VALENCIA. Con la irrupción de los Food Trucks se planteó un pequeño debate en la comunidad de traductores a instancias de la Fundación del Español Urgente (Fundeu) : ¿cómo hay que llamarlos en castellano? Se optó por ‘gastronetas' combinando 'gastronomía' y 'furgoneta'. Ahora solo falta que el palabro cuaje entre el público. Si se consigue, se evitará un barbarismo; si no, el idioma se empobrecerá una palabra más. Hay más ejemplos, algunos muy curioso: ¿qué usan las mujeres para darse un gusto?
La cuestión no es baladí, según explica la argentina afincada en Valencia Estefanía G. Casset: «En castellano, tenemos dos términos básicos para designar un juguete sexual: consolador (aunque desde el punto de vista de los estudios de género, este término resulta peyorativo para los usuarios) y vibrador. La diferencia reside en que el primero no contiene un elemento mecánico que hace que se mueva y el segundo sí. Este matiz se pierde al utilizar el término genérico en inglés, dildo, que el público usa indistintamente».
Si hay algo no puede permitir un traductor es que caigan en el olvido palabras útiles por culpa de un extranjerismo. Para evitarlo se creó, en 2011, ETEP (Estudios de Traducción en el Erotismo y la Pornografía), el único colectivo académico especializado en traducción de este tipo de lenguaje que existe en el mundo y que ya ha participado en más de trece eventos universitarios.
Estefanía comenzó su relación con el porno en 2007 en Argentina cuando, por casualidad, comenzó a trabajar para una cadena de gran renombre en la industria erótica haciendo traducciones, revisando subtítulos y creando los guiones de diálogos para, por ejemplo, reality shows eróticos "de esos en los que una tía recauchutada se enzarza en una discusión con otra porque le ha levantado el marido o los diálogos previos a un orgía", explica. Aprendió rápido (a traducir).
Ya en España, en un encuentro universitario en la Universidad Jaume I en 2013, Estefanía conoció a José Luis Castillo Flores (canario afincado en Hawaii), quien, haciendo un trabajo durante la carrera, se había encontrado con un problema curioso. Existen glosarios, foros en internet, diccionarios, bases de datos... todas las herramientas necesarias para traducir cualquier tipo de lenguaje especializado (jurídico, médico...) "pero no había nada sobre temática sexual". Ahora, son ellos en su web los que las están impulsando e incluso tienen un curso online de traducción de literatura erótica para los interesados.
El colectivo -del que también forman parte Ana Lesmes y Luis A. Álvarez- tiene tres objetivos: conseguir que el mundo académico se interese por el sexo por su innegable importancia (por ejemplo, en el campo de la censura o el análisis del vocabulario); ampliar los estudios a otras manifestaciones culturales (desde el cómic a los videojuegos); y, por último, interesar a los estudiantes en lo que es un nicho de mercado con millones de consumidores y un futuro bastante prometedor. Luchar contra la estigmatización del género también figura entre sus propuestas.
MÁS ALLÁ DEL PORNO EXTREMO
Cabe recordar que no todo el porno son los cortes de varios minutos sin apenas calidad que se encuentran fácilmente en internet, ni todo lo que tenga que ver con el sexo es simple pornografía. Por lo que respecta al cine hay una corriente de directores y directoras que quieren ir más allá y en cuyas producciones hay argumento e incluso un mensaje. De esto se trata esta nueva corriente, un género que supera la cuestión de los excesos acrobáticos e intenta contar una historia en la que hay escenas de sexo explícito.
"Son directores y directoras como Erika Lust, Lucie Blush, Antonio Da Silva... en las que no sólo hay una narración, sino que a veces también hay un mensaje mucho más profundo y que está relacionado con una ideología determinada", explica Estefanía. "Son autores en el sentido más amplio de la palabra y por eso la traducción es tan importante", añade.
"En esos casos, hay que cuidar mucho el mensaje y es fundamental mantener un contacto constante con los directores. Tocan temas como el feminismo o la identidad de género que tienen su propio lenguaje y no siempre es fácil encontrar el equivalente adecuado", apunta.
Pero en el cine comercial también puede plantearse el problema. "En American Beauty (Sam Mendes, 2000), hay una escena en la que el protagonista repite tres veces que se está masturbando. "Aquí la complicación es que en España hablamos de hacerse una ‘paja', pero en México se hacen una ‘chaqueta', y cada país tiene sus propias expresiones y la que vale en uno no sirve en otro", dice José Luis.
Las dificultades, por supuesto, se dan también en la literatura y con mucha más frecuencia. No es lo mismo traducir al escocés Irvine Welsh, que utiliza slang británico, que una novela de softporno como Cincuenta sombras de Grey.
José Luis concedió una charla en la Universidad de Granada con María del Puerto Barruetabeña, la encargada de traducir al español el tercer tomo de la trilogía de E.L. James. "En un caso así, aunque no lo parezca, el trabajo es muy difícil ya que la editorial está muy encima del registro que se utiliza y los plazos de entrega son muy ajustados". Compartió con ella algunas anécdotas, pero no puede contar ni una por las restricciones de los acuerdos de confidencialidad: «Si te lo digo, tendría que matarte».
Un ejemplo de para qué sirve ETEP lo ilustra Ecstasy (Welsh, 1999). En un momento dado, un personaje dice que no puede cagar sin haberse "gastado un penique" (spend a penny). Etimológicamente, la expresión se basa en la moneda que se abonaba para usar un cuarto de baño público. Al final, y tras varias consultas dieron con la solución: el protagonista era gay y se refería a hacer cruising (término que, por cierto, no tiene traducción) en ese mismo baño. Es decir, que si no practicaba sexo anal no iba bien al baño.
EL PROBLEMA DEL REGISTRO
La cuestión del registro es fundamental. No es lo mismo un ‘rabo' que una ‘pilila' ni que un ‘cipote' o un 'falo'. "Lo importante", apunta Estefanía, "es ponerse de acuerdo en cuál utilizar en cada momento en función del contexto y de lo que el autor quiere decir".
A eso se suma otra complicación: las variaciones dentro del idioma sin someterse a la dictadura del español internacional que impone el mercado. En Chile, que te toque la ‘polla' es motivo de alegría, ya que estamos hablando de la lotería. En España, Concha es el nombre de esa tía que hay en todas las familias; en Argentina, es un coño. Cosas que hay que tener en cuenta cuando se traduce un libro que se va a distribuir por distintos países de habla hispana.
Pero el propio traductor también puede ser una dificultad. El primero de los experimentos traductológicos de ETEP, el proyecto Moonlight), tenía que ver con la traducción de un texto que narraba el encuentro entre un chico y una chica. Todo empezaba muy romántico, pero lentamente el lenguaje se iba haciendo más crudo. La idea era analizar la capacidad de los traductores de cambiar de registro en el lenguaje sexual.
Se tuvo en cuenta la edad, el sexo y la procedencia de los voluntarios. "Al evaluar los resultados, percibimos que los varones homosexuales eran los que más dificultades tenían en un párrafo en el que se describía con todo lujo de detalles la anatomía de una vagina. Por otro lado, algunas mujeres (no todas) tendían a suavizar los términos. Utilizaban ‘miembro' para referirse a cock, lo cual rebajaba el registro del autor original", señala.
Entre los trabajos que han realizado y que demuestran hasta qué punto la cosa puede llegar a complicarse, está la traducción (no comercial y con fines meramente académicos) de GreaseXXX, la parodia porno de la película que lanzó a la fama a John Travolta. La dificultad en Vaselina (traducción fácil si no tuviéramos que usar el título original por cuestiones de marketing) era que "había que adaptar la traducción de las canciones (ritmo, rima, musicalidad), pero con un mensaje que, lógicamente, no tenía nada que ver con la película original dirigida por Randal Kleiser", señala Estefanía.
"En esta versión de la obra, Sandy ya no es la chica puritana y reprimida del '78, sino que es toda una mujer del nuevo milenio que también disfruta del sexo y que, por supuesto, lo habla abiertamente con sus amigas". Así, la versión porno de la mítica "You're the one that I want' se convirtió en You're the whore I want" (cambiaron 'chica' por 'zorra'). Es este el tipo de historias por las que apuestan los chicos de ETEP y que se empiezan a descubrir en su recién publicada revista académica.
Coincido totalmente con el comentario de Traductora y con el artículo en general. Me parece un sector menospreciado por la gran mayoría de las personas. naturalmente todas ellas ajenas al mundo de la traducción o de los traductores. Un saludo
Coincido totalmente con el comentario de Traductora y con el artículo en general. Me parece un sector menospreciado por la gran mayoría de las personas. naturalmente todas ellas ajenas al mundo de la traducción o de los traductores. Un saludo
Precisamente por comentarios como el de Pepe es necesario que cada vez más se hable de este tema y se conozca el gran trabajo de profesionales en el sector, con películas, cortos, documentales, etc. de calidad y con contenido de verdad, y la importancia que la traducción tiene en este campo. Gran trabajo el de este equipo. Pepe, deje de ver porno insulso y mire algo de lo que menciona el artículo, verá cómo se sorprende.
Muy bueno e interesante el artículo, claro que los que no tienen idea de que va, dan opiniones insulsas y faltas de contenido, en fin creo que todo trabajo tiene su fruto y vuestro trabajo (ETEP) está empezando a darlo, FELICIDADES.
Me imagino las traducciones. oohhh aahh yessss Miren www.granlistaporno.com
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