con festivales, algunos de ellos entre los más interesantes del curso. A la cabeza está, inevitablemente, el Fuzzville. Celebrado en Benidorm como "la fiesta definitiva del sonido salvaje, punk-rock y los sellos underground" el 4 y el 5 de septiembre, la cita cuenta con un interesante equilibrio entre referentes internacionales como The Pandoras, Allah-Las o Jeff The Brotherhood y nombres nacionales como Doctor Explosion, Biznaga o Guadalupe Plata.
El mismo sábado 5, y en la plaza de toros de Benidorm, una propuesta en el otro extremo de la nostalgia: el Iberia Festival con Ilegales, Toreros Muertos, Siniestro Total, Rosendo y Kiko Veneno; pero, claro, también con La Unión y Rosario. Algo que ver con el QFestival, que finalmente celebrará en Alzira su propuesta más convulsa el 11 y 12 de septiembre con el reclamo de Standstill a un mes de su desaparición, y un cartel confeccionado con bastante buen gusto vintage. Nada que ver con el Festiniu 2015, o el Pomarock de Agres; entre las sierras de Mariola y Agullent, se ubica el festival, con precios populares, feria y paellas con Alamedadosoulna y Green Valley en la parte alta del cartel.
SEPTIEMBRE DE RECUPERAR LUGARES
Como simulación de año nuevo que es, la vuelta a la cotidianidad en septiembre debería ir acompañado de algún propósito que mejore nuestra condición de seres humanos. El concierto Alexey Leon Quartet (sábado 26) en el ciclo Jazz Lumínic en el Botánico, como homenaje al año internacional de la luz, podría encajar con un deber fundamental: recuperar los lugares públicos que ofrece la ciudad para la música en directo.
Lo mismo con el Botánico que con un enclave conceptualmente más apropiado como el Palau de la Música; el concierto del Dúo Aranjuez el 9 de septiembre sería una buena excusa para ir más allá de la postalización del edificio. La Beneficencia es otro de esos lugares que recuperar a través de la música. Sus dos programas, Les nits musicals de la Bene y Els concerts de la Bene, deberían ser pretextos más que suficiente; el paseo por la evolución de la viola en Francia e Inglaterra de Sara Ruiz (12 de septiembre) o las variaciones de Goldberg a cargo del pianista Xavier Torres (5 de septiembre) poseen un digno atractivo.
Además de lugares públicos, la mansedad de septiembre permite recuperar a cámara lenta lugares que, siendo de iniciativa privada, ya forman parte del ADN de Valencia. Más de uno se habrá quedado sin visitar el ancestral local de Unión Musical Española en la calle de la Paz, ahora en la acera de enfrente por cuestiones derivadas de la Ley de Arrendamientos. Muy dados a los lamentos a posteriori, lo suyo sería rendir visita a tiendas de discos que, como Harmony, Oldies o Discos Amsterdam, resisten más de tres décadas ya en la ciudad a pesar de todo; y recordar la labor de otras que, como Devil Records, Monterey o Flexidiscos, dependen de su penetración popular para sobrevivir de la misma manera.
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