VALENCIA. Los pequeños ahorradores andan con la mosca tras la oreja tras las malas experiencias -no pocos- con las celebérrimos obligaciones subordinadas y participaciones preferentes emitidas por las entidades financieras antes de la crisis.
Además, con la caída en picado de los tipos de interés, que ha pasado factura sobre los depósitos bancarios y las Letras del Tesoro, se ven obligados a buscar nuevos activos para rentabilizar sus ahorros. Y para ello cada vez son más los que buscan los profesionales más cualificados para conocer las mejores opciones y, lógicamente, recibir buenos consejos de inversión.
En este sentido, EFPA España, entidad independiente dedicada a promover el desarrollo de la profesión de asesor y planificador financiero en España -afiliada a EFPA Europa-, ha elaborado un documento que recoge algunos 'trucos' que ayudarán a un cliente particular a elegir el mejor asesor financiero.
Un perfil, unos productos. Un buen asesor financiero debe conocer perfectamente el perfil de su cliente (riesgo, capacidad inversora, situación personal...) y nunca le recomendará productos que no se adapten a sus necesidades.
Sin prisas ni presiones. Un asesor financiero responsable no apremiará a su cliente para que firme algo de lo que no está totalmente convencido. Una frase como 'la oferta de este producto termina mañana' debería despertar las alertas del inversor.
Información por escrito. Un asesor responsable y ético le facilitará a su cliente toda la información del producto financiero por escrito, para que pueda estudiarla y revisarla con calma: posibles comisiones, las penalizaciones, los cargos, las tasas de interés, los riesgos..
Varias alternativas para el cliente. El asesor no se empecinará en ‘colocar' ciertos productos. Si el cliente no está convencido, se le pueden proponer varias alternativas acordes con su perfil y siempre aclarando las ventajas e inconvenientes que entraña cada opción.
Asesor cualificado vale por dos. Un asesor debidamente formado puede suponer una gran diferencia económica para el inversor, al optimizar sus decisiones y evitarle decisiones de ahorro equivocadas.
Lenguaje sin tecnicismos. Un asesor personal debe ser capaz de explicar sus recomendaciones financieras en un lenguaje correcto, pero que el cliente entienda y no escudarse en tecnicismos para obviar otros aspectos.
Responsabilidad compartida. Es recomendable que el cliente se interese por el fomento de su cultura financiera. Al fin y al cabo, será el que tome la última decisión de inversión, después de conocer las distintas alternativas que se le presentan.
Actualización constante. El asesor financiero debe estar al día de todos los movimientos del mercado y tenerlos en cuenta a la hora de proponer las mejores alternativas de inversión a su cliente.
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