VALENCIA. Nadie en Valencia conoce hoy a Pertegás. Cuatro gatos, sobre todo los que lo vinculan con diversos cómics de culto de la década de los cuarenta. Sin embargo, aquella era una producción de circunstancias forzadas por el régimen franquista que, con la instauración de la represiva moral nacionalcatólica, acabó con el estatus del pintor, sepultó su obra anterior y lo desterró de la memoria de los valencianos. Su crimen, ser valencianista y de izquierdas. Su pecado, rendir culto artístico al desnudo femenino como a una religión. Su desbordante obra anterior a la Guerra Civil, todavía por descubrir.
De su padre, Enrique Pertegás Malvech (1847-1917), se decía en la Valencia finisecular -aquella que de repente se convirtió en blasquista y republicana- que era un médico "respetado por todos" y un "católico muy sincero". No en vano, la Cruz Roja le acabaría condecorando por su disposición permanente a "esparcer el bien de su ciencia entre los pobres". El respeto hacia su madre, Francisca Ferrer Lecha (1853-1931) no debía ser menor. Maestra en la Institución para la Enseñanza de la Mujer, de tendencia krausista, llegó a ser profesora de la Escuela de Magisterio entre 1899 y 1902. Su especialidad didáctica, el dibujo, fue la que evidentemente embebió la personalidad del hijo de ambos, Enrique Pertegás Ferrer.
VALENCIANISMO INCIPIENTE
A los trece años ya era propuesto como mejor alumno de la Academia de Bellas Artes de San Carlos y a los 21 optaba a una beca para profundizar sus estudios junto a nombres como los de Antonio Fillol, Salvador Tuset o José Pinazo. Por entonces ya formaba parte de València Nova, la primera asociación impulsora de un valencianismo de carácter político, que había nacido en 1904 con miembros procedentes de Lo Rat Penat, como el escritor José María Puig Torralva, el periodista Miguel Duran Tortajada o el doctor Faustino Barberà. A ella le sucederían otras, como Pàtria Nova y Joventut Valencianista, de las que Pertegás también sería parte muy activa hasta los años veinte.
De hecho, sería él quien se encargaría de realizar muchas de las portadas de sus publicaciones, como el Periódich Regionaliste Quincenal o el Semanari Valencianiste de dichas organizaciones, así como de preparar la escenografía de sus celebraciones más destacadas. En 1914, por ejemplo, engalanaba el Teatro Eslava para el notable Acte d'Afirmació Valencianista que unía a diputados, regidores y representantes de las sociedades simpatizantes con el entonces incipiente valencianismo. El local aparecía decorado con «guirnaldas y escudos de Valencia», «banderas valencianistas rodeadas de follaje» y un telón sobre el que tres figuras femeninas representaban a las tres provincias valencianas, avanzándose la de Valencia con «la Señera» en la mano.
(Lea el artículo completo en el número de agosto de la revista 'Plaza')
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