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VALENCIA. Pocos son los padres que, en verano, se libran del ritual de llevar a sus hijos al cine (eso, cuando no les toca también con cargar con algunos de los de sus amigos) y la animación siempre es una apuesta casi segura. A veces, caso de Del revés, disfrutan más los mayores que los pequeños; en otras, el placer es a parte iguales (caso de Los Minions). La tercera categoría es la de títulos 100% infantiles en los que, por lo menos, los padres no ven su inteligencia insultada. En esta categoría entra Trueno y la casa mágica.

La historia cuenta las desventuras de Trueno, un gato al que han echado de casa y que tiene la suerte de que lo rescate un viejo ilusionista que vive rodeado de sus trucos. Pronto, el minimo se convierte en su preferido y el resto de los habitantes del lugar empiezan a conspirar contra él para quitárselo de en medio. Pero llega una amenaza que los unirá a todos: los hijos del mago quieren vender la casa y ellos se encargarán de impedirlo.

A favor de La casa mágica ya que decir que la factura es muy correcta y, aunque no llega a la genialidad de Pixar, el resultado es mucho mejor de lo esperado si tenemos en cuenta que estamos ante una producción belga. Poco conocido en nuestro país (en realidad, nada) el director Ben Stassen es un  veterano que lleva a sus espaldas títulos como Castillo encantado, Las aventuras de Sammy o African safari, todas ellas con buenas críticas en su país.

Uno de los puntos fuertes de la cinta es su apuesta por el mundo de la prestidigitación, al que el director sabe sacar buena punta para algunos de los gags. A eso hay que añadir una voluntad de hacer ‘cine de autor', es decir la búsqueda de una atmósfera muy adecuada para la historia que quiere contar. Por último: su mensaje en el que defiende la amistad y la honestidad para hacer frente a los desafíos de la vida. No es original, pero se agradece.