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VALENCIA. Cinco ladrones, una viejecita inocente y su loro. Estos son los elementos con los que el director británico Alexander Mackendrick fraguó El quinteto de la muerte (1955), la última gran comedia de productora británica Ealing. Ese mismo año fue vendida a la BBC y nunca más recuperó el esplendor que logró con títulos como Oro en barras (Charles Crichton, 1951) o Pasaporte a Pimplico (Henry Cornelius, 1949). La película conoció un remake en 1994, firmado por los hermanos Coen y protagonizada por Tom Hawks, que no llegó ni de lejos a la brillantez de la original.

El guión es relativamente simple. Cinco delincuentes necesitan un siito tranquilo para planear el golpe perfecto. Haciéndose pasar por músicos que buscan un lugar para ensayar, consiguen alquilar un piso a una venerable anciana eternamente despistada (Katie Johnson) que tiene un loro como mascota, y cuya principal ocupación es dar parte a la policía de todo lo que le parece sospechoso. A partir de ese momento, todo empieza a salir mal.

Los estudios Ealing se fundaron en 1902 y, actualmente, pueden presumir de ser los más antiguos del mundo que han funcionado de manera continuada. Entre los años 30 y 40 empezaron a apostar por las comedias, pero fue a partir del fin de la II Guerra Mundial cuando se especializó en el género y sentó las bases de lo que aún hoy se conoce como comedia británica.

La clave de su éxito era su plantilla de directores y actores, y unos guiones sencillos pero que funcionaban con la precisión de un reloj suizo. Aunque todas las comedias tenían un humor más bien blanco, supieron reírse muy bien del carácter británico lo que se tradujo en grandes éxitos de taquilla.

El quintento de la muerte fue su última producción antes de ser vendida a la BBC, y no volvió a hacer películas con su nombre hasta 1995, aunque no con el éxito de otros tiempos. Allí tiene su sede la prestigiosa Met Film School de Londres.

Entre los actores destaca la presencia de sir Alec Guinness, Peter Sellers (que también pone la voz al loro) o Herbert Lom (el jefe de Clouseau en las películas de La Pantera Rosa).

Pese a ser una película 100% británica, el guión fue obra de William Rose (¡Que vienen los rusos!, El mundo está loco, loco, loco) y consiguió una nominación al oscar y el Bafta al mejor guión.

ANÉCDOTAS Y UN ‘SPOILER'

Según contó Rose en más de una ocasión, soñó el guión de principio a fin y al levantarse se puso manos a la obra. Por entonces era un debutante, así que en el plató tuvo que sufrir las iras de Mackendrick (una de las estrellas de la productora). Al final, fue sustituido por Larry Stevens (un experto en comedia que trabajaba para la televisión). Posteriormente hicieron las paces y en los títulos de crédito aparecen unas rosas en homenaje al autor del texto.

Otra de las anécdotas del rodaje es que Alec Guinnes tomó parte en el diseño de su personaje, el profesor Marcus, un tipo desaliñado y con ojos saltones que le dan cierta pinta de loco. Para definirlo, se inspiró en el crítico teatral Kenneth Tynan, a quien no tenía especial aprecio.

Otro dato poco conocido es que la banda de criminales se hace pasar por un quinteto de música y, en sus ensayos, utilizan el Quinteto en E mayor, Opus 11, Nº 5 de Luigi Boccherini (por cierto, el de la sintonía de la serie de dibujos animados Erase una vez el hombre). A medida que los protagonistas van desapareciendo, los arreglos pasan de quinteto a cuarteto, luego a trío y así sucesivamente.

La película podrá verse en la Filmoteca d'Estiu este martes y jueves (22.30 h.) dentro del ciclo dedicado a los ‘Planes  maestros' que también incluye Magical Girl (Carlos Vermut, 2014) -21 y 22 de agosto- y Evasión en la granja (Peter Lord y Nick Park, 2000) -25 y 27-.